Como cada mañana cojo el tren de
cercanías, voy a trabajar. Es una bonita mañana, no tiene nada especial pero
estoy de buen humor.
Me subo al tren, son cinco
paradas hasta mi estación. Me pongo los auriculares y escucho la primera
canción del día, vendrán muchas más.
Todo se oscurece, el día se torna
noche en un segundo, salgo disparado de mi asiento y me encuentro desparramado
en el suelo del vagón. Mi mano aún se aferra al móvil, no puedo verme las
piernas, estoy bocabajo. Sé que parte del cuerpo de alguien ha caído sobre mí,
pero es imposible saber quién es. Oigo como si estuviera bajo el agua, todo me
retumba. No puedo sacar la mano izquierda de debajo de mi cuerpo. No sé qué
hacer. Esta inmovilidad me está poniendo nervioso. Me cuesta respirar, sé que
debo calmarme. Hiperventilo. Si sigo así me desmayaré. No quiero hacerlo,
necesito dar a conocer que estoy aquí, que aún respiro.
No sé si tengo algo roto pero no
siento dolor, sólo no puedo moverme. ¿Qué hago? ¿Qué ha pasado? La persona que
me aprisiona no se mueve, no percibo nada en él o en ella. Eso me asusta aún
más, y pido que no esté muerto.
Tengo mi móvil, sólo llamaré al
911 o a un amigo, o quizás a mi familia. No, a mi familia no. No quiero
llamarlos desde aquí. Pero en realidad, no quiero hablar con un extraño.
Empiezo a tener sueño, no sé por
qué me estoy durmiendo. Siento frío. No debe ser nada bueno. Necesito mandar un
mensaje, llamar a alguien. No quiero dormirme, la oscuridad ahora me da miedo.
No tengo cobertura,y tengo tanto sueño.
Este móvil me costó seiscientos
euros, ¡¿Cómo es posible que no sirva?! Se me cierran los ojos y lo último que leo es “Conectando…”
Abro los ojos. Desorientado.
Asustado. A mi alrededor tubos y pitidos que me recuerdan que estoy vivo. La
policía está a mi lado, me preguntan, respondo lo poco que sé y lo mucho que
recuerdo. Los sonidos retumbando en mi cabeza, el peso muerto
sobre mi cuerpo, y sobre todo recuerdo mi miedo.
-
¿Cómo me encontraron?
-
Cuando su familia se enteró del accidente llamó
a emergencias, dijeron que su móvil, tenía GPS.
Se marchó, sin más. Me giré sobre
un costado y lo cogí, ahora se podía leer… “Conectado”.
¡Hasta la próxima desconexión!
4 comentarios:
Al menos, algo va bien. Al parecer, el boquete abierto anteriormente ha servido para que las conexiones, con o sin error, hayan recomenzado.
Triste historia si te gastas 600 euros para que diga, conectado.
Como siempre, un excelente relato.
· un beso
· CR · & · LMA ·
Hola Ñoco.
Tuve que recobrar a la musa que se me escapaba apretada entre las manos.
Gracias por pasarte, siempre un placer tenerte en ésta, tu casa.
Besos
Hola Casti. Has vuelto con fuerza y yo me alegro. Estupendo relato.
Un abrazo.
Hola tetealca.
Gracias por pasarte. Y por comentar
Un beso
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