Sabía desde hacía más de un mes que él se iría. La había llamado, y con su acostumbrada manera de decir las cosas, le había soltado, que se iba a trabajar ¡¡¡¡a la otra punta del mundo!!!!
-En un mes, toda mi vida va a cambiar! Tengo tanto por hacer antes de irme! Bueno nos vemos esta noche, ¿no?
Y colgó sin esperar respuesta, otra vez, como siempre. Y ¿para qué? Si sabía que siempre iba a estar allí.
Hoy era el último día, y su cabeza no paraba de girar. Se debatía irrefrenablemente, entre decirle lo que sentía por él, o callarse, como había hecho hasta ahora, y tragarse todos esos sentimientos, no correspondidos que la llenaban por dentro, pero que al mismo tiempo la hacían sentir vacía y hueca, como una pared de cartón. No le quedaba mucho tiempo. Tal vez inconscientemente lo había dejado para el final, porque si se lo decía y no resultaba como esperaba no tendría que volver a mirarlo a la cara en mucho tiempo:
-En un mes, toda mi vida va a cambiar! Tengo tanto por hacer antes de irme! Bueno nos vemos esta noche, ¿no?
Y colgó sin esperar respuesta, otra vez, como siempre. Y ¿para qué? Si sabía que siempre iba a estar allí.
Hoy era el último día, y su cabeza no paraba de girar. Se debatía irrefrenablemente, entre decirle lo que sentía por él, o callarse, como había hecho hasta ahora, y tragarse todos esos sentimientos, no correspondidos que la llenaban por dentro, pero que al mismo tiempo la hacían sentir vacía y hueca, como una pared de cartón. No le quedaba mucho tiempo. Tal vez inconscientemente lo había dejado para el final, porque si se lo decía y no resultaba como esperaba no tendría que volver a mirarlo a la cara en mucho tiempo:
-Cobarde- se decía cada día al levantarse y aguardar, mientras se mordía la lengua una y otra vez hasta hacerse sangre.
Era el gran día. Ya no quedaba más tiempo. Tenían una cita a las cuatro para tomar café. Le gustaba pensar que la última tarde se la iba a dedicar a ella.
Pero no sabía que aquella suposición no era del todo cierta.
Cuando apareció en la cafetería, con su mejor sonrisa, desprendiendo luz por donde andaba, tanto así que antes de llegar varias personas habían vuelto la cara para verla caminar, con su aire de princesa, flotando por encima de la tierra y del común de los mortales, encontró una cruel escena.
Ella, estaba allí. Aquella mujer a la que odiaba profundamente, de una manera insana, incluso, estaba abrazada a él lagrimeando sobre su hombro. Pero su ira no fue contra ella, no, esta vez no, la había odiado todo este tiempo, y sabía que lo que realmente odiaba era que él no pudiera despegarse de su cuerpo. ¿Por qué no podía ver, como lo trataba? ¿Por qué no se daba cuenta, que era ella la que siempre estaba allí para apoyarlo? ¿Por qué...?
Sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, y antes de que pudieran verla en ese estado, dio media vuelta y salió corriendo. Todo el embrujo había desaparecido. Aun hubo alguien que se giró a observarla, pero solamente, porque sentían curiosidad por esa mujer que lloraba como una colegiala, por mitad de la calle.
Sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, y antes de que pudieran verla en ese estado, dio media vuelta y salió corriendo. Todo el embrujo había desaparecido. Aun hubo alguien que se giró a observarla, pero solamente, porque sentían curiosidad por esa mujer que lloraba como una colegiala, por mitad de la calle.
Llegó a su piso y el corazón le bombeaba como una máquina a punto de explotar. Sus ojos le ardían, parecía que las lágrimas que salían de ellos eran de fuego y sal. Sus venas palpitaban en sus sienes, en sus brazos, en su cabeza, incluso en sus piernas, era pura agitación. Era... ira.
Estaba tan furiosa, tan enfadada, tan... decepcionada, tan dolida, tan triste, tan enormemente triste. Mientras comprendía la verdad de sus emociones se fue calmando, lenta, progresiva, extrañamente. Su cuerpo no reaccionaba a los estímulos, estaba muerta en vida. Agotada.
Entonces sonó el timbre de casa. Una, dos, tres veces, pero su cuerpo no obedecía, cuatro, cinco, seis. No supo cuentas veces lo escuchó sonar, pero no abrió la puerta hasta que oyó su nombre pronunciado tras ella.
Su voz la revivió, era él. La causa de sus desvelos. Había tardado tanto tiempo, que su cuerpo se revelaba. Era demasiado tarde, no existía el camino atrás. La decisión ya no estaba en sus manos, hacía tiempo que se le escapó, ahora sólo le quedaba lo de siempre, más de lo mismo.
Se levantó y como una autómata abrió la puerta.
Entró. La miró de arriba a bajo, y reparó, era imposible no hacerlo, en sus ojos hinchados, su rostro congestionado, su maquillaje deshecho. La interrogó por el motivo de su aspecto, y ella, experta en disimular, dijo:
- No es nada- y sonrió como sabía- simplemente me ha dado un bajón, al darme cuenta de que te ibas pero nada más, mira que pinta, voy a tener que ducharme, porque esto, no hay toallita desmaquillante que lo solucione-.
Pero no era su mejor mentira y además él sabía que no era cierto. La había visto en el bar, justo cuando se giraba para irse. Al principio pensó que se había olvidado algo o que salía por algún motivo para regresar después, pero al no hacerlo, su cabeza empezó a atar cabos, y decidió ir a buscarla. No podía creer que no fuera a despedirse.
-No. Si que iba a ir, pero es que me dejé el móvil y tuve que volver- cada vez era más endeble su mentira.
Vio reflejado en su rostro la incredulidad. La miraba como... si... estuviera ¡¡¡decepcionado!!!! No podía ser, encima de todo, tenía intención de recriminarle ¡¡¡su actitud!!!
Fue cuando estalló:
- No sé a que has venido se te veía muy bien acompañado, ¿sabes? ¿Por qué no vuelves con ella?- parecía que iba a contestarle, pero no quería darle la oportunidad, si le dejaba hablar lograría convencerla, incluso hacer que se sintiera mal, y aunque sabía que no era más que una amiga para él, y no tenía derecho a acapararlo, ni a hacerle aquella escena, no podía parar, se le escapaba por los poros de su cuerpo, todo su ser se lo gritaba.
Él estaba desconcertado “¿A qué venía aquel arranque?”. Sólo estaba despidiéndose de su amiga, lo había hecho con casi todos, menos con la energúmena que le estaba gritando en la cara, sin intención de calmarse, y sin motivo.
-Estoy harta, de que vengas a verme sólo cuando necesitas de mi. Cuando algo te ha salido mal, cuando quieres contarme alguna anécdota. Pero jamás preguntas cómo estoy- eso no era cierto, pero ya se sabe que en una pelea siempre se dramatiza un poco- harta de que te creas con derecho de disponer de mi cuando se te antoje, sin tener que dar nada a cambio. ¡¡¡¡Harta!!!!. ¿Y sabes qué...?
En ese preciso instante él la empujó contra la pared, y la apretó contra si, unos segundos, tan sólo unos segundos, calibrando antes de besarla. Un beso, húmedo, rabioso, apasionado, impetuoso y tardío.
Se separó de ella, la miró a los ojos intensamente, y se dirigió a la puerta de la casa. Pero antes de salir dijo:
- Siento mucho que estés enfadada, y que ésta vaya a ser nuestra última conversación. Pero no podía irme sin hacerlo aunque fuera una sola vez. Para esto había quedado contigo en la cafetería, y llevo pensándolo mucho tiempo, pero estaba inseguro, y tu amistad era muy importante, no quería que se estropeara. Pero ahora ya está estropeada...- y salió dando un portazo.
Ella ni siquiera había reaccionado, estaba congelada, como cuando le das al botón de pausa en el reproductor. Intentaba asimilar lo ocurrido, pero su cerebro no quería funcionar.
Mientras su piso se colapsaba de vientos huracanados que reflejaban su estado de ánimo, articuló, en un susurro:
-Cobarde, cobarde, cobarde...- Aunque no sabía si se refería a él o a ella. O puede que a la suma de ambos.
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!
17 comentarios:
pero q malas son las separaciones. la distacia en chunga :(
muak
Para cobardes los que dieron el aviso de bomba ayer en la ciudad de la justicia :)
Llegué aquí llevado de la casualidad y hallé un gran texto,leeré con mas tiempo tu blog.
Un gran blog, enhorabuena, buenas noches
Así de complicadas son las relaciones personales. Hay mucho cobarde suelto!!! Ja ja ja. Un beso y hasta la próxima desconexión.
MIGUELO: De verdad que sí. Sobretodo cuando la distancia existe aunque las personas estén cerca de nosotros.
Besos
CARLOS: Bienvenido al blog! No puedo estar más de acuerdo contigo. Yo también estaba en la Ciudad de la Justicia, menos mal que fue una falsa alarma. No sé quien se beneficia con el miedo de los demás, pero hay muchas cosas que no puedo comprender.
Un saludo
JORDI: Sí que hay muchos cobardes! Demasiados, y ya se sabe que los cobardes sólo se hacen daño a sí mismos
Besos
Parece que los dos se toman las cosas a la tremenda. Con más perspectiva tal vez no fueran tan cobardes
Saludos
Petardilla: Jaajaa, me hace gracia esta historia, eso lo primerito. Me veo un poco en ella, a veces por no arriesgar se pierde más, pero eso se aprende tarde como siempre..., también hay qeu saber arriesgar claro... pero eso es la lotería...puede que toque y puede que no y ocurre que toca poco jajaja. Aunque la aventura siempre es fascinante y el riesgo a veces merece más la pena que el encefalograma plano de una vida monótona... no sé. Unas veces tememos perder algo si actuamos y al final se pierde igual sin hacer nada... asi es la vida, que se le va a hacer. Nunca se acierta, pero me ha hecho gracia... jajaja tipica conducta conservadora jeje ¡¡¡¡más acción!!!!
Besos
MÖBIUS: Sí que dramatizaron un poco verdad? Imagino que sería por tener tanto tiempo y arrugados los sentimientos, que salieron a borbotones.
Besos
PETARDILLA: Te recordó a ti!! )En qué? eso tienes que contármelo.
Es cierto que la aventura puede ser fascinante, y también estoy de acuerdo en que necesitamos más acción!!! Pero es más fácil decirlo que hacerlo, o acaso tú que lo propones, no dices que te sientes reflejada? Aprovecha tu propio consejo!!
Besos
Genial. Gracias por ayudarnos a la desconexión !!!
hola Casti, que intenso es este relato me quede sin respiración.
será un poco de corbadía compartida?
besos
casti que relato mas bonito yo creo que los dos han sido muy cobardes
Ni desconecto ni castigo...
Al parecer, en asunto de cobardías, se inclina la balanza desfavorablemente hacia el lado de los hombres.
Pobrecilla. Espero que encuentre algo mejor...
Creo que ambos tienen su parte de cobardía, una pena, por no atreverse a vivir... un beso, Casti.
Es que el amor es un cuento para valientes...
(Y de cobardes solitarios el mundo está lleno)...
Abrazo.-
El amor es para valientes, para los que se arriesgan... si te sirve de algo, llevo 2 años y pico con una riojana y estoy locamente enamorado, sabiendo de las dificultades que existen cuándo hay 1000 kms. de por medio...y tengo muchos planes con ella...pero claro, hay que arriesgarse...
Un beso, buen post!
ALEXANDER Gracias a ti por desconectarte conmigo.
Besos
CECY: Rotundamente sí.
Besos
MATRIARCA: Sí los dos lo fueron, y lo peor es que ninguno sabía que el otro era aun más cobarde que él mismo.
Besos guapa.
ÑOCO: No sé si se inclina hacia él o hacia ella. La verdad es que los dos se merecen querer a alguien lo suficiente como para arriesgarse lo demás se queda en agua de borrajas.
Besos
CARLOTA: Es tener vida de muertos, no atreverse a vivir la que nos toca.
Besos
TRISTANCIO: Es una grandísima verdad. Además el amor es la recompensa por lo pasado hasta llegar a él, asi que nunca será fácil.
Besos
LUCHETE: Me encanta saber que te arriesgaste ante las dificultades. Espero que a ti y a tu riojana os vaya fantastico en esa aventura en la que ambos apostais con todo.
Besos
Hay que complicado es el ser humano, en general, que trabajo nos cuesta a veces decir lo que sentimos sacar a flote nuestros sentimientos, por el que dira la otra persona, el temor al fracaso, me veo reflejada en este relato, porque a quien no le ha pasado que le gusta a alguna persona, pero no quiere que se entere, y si lo sabe que? no es nada malo y si no siente lo mismo el se lo pierde, no crees? ja, ja, ja. Besos
DARLING Cuando se llega a ser grandes amigos la cosa se complica siempre y hay alguno al que le importa más la amistad y su posible perdida que la posibilida de que salga bien
Besos
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