El dardo voló atravesando la ventana de papel de arroz
en la que se recortaba la silueta de la sirvienta, clavándosele en el cuello.
El veneno la paralizaría en pocos segundos sin poder dar la voz de alarma.
Una sombra se coló dentro de la
habitación y arrastró el desvanecido cuerpo tras el biombo; desvistió a la
sirvienta y se puso su ropa.
Al poco se abrió la puerta y la señorita
Mizuki se quedó mirando a la intrusa sin ser capaz de traspasar el umbral. La
sirvienta hizo una reverencia y se presentó:
―Soy Ryu, me envía su futuro esposo para
que la ayude a prepararse para la boda.
―¿Qué le ha pasado a Mei?
―La dispensaron de hacer este trabajo.
―No, quiero…
―No tenemos mucho tiempo señora, si no
empezamos ahora llegará tarde a la boda y no será bueno para usted ni para su
padre.
Parecía que aquella mujer había leído en
su expresión las ganas que tenía de huir de la boda, como les gustaba llamar a
su condena, que tenía más de transacción que de ceremonia. No era más que una
mercancía que había sido vendida, no sabía si por las deudas de su padre o por
sus intereses políticos, puede que por las dos; no se le permitía conocer los
motivos por los que iba a casarse con el Gran Señor, aquel viejo que poseía la
mitad de la ciudad; legal o ilegalmente, todo pasaba por sus manos. Tenerlo de
yerno solo beneficiaba a su padre.
Pensó quitarse la vida antes de la boda,
pero no la perdían de vista desde que se comprometió. Estaba claro que no
engañaba a nadie con su falsa sonrisa y ahora que su futuro marido le mandaba
aquella espía sabía que a él tampoco lo había engañado. Su último recurso, su
ama de cría, acababa de desaparecer, solo le quedaba aguardar su destino.
Ryu tenía todo preparado: el kimono de
boda, el maquillaje, los adornos para el pelo, las esencias, cada pieza que se
colocaba era un paso hacia una muerte en vida. El kimono pesaba más que nunca,
era azul y dorado y le daba un toque fantasmal a su blanquecino rostro, el
pecho perfumado con almizcle para la noche de bodas, como si fuera una
cortesana (había sido una petición del Gran Señor). No pensaba llorar, por muy
humillante que resultara que esa mujer estuviera restregando aquella esencia
contra sus pezones.
Pieza a pieza el kimono se ajustó a su
cuerpo, las mangas hacían un susurrante sonido al rozar el suelo, era lo único
que podía oír a pesar de la incesante charla de su odiosa ayudante. El pelo
recogido y adornado con un kanzashi de
jade regalado por su padre, con el dinero que tenía gracias a esa boda, pero ni
todo el jade del mundo podría compensar aquella traición.
Ryu estaba terminando de maquillarla,
algo de color en las mejillas, labios rojos como pétalos que destacaban sobre
la base blanca. Pura, como una flor,
así se lo habían repetido día a día; hasta hoy, pero en el ambiente había de
todo menos pureza, aquel maquillaje no era más que una falacia bajo la que
ocultar la inmundicia que la llevaba hasta allí. Mentirosos, manipuladores,
¡viles!
Ni siquiera le quedaba el consuelo de
pensar que aquello sería lo peor, aún quedaba mucho más.
―Señorita, el palanquín del Gran Señor
está llegando, debe estar preparada ―le anunció el guardia de la puerta.
―Entendido, sal―. El pecho se le aceleró
involuntariamente, no quería parecer débil o asustada, pero no podía evitarlo,
estaba a medio camino entre el grito y el silencio ahogado en el filo de su
garganta.
―Señora, señora ―llamó su atención la
sirvienta―. Ahora que estamos solas debo decirle algo… Puede acabar con esta
situación si lo desea ―tanteó.
La novia la miró con la incertidumbre
reflejada en el rostro.
―Lo digo en serio, es la única que puede
salvarse a sí misma de todo esto.
―¿Qué estás diciendo?
―Debe acabar con él ―dijo cambiando la
dulce expresión con la que había ocultado la dureza de su mirada. Sus ojos eran
los de una asesina, hielo.
―¿Quién eres? ―preguntó al comprender lo
que le proponía.
―No hay tiempo para esto. ¿Quiere unirse
a ese hombre, es lo que quiere?
―No sé de qué me hablas ―dijo
retrocediendo con torpeza por el peso del kimono.
―Claro que lo sabe. Le hablo de matar al
Gran Señor, y sabe que quiere hacerlo.
―Yo…
―Aún no ha gritado pidiendo ayuda y ya
debe de suponer que no soy quien le he dicho ―la novia aún no sabía cómo reaccionar
―Déjese de dudas, el guardia volverá en cualquier momento para llevarla a su
boda, ¿irá sumisa a ese destino?
