martes, 23 de diciembre de 2008

JAPÓN. DICIEMBRE DE 2008






JAPÓN diciembre de 2008. De noche, en mitad de la calle, bajo una lluvia torrencial, presencio la escena que paso a relatarles. Dos jóvenes se miran frente a frente y se exponen sus contenidas verdades, ya no queda más tiempo, es el momento:
-Debes casarte con ella. Te quiere, y tu familia lo aprueba, es bueno para ambos.
-¿Has estado con él?
- ¿Con quién?
- Lo sabes.
- Sí. Yo debo casarme con él, tengo que hacerlo. Él me quiso desde el primer momento. Será lo mejor (es más fácil así, para mí) Y además te dejaré tranquilo, tal como siempre quisiste (lo lograste)
-¡¡¡¡¡¡Entonces ¿le quieres?!!!!!!
- ¡¡¡ Por supuesto¡¡¡ Él siempre me amó.
-¡¡¡¡Él te quiere, ¿por eso debes quererlo tú, es así de simple?!!!!
-¿
Qué tiene eso de malo?
-¡¡¡No tiene nada de bueno!!!
-Al menos es mejor que yo, que me aferro a un hombre que no desea estar conmigo, que no peleará por mí. Un hombre que nunca me ha querido... (que no me quiere)
¡Ocúpate de tu futuro con ella, de tu próxima boda, y déjame en paz! Ya tomé mi decisión. ¡No sé que puede importarte lo que pase entre él y yo! ¡No tiene nada que ver contigo! ¡¡¡¡¡Nada que ver!!!!!
Se giró y salió corriendo, pero él la alcanzó, y asiéndola por la muñeca la obligó a darse la vuelta hasta quedar frente a él y acercó sus caras:
-¿Cómo que no tiene que ver conmigo? ¡Tú me quieres a mí! ¡¡¡¡No puedes querer a nadie más!!!!
-Tú siempre tan seguro de ti ¿por qué eres así?
(Pero esta vez ella no estaba en lo cierto, no era una afirmación, ni una orden, sino que realmente se trataba de una súplica, un lamento, su agonía y miedos expresados en pocas palabras y ella se rindió a la evidencia)
-¡¡¡Sí, te quiero a ti!!!! ¿Pero que quieres que haga?¿Qué quieres de mí?
- Yo... yo... ( y la besó, de improviso, sin vacilar, sin pensar, sin poder evitarlo)
-No, no lo hagas. No te enamores de nadie más (y la abrazó, mientras ella intentaba entender lo que acababa de suceder. Tanto tiempo aguardando, esperando y al fin había ocurrido, o ¿era un sueño? Y se desplomó)

Dejó de escribir la novela en aquel preciso instante. Debía decidir como continuaría la historia, aunque debía eliminar el desmayo de ella, este personaje se desmayaba cada dos por tres, aun no lograba entender por qué, o no quería saberlo. Había vuelto a ocurrir. Aun sentía la opresión en su muñeca, y la marca de sus dedos continuaba siendo visible, sobre ella. Su corazón estaba acelerado y sus ojos húmedos, incluso su ropa parecía mojada. Podía sentir el beso en sus labios y el sabor de su amor, su piel erizada y su conmoción general. Había ocurrido de nuevo, su historia saltaba del papel para envolverla o tal vez ¿era ella la que saltaba a la historia? No lo sabía, no podía saberlo, no quería saberlo.
Lo único de lo que estaba completamente segura era de que su protagonista estaba locamente enamorada, porque ella también había caído rendida a su rudeza, a su pose firme y sin fisuras a su máscara, que poco a poco había ido resquebrajándose, hasta llegar a ese justo punto.

La historia la había atrapado, pero aun no sabía como terminaría... (pero aquella foto aquella mujer vestida con el kimono de su familia, le hacía sentir algo extraño, algo familiar... tal vez...)


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!

PD Parte de esta escena está sacada de una serie taiwanesa 惡作劇之吻.

viernes, 5 de diciembre de 2008

MINI VACACIONES ILUMINADAS !!!!!!!!!!!!!!!!!!!


Este viernes me voy a Madrid, volvemos el lunes por la noche. Quiero ver la ciudad iluminada, he estado varias veces, pero nunca en esta época del año. Me apetece desconectar, antes de sumergirme en las festividades navideñas y familiares. Iremos a algún teatro, pasaremos por la exposición de Egipto, puede que incluso por la de star wars, por qué no? Es tiempo de curiosear, y de compartir con los amigos. Con con ellos viajo, y con ellos me encontraré allí. Compartir habitaciones, rutas de carretera, comidas y salidas nocturnas. Sí, realmente, va a ser divertido.

Nos quedaremos en algún hostal en la zona de Gran Vía, así que los que queráis, sois bienvenidos, pasaros a vernos, cuantos más mejor!!!!!!


Debido a esto, y a que cuando vuelva tengo un examen, no podré actualizar esta semana así que esperadme que vuelvo enseguida y con más energía!!!!!!!!!!!!!!!!!


Que paséis un Puente Magnífico!!!!!!!!!!


Hasta la próxima desconexión!!!!!

viernes, 28 de noviembre de 2008

CARTA DE DESPEDIDA A LA ¿SUERTE?






"Estimados señores

Hoy es mi último día, a partir de este momento dejaré de existir, pero antes quiero dar una explicación a todos aquellos que puedan estar interesados en lo que pueda ocurrirme. No querría ser mal educado, y marcharme sin despedirme. Pero para que la historia tenga sentido debo poneros en antecedentes.

Hace dos años, puede que algo menos, yo era una persona anónima, una más del montón, como decía una amiga mía, “del montón que Dios crió”. Nada era especial en mí. Tenía un trabajo, sino bueno, al menos respetable, que me daba para mantenerme dignamente y permitirme algún que otro capricho, poca cosa. Mis amigos no eran numerosos, pero eran buenos amigos y mi familia no me daba demasiados problemas. Como dije, nada era reseñable en mi existencia. Salvo, tal vez ella. Aun no sabíamos en que punto estábamos, pero quería decirle muchas cosas que se me atragantaban en la garganta, cuando estábamos a solas, pero eso es otra historia.

Un día, al bajarme del autobús que me llevaba a mi trabajo cada día, el viento me acercó con su dulce mano, un boleto de lotería. Llegó como si del anuncio de Navidad se tratara, incluso, creo recordar que miré a mí alrededor a ver si descubría al señor calvo detrás de alguno de los árboles del parque donde se encuentra mi parada, pero no vi a nadie que encajara con él. Me reí un buen rato de mi mismo y de mi inexplicable asociación de ideas, pero aun así guardé el boleto en el bolsillo de mi abrigo, era para aquella misma noche, y tampoco tenía una situación tan boyante como para dejar escapar la mano de la suerte, “puede que en esta ocasión estuviera tendida hacía mí” pensé.

Tardé veinte minutos en llegar a casa y para cuando llegué ya había olvidado el suceso anterior. En casa todo seguía igual que cuando la dejé.
No fue hasta dos semanas después que, al meter la mano en el bolsillo de mi abrigo, uno de esos días que el frío se cuela por todas partes, encontré el décimo. Al verlo mi cabeza se quedó en blanco, no recordaba haberlo comprado, ni como había llegado a aquel bolsillo, pero sólo duró un instante, porque de repente la misma sensación de la primera vez me golpeó. Supe que tenía que comprobar la combinación. Busqué una excusa, una mala excusa, para escaquearme del trabajo, y corrí a la primera administración que encontré.

Aun, pasado el tiempo, no puedo creerlo, pero cuando aquella máquina dijo el premio que contenía mi décimo, esa aberración de dinero, casi creí que se me paraba el corazón, la sangre golpeaba duramente mis oídos, tanto que no podía oír las felicitaciones de los parroquianos, que en aquel momento se encontraban en el establecimiento. Empezaron las palmadas en el hombro, los apretones de manos, las sonrisas, las presentaciones, las recomendaciones, los consejos... Y hasta ahora no han parado. Ya no sé si lo que decido lo hago por mí o si alguien me lo ha susurrado en mi oído en algún momento del día. No sé quien me rodea, no reconozco ninguna cara amiga, entre las que ayer se sentaron a comer en mi mesa ,de 12 metros de largo, en mi casa. Una casa tan enorme, como fría, a la que no consigo amoldarme, ni ella me acoge a mí, como si supiera que éste no es mi lugar.
Antes creía que debía sentirme culpable, puesto que el boleto era de otra persona, pero al principio todo era pura y egoísta alegría. Más tarde, pensé que nadie merecía aquella maldición.
No tengo a las personas que siempre quise, mis relaciones son por el interés que despierta mi dinero, y lo más parecido a una familia, es la persona que gestiona mi “hogar”... Y ella... salió corriendo, en cuanto vio en lo que me estaba convirtiendo. Decía que estaba perdido, tenía razón.

Estoy desapareciendo, no me encuentro en ningún sitio, ni tan siquiera mi reflejo en el espejo, embutido en su carísimo traje, se parece a mí. Al menos no se parece al yo que reconozco, al yo que quiero ser, al que siempre fui.

Por eso he decido abandonar esta existencia, no se preocupen por mí (sé que no lo harán) tampoco se preocupen por el dinero, en su mayoría está donado entre varias asociaciones que lograrán darle una utilidad mucho más beneficiosa que la que yo le concedía.
No me busquen... les repito que el dinero no me lo llevo conmigo, sólo quiero recuperarme.

Un saludo a todos ustedes, espero no volver a verlos nunca, no puedo decir que haya sido un placer".



(Llaman a la puerta y ella abre)

-¿Qué haces aquí? Lo miraba incrédula. La última vez que lo vio, estaba rodeado de un séquito de serviles, y manipuladores. Pero al observarlo con ojos menos severos, pudo reconocerle. Ese sí era él:
-¿Dónde has estado?
-Buscándome.
-¿Y te has encontrado?
-Sólo cuando me vi reflejado en tus ojos...


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!

domingo, 23 de noviembre de 2008

EL IDIOMA DEL ALMA





"Nuca hemos de avergonzarnos de nuestras lágrimas, porque son la lluvia que limpia el cegador polvo de la tierra, que recubre nuestros corazones endurecidos"


Charles Dickens (Grandes Esperanzas)


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!

lunes, 17 de noviembre de 2008

¡NO PUDO SER!





Tú eras el huracán y yo la alta

torre que desafía su poder:

¡tenías que estrellarte o abatirme!...

¡No pudo ser!

Tú eras el Océano y yo la enhiesta

roca que firme aguarda su vaivén ¡

tenías que romperte o que arrancarme!...

¡No pudo ser!

hermosa tú, yo altivo; acostumbrados

uno a arrollar, el otro a no ceder;

la senda estrecha, inevitable el choque...

¡No pudo ser!


(Gustavo Adolfo Bécquer)


Cuando Ana dejó reposar sobre la mesa el ajado libro de su abuela, notó que algo había cambiado en su interior. "La Rima XLI, siempre me hará pensar en ti" era la frase que enmarcaba el poema. Y descubrió, como si la viera por primera vez, que existía una mujer debajo de su máscara de abuela, debajo de su vejez, de su piel arrugada, de su cara cansada, de sus ojos entornados... Y sintió un nuevo interés por la vida de la que la había criado, y a la que no conocía. No sabía cómo se sentía. Era una desconocida para ella, y sin embargo, habían pasado sus últimos veinte años juntas... Y como, si de un mal film se tratara se acordó de la frase: "El corazón de una mujer es un profundo océano de secretos". Sonrió. Podía, incluso, que aquella película tuviera más sentido del que nunca habría pensado.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!

domingo, 9 de noviembre de 2008

INNECESARIA NECESIDAD









Él - No necesito a nadie


Ella- Me necesitas a mí.


Él- ¿En serio? y para qué.


Ella-Para tener a alguien a quien decirle que no lo necesitas.



Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 2 de noviembre de 2008

OSCURA CLÁUSULA


Vestía completamente de negro, pantalón, camiseta, zapatos, calcetines y una cazadora negra, incluso su interior era negro, un pozo negro y profundo, pero eso no podía verse a simple vista. No era más que una sombra, un lugar sombrío de una vida, no vivida.
Todo en él era oscuro salvo la piel. Su piel era blanca, con reflejos azulados, pudiendo llegar a ser traslucida en algunos puntos de su cuerpo. Hasta sus labios gozaban del color del marfil puro.
Un contraste de blancos y negros. Sólo sus ojos desentonaban en aquel binomio. No eran negros, ni blancos, ni tan siquiera grises, eran dorados. Unos ojos, no de un apagado amarillo, sino del color del oro, del color de la ambición y la riqueza.
Andaba sigilosamente por las calles a altas horas de la madrugada. Sus pasos eran rápidos y seguros, pero caminaba con cuidado ocultando su rostro a los pocos transeúntes que encontraba en su camino. Tenía una cita, y no podía llegar tarde, esta vez no.
Entró en un bar, pero no se detuvo en la barra. Siguió diligentemente por las escaleras hasta el segundo piso. Allí le aguardaba su cita ineludible y no era una persona paciente. Si se le podía llamar persona.
Abrió la puerta y lo encontró sentado tras su escritorio. Interrumpido en sus quehaceres levantó la vista, pero no estaba sorprendido de verlo allí, ni tan siquiera de su aspecto. Su rostro, se alzaba muy poco por encima de la mesa, y era como el de un cerdo. La nariz tenia dos enormes fosas nasales, su cara era rosada y oronda y sus ojos, demasiado juntos y pequeños, casi quedaban ocultos por sus voluminosos párpados, además era totalmente calvo.
Se encontraba envuelto en una nube de humo, que se desprendía del puro largo y grueso que desplazaba de un lado a otro de la boca.
El recién llegado se aproximó al escritorio, reprimiendo las nauseas que le provocaba su cercanía, y puso sobre él un documento firmado.
El otro interlocutor de ese diálogo mudo, lo recogió con sus gordas y pegajosas manos y lo selló sonriendo, como si se relamiera.
-¡Puedes marcharte!
Con sus tripas aun moviéndose inquietas por retener, lo que aun tuvieran dentro, se giró para largarse, pero antes de abrir la puerta, se paró y de espaldas dijo:
-Queda uno, sólo uno año y la deuda estará pagada. Sólo uno.
-Eso será si no vuelves a retrasarte- en su voz se notaba que deseaba, con todas sus fuerzas, que se retrasara de nuevo.

