domingo, 9 de octubre de 2011

BARRERAS



"Corría escaleras arriba, desesperadamente, parecía no percibir que cuando llegara a la cima sólo tendría dos opciones, o dar la vuelta y regresar al mismo punto, o saltar al vacío"



La profesora dejó de leer, y preguntó a sus alumnos:


-¿Qué pensaís que nos quiere decir este párrafo?



Dos alumnos levantaron las manos.


- Que alguien perseguía al personaje principal e intentaba huir de él, pero no iba a tener demasiada suerte...



-Yo creo que es el anuncio de un suicidio. Para mí que es alguien desesperado que quiere salta.



La profesora miró a sus jóvenes alumnos y sonrió.



- ¿En qué lugar del texto se menciona a un perseguidor?


El segundo alumno sonreía, pensando que su conjetura había sido la acertada y se regocijaba en su victoria.


- ¿En qué lugar del libro se dice que la escalera sea tan álta como para suicidarse?



- ¿Y si os dijera que es un niño pequeño, que asciende las escaleras del portal de su casa, mientras juega, para saltar una y otra vez desde la más alta al suelo?



-La imaginación es algo precioso. Algo que no debéis perder jamás, pero hay que tener cuidado de no confundir la imaginación con las "barreras mentales". Pensamos que algo debe ser como creemos y no movemos un ápice de nuestra mente, para ver una nueva posible versión de los hechos.



No dejéis que vuestras "barreras mentales", os conduzcan por la vida como un caballo de feria. Con los ojos tapados a las posibles alternativas.



Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!



PD Hace mucho que no pasaba por mi propio blog imaginad lo que hace que no paso por el resto. Pero hoy me desperté pensando en lo que yo llamo "barreras mentales" y quise compartirlo.


Un saludo a todos.

domingo, 17 de abril de 2011

ÚNICA RESPUESTA



¿Cuándo lloraste por última vez?
¿Cuándo me has herido por última vez?

¿Cuándo limpiaste tus lágrimas por última vez?
¿Cuándo me hiciste llorar por última vez?

¿Cuándo has odiado por última vez?
¿Cuándo me has hecho odiarte por última vez?

¿Cuándo has reído por última vez?
¿Cuándo? Tal vez ahora.

¿Ahora?
Ahora, que te miro a los ojos y la ironía del momento desborda mis labios.

¿Por qué?
Porque acabo de descubrir que cuando alguien lo es todo para ti, todas tus respuestas se convierten en una sola. Es tan aterrador, y tan simple al mismo tiempo.

¿No lo ves? ¿No ves cómo sonrío? ¿Acaso no ves la ironía? Esta es mi respuesta a tus preguntas.

Hasta la próxima desconexión!!!

domingo, 16 de enero de 2011

16 DE ENERO


El mismo bar, distinta gente, cada año diferente.

Aquellas mesas redondas de manera, con sus sillas a juego, tan “al oeste”. Era el mismo bar, tenía su mismo encanto. Suelo de madera, barra de madera, todo un clásico, como lo que ocurriría esa noche, ¿cuántos 16 de enero habían pasado? ¿10? Posiblemente algo más.
Subió a la tarima, por supuesto también de madera, conocía hasta el crujir de cada una de las tablas.

Ajustar los detalles, el amplificador, el micrófono, las luces. El dueño del bar que lo mira, desde detrás de la barra, entre sonrisas cómplices, son muchos años, muchos 16 de enero. ¿Pero desde hace cuántos algo no va como siempre? Sabe muy bien desde cuándo y también qué es lo que falta.

Al lado de su taburete, hay otro exactamente igual, con otro micrófono... bueno, sólo el pie. Este año el micro no está, otro detalle que es diferente.
¿Qué habrá sido de ella? ¿Aún recordará esos momentos compartidos, sobre las tablas, esas letras que componían en los efímeros descansos? ¿Se acordará de las melodías que extraían de sus risas y sus penas?

Todo está listo.

Hace un pequeño guiño al camarero y como por arte de magia, esa que irradia la música, que es parte de ella, se apagan las luces y se enciende un único foco que le convierte en el protagonista de su propia vida inventada.
Siempre aquel sentimiento, aquella sensación de que sobre el escenario se crea un mundo aparte sólo para él.. (sólo para ellos)
Comienzan los primeros acordes. El corazón se acelera, la voz preparada, las memorias que se agolpan, la emoción contendida, y ... el primer verso que se escapa de su boca, como un lamento...
El sentimiento sigue ahí, intacto, pero algo solitario, algo triste, pues la segunda voz no lo sostiene, no lo ampara, la segunda voz (su segunda voz)

De pronto, un nuevo foco se enciende y tras la barra del bar, antes a oscuras, aparece nuevamente con su rostro iluminado no sólo por los focos, sino por esa alegría de volver a cantar aquella canción, la música tenía ese efecto en ella.
Avanza despacio entre las mesas hasta alcanzar su sitio, junto a él, creando su mundo exclusivo, alejados de todos, solos.

No ha perdido ni un poco de su encanto, su rostro no ha sufrido la más mínima variación, no pierde el ritmo, sigue siendo la armonía perfecta. Su garganta, sin embargo, parece que ha perdido fuelle pero la emoción suple a la técnica. Cómo no estar extasiado después de encontrarla de nuevo... después de...

Juntos avanzan por la letra como el que recuerda un bello sueño. La canción está llegando a su fin (y este año no quiere que acabe) El aniversario va a finalizar, el colofón... y ... ¡Aplausos!
Las luces a punto de encenderse, se gira mira hacia la izquierda y la sonrisa se le congela en la cara.
Ella está allí, tan frágil, tan pálida bajo aquel foco que la ilumina, tal vez demasiado, le dedica una última sonrisa, no sólo con sus labios, sino con sus ojos, que siempre fueron capaces de sonreír, y que tanto le gustaban.

Tras un breve instante, justo antes de encender las luces, se desvanece convirtiéndose en pequeños granos de arena, desplazados por el aire, como una pequeña tormenta del desierto, y el taburete queda de nuevo vacío, solo, triste, al igual que él. Vuelve el sentimiento de pérdida.

Ya no escucha los aplausos, no ve las caras de los clientes... Se acerca al taburete, posa su mano en el asiento y está cálido... pero aun así no hay nadie. Es hora de dejar de acudir a aquel bar, estaba a punto de cruzar la línea. Desde esa noche que desapareció sin dejar rastro, ...ya no podía aguantar más no saber nada de ella, eran demasiados años de espera, se estaba volviendo loco... aun la veía con 20 años, nada había cambiado, no dejaba que el tiempo pasara...

Se giró de nuevo, recogió las hojas con las letras de las canciones, que siempre preparaba por si olvidaba algo (otra mentira, en el fondo sabía que las llevaba por si ella regresaba a "su bar" y no era capaz de recordar las canciones) Pero de pronto, entre ellas, había una nueva canción, una que no había escrito él, una que nunca había visto, una.. firmada por ... y el título...

DON´T SAY GOODBYE


¿Es posible que los recuerdos sean egoístas, y que no estén de acuerdo con ser olvidados? ¿Es posible que nos golpeen cuando estamos desarmados y nos hagan caer de nuevo al abismo? ¿Es posible vivir entre recuerdos por más de 10 años?
------------------------------------------------------
(La historia, en parte, está influenciada por las canciones que suenan en el reproductor, son de un grupo de Corea que se llama CN Blue, por si alguien está interesado)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!