Escribí una carta que jamás
llegué a mandar, la escribí a mano, con un bolígrafo rojo, como la pasión que
impulsaba mi trazo. La escribí y la guardé bajó siete llaves, bueno más bien
bajo unas cuantas libretas, portafolios y cuadernos. La enterré.
Sepulté el sentimiento que me
obligaba a escribir, insatisfecha con el resultado, cobarde ante las
perspectivas de que fuera leída. Muerta de miedo.
Años después la he encontrado por
casualidad, buscando, no sé, cualquier cosa que ahora no ocupa mi mente. La he
leído con ojos renovados que, extrañamente, aún son los míos y ni siquiera me
molesto en recordar la cara a su destinatario. No me reconozco ni en el trazo,
ni en la forma, ni en la pasión, ni en el dolor que desprende. Mis sentimientos
se han amansado y he perdido mi brillo. Puede que hiciera aterrizar mis sueños
para poder alcanzarlos, y así los hice más pequeños, más mundanos, me hice más
conformista, más pragmática, menos soñadora. Pero aun sabiéndolo, aun teniendo
la certeza de mi cambio, la coraza no se rompe por una carta de esos años en
los que cada canción parecía dirigirse a ti, una carta no te hace despegar. Si
eres como yo, leerás la carta, sonreirás con esa media sonrisa que ponen los
cínicos ante los ingenuos, pondrás tus ojos en blanco ante su simpleza y te
burlarás de lo importante que te parecían aquellas estupideces de esa etapa de
la vida, la doblarás pero ni la romperás ni la tirarás; la ocultarás bajo
el peso del discurrir de los años y la desviación de ti mismo, como un tributo,
como un recuerdo que pronto olvidas, hasta que desempolves de nuevo ese cajón
cuando algo te arrastre a la necesidad de rebuscar en el pasado, para saber
cómo llegaste a este presente.
Hasta la próxima desconexión.
15 comentarios:
Conectando... algo rojo tenía que haber en el blog y ha llegado con toda la fuerza imaginable.
El tiempo lo cura todo, y yo digo que el tiempo no cura nada. Recobrar esos trazos no es más que tener la oportunidad de hacer una ajuste con el pasado para después volver a ocultarlo todo, que es lo sano, hasta que se vuelva a necesitar, que el cuerpo nos pide cosas raras, a veces.
Que bien lo escribes.
Un abrazo
· LMA · & · CR ·
Ñoco: Ay que ver como me conoces. El comentario sobre el rojo me ha llegado al corazón (;p) Y coincidimos en eso de que: "el tiempo no cura nada". Espero seguir ajustando cuentas con el pasado de forma sana. Gracias por tu comentario
Besos de cristal.
Yo hubiera actuado de igual forma que la protagonista de tu relato.
Tracy: Posiblemente el 80% de todos nosotros.
Besos
¿Quién no ha escrito una carta a mano que nunca mandó?…
Y tienes razón que escribir de esa manera, tan tuya, tan nuestra, supone “aproximar” los sueños, aterrizarlos, para cambiarnos.
Hay dos cosas que destacan especialmente… La coraza que no se ha roto. Y que las nuevas canciones no suenan como antes. ¿Por qué ambas cosas? El agua que ya pasó por debajo del puente no puede atajarse, si bien puede quedarse en el recuerdo, pero la que pasa ahora es lo único real… y está sucediendo constantemente!
Un abrazo.
Ernesto: Que bonito comentario. Y sí, no cabe el regodeo en el pasado que impida apreciar el presente. Solo son esos momentos donde uno toma conciencia de lo que fue, podría haber sido y ahora es. Ni malo ni bueno, solo "ajustes de cuentas con el pasado" como dijo Ñoco.
Un beso
En algún lugar guardo cartas recibidas hace muchos años. ¿Por qué no guardar las no enviadas? Continuamente todo cambia pero ellas están ahí para hacernos ver que el río sigue y el agua siempre es distinta. Un beso.
Mara Interesante punto de vista. Tanto cuentan de nuestro pasado las que se recibieron como las que no se mandaron
Besos
Qué bonito lo cuentas, ese reencuentro con quien fuimos que nos hace sonreír las más de la veces, que nos hace asombrarnos otras y que, en muy contadas ocasiones, nos reconocemos y nos añoramos.
Hace poco, rompí un diario y cartas que leídas fuera de contexto podrían provocar reacciones adversas en personas que amo.
También encontré una de esas cartas que no envíe, y sonreí, que lejos estaba esa chiquilla impulsiva que necesitaba a toda costa curarse de un desamor.
Guardé la carta, quizá para uno de esos momentos tontos que me entran donde me gusta visitar el pasado, al que sólo suelo volver para comprobar el camino recorrido.
Soy adicta al presente.
Un beso, a la espera de tu próxima conexión.
Tesa: Romper un diario, no sé si podría. Me encanta mirar la "visión" que tenía en cada momento de la vida. Me encanta que te reconozcas en el texto.
Un beso grande.
Me gusta tu escrito y mucho
El otro dia escribí un email que no mandé.
Me hubiera encantado mandarlo
pero no valia la pena
Tus palabras un Romance con vos y tus letras
Recomendar: Seguramente fue una opción acertada.
Gracias por tus palabras y por leerme.
Un beso
En realidad el tiempo, la experiencia y todas esas cosas que creemos que nos hacen madurar sólo nos hacen más viejos. Envolvemos nuestros fracasos en el engañoso papel de la experiencia y nos creemos que hemos aprendido algo...
Beauséant, al menos intentemos aprender algo. No quiero pensar que sigo igual que a los quince años (al menos no en todo, aunque extraño un poco también algunas cosas de esa edad)
Besos
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