Cerró la puerta tras de sí, mientras sacaba del bolsillo de su pantalón un papel antiguo, doblado y vuelto a doblar cien, tal vez, miles de veces. Ese era el motivo por el que llevaba treinta y dos años siendo el esclavo de aquel ser asqueroso, viviendo sólo para él. Ese maldito papel era el responsable de su estado actual, de la desintegración de su familia, de la perdida de sus amigos, y seres queridos, de su encierro y su desdicha. La venta de su vida... aquella hipoteca, era su condena. Era la causa de que su alma no hubiera podido descansar tras su muerte, el que le obligaba a satisfacer los pedidos de aquel ser ruin y traicionero, que desprendía aquel olor a azufre que le corroía el aire de sus pulmones. Por él había hecho cosas terribles, se había convertido en una sombra espeluznante, que aterraba a su simple paso. Y, en un futuro, tendría que dar cuenta de sus actos. Pero sólo quedaba un año, uno, y sería libre... entonces...


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 26 de octubre de 2008

NIEBLA EN LA CARRETERA


Hacía varios días que no podía dormir bien. Tenía insoportables dolores de cabeza, y su humor empeoraba por momentos. Estaba irascible, irritable, altanera y cansada.
Iba de camino a casa de sus padrinos, conduciendo a través de una terrible tormenta. Los limpiaparabrisas no daban abasto. El aire mecía el coche, como un pequeño juguete al arbitrio de sus afilados dedos, y toda la luz del día se escurría entre los pliegues de la tarde.

Aquella tarde, se sentía sumamente extraña. Extrañamente acompañada. Desde que subió al coche, intuía la presencia de alguien más. Miró en varias ocasiones por el espejo retrovisor, para comprobar el asiento de atrás de su coche. La paranoia y la sensación eran tal, que incluso, se bajó del coche, empapándose hasta los huesos, para abrir el maletero, y comprobarlo. Pero nada. ¿Y qué esperabas encontrar?- se preguntaba a sí misma en un alarde de falsa cordura. Sintiéndose una idiota volvió a subir al coche, y se puso de nuevo en marcha.
Notaba toda la ropa pegada al cuerpo, y podía predecir, sin temor a equivocarse, que luciría un precioso resfriado al día siguiente.

Tal como avanzaba en el trayecto, la tormenta arremetía más duramente, el agua caía sin piedad, y el viento, arrastraba señales y objetos a su paso. Entonces llegó lo peor. Se volcó sobre ella una espesa niebla, que ocupaba toda la carretera.
¡Odiaba conducir con niebla!

No podía estar más incómoda dentro del coche, empapada, con aquella lluvia y con el viento lanzándola como un péndulo en un reloj de cuco. Además y por si fuera poco, aquella siniestra niebla.
La niebla le traía malos recuerdos. Tal vez no fueran exactamente malos recuerdos, porque ella nunca tuvo un accidente ni nada parecido relacionado con ella, pero recordaba como su abuelo siempre la prevenía, enérgicamente, contra la conducción en esta situación. Él sabía lo peligroso que era conducir con aquellas condiciones atmosféricas. Ahora estaba realmente arrepentida de haber salido de casa, con el tiempo que hacía y para acudir a una reunión a la que no deseaba asistir.
En ese momento, y a sólo veinte metros de distancia, apareció ante ella un obstáculo que no podía distinguir. Su coche se acercaba, inexorablemente a toda velocidad. Su mente se quedó totalmente bloqueada, su cuerpo rígido y entumecido, sólo contemplaba como se precipitaba, sin remedio contra aquel espantoso objeto que ocupaba la calzada.

Sus manos soltaron el volante en un gesto irreflexivo y extraño. Su cara se contrajo, su boca se abrió en un grito mudo, que se negaba a salir. Sus ojos se abrieron hasta hacerse sangre. Su piel traslucida estaba perlada de sudor, como preludio de lo irremediable. Su agitación disparó su corazón a un millón de pulsaciones, era la sensación de pánico, más atroz que jamás había sentido. Estaba quieta, totalmente inerte, pero todos sus músculos, permanecían en tensión, la sangre salía de sus ojos, y la garganta estaba a punto de estallar a pesar de no haber pronunciado una sola palabra