―No, pero es que…
―Ahora escuche ―la interrumpió sacando
un frasquito del interior de su kimono amarillo―. Estos polvos son un potente
veneno, solo tiene que espolvorear con ellos los dulces de la noche de bodas,
hará efecto esa misma noche. Mañana será una mujer libre ―la animaba mientras
posaba la mano en su hombro. Sin darse cuenta la falsa sirvienta se había
acercado a ella y dejaba caer el frasco del veneno en su mano para cerrársela
después.
>>Su destino está en esa mano,
solo depende de usted, haga con él lo que quiera. No deje que los demás lo decidan.
Si toma la determinación de hacerlo, mañana al amanecer le facilitaremos una
ruta de escape.
―¿Qué, tengo que irme, y qué pasa con mi
familia?
―¿Se refiere al padre que la ha vendido?
―suavizó el tono cuando vio el dolor que eso le afligía―. Será sospechosa tras
la muerte del Gran Señor, no puede quedarse.
―¿Qué sacas tú de todo esto?
―¿Yo? Lo mismo que usted, libertad. Ese
tirano está subyugando a todos.
―No puede ser solo eso. Tras él vendrá
otro igual.
―Seguro que no será peor que él. Y
aunque lo sea mi venganza se verá cumplida. Ese monstruo no debería estar en
este mundo, debería vagar por el más allá durante toda la eternidad, sin
descanso. Dígame, ¿va a hacerlo?
No contestó, pero colocó el veneno
dentro de su kimono.
La puerta volvió a abrirse y el guardia
le indicó que era la hora. Asintiendo miró por última vez a la mujer que había
usurpado la posición de su ama de cría y arrastrando su kimono azul y dorado,
oliendo a almizcle y con un nuevo peso en su pecho que le aligeraba el corazón,
avanzó hacía su boda.
Ryu se deshizo de la ropa de sirvienta y
volvió a ponerse la suya, no sin antes acariciar la cicatriz de su vientre
sintiendo de nuevo la pérdida.
¡Hasta la próxima desconexión!
PD. Perdón por la tardanza, el final de año se complicó. Si no os leo antes. Felices Fiestas a todos.
15 comentarios:
Me gusta tu intensidad cuando escribes
tu ternura intensa cuando eres
para mi trasmites todo eso
en tus letras de tu maravilloso blog
Un abrazo
MUCHA: A mí me gusta que te pases a leer con ese buen corazón tuyo.
Besos
Buena historia, me quede con ganas de mas, gracias por mostrarlo, me pasare a leer los demas. Abrazos
Buena historia, me quede con ganas de mas, gracias por mostrarlo, me pasare a leer los demas. Abrazos
Anastisha: Siempre que quieras. Bienvenida.
Un abrazo.
Ryu engaña a la acomplejada novia, esos polvos no es veneno, es viagra y asi la malefica domestica quiere castigar el abandono del Señor.
Besos
Chaly, Solo tú podrías pensar que dándole viagra lo castiga a él jajajaja. Menuda manera de interpretar la historia (me encanta jajaja)
Besos
La cicatriz es la clave,supongo :)
Y supongo que habrá continuación...
Beauseant: Pues sí, y no sé. Yo creo que está acabada ;p
Besos
Delicioso enredo oriental. Será mi vena minimalista que se rebela y por eso me gustan esos ritos exóticos de ceremonias, maquillajes imposibles y atuendos enrevesados.
Me recordó a la pelí francesa "Les diaboliques" Dos mujeres vengándose del mismo hombre, uf terror del bueno.
Que tengas unas Felices Fiestas y que en el año nuevo consigas alguno de tus sueños.
Un beso,
Tesa, gracias. ¿Compartimos el gusto por lo asiático? Felices fiestas para ti también y que sea un hermoso año, que te sorprenda.
Un beso
Eres genial !!! Me ha encantado.
(Hay que ver lo que da de sí una cicatriz)
Como siempre, resuelves los finales de un plumazo, sin necesitar complicadas explicaciones.
Un beso, sin desconectar todavía.
Y aprovecho para decirte lo clásico, que sí ésto, que sí lo otro, que sí así, que sí asado... todo complicado para desearte que seas feliz, con o sin fiestas, con o sin cambio de año...
· LMA · & · CR ·
¡¡¡¡¡¡Ñoco!!!!!!! Bienvenido a casa. Te eché de menos. Gracias por tus palabras. Cicatrices a nosotros, bah, nos sobran :p.
Robándote un poco las palabras, que seas feliz este año y todos los que estén por venir. Nos leemos en el 2016, pero no será el final.
Besos
Bonito relato. Bien estructurado. Entretenido. Detalles de la vida.
Un abrazo.
Ernesto: Bienvenido a mi rincón de encuentros. Feliz de que encontraras algo que te gustara. Será un placer tenerte por aquí siempre que te apetezca.
Un abrazo.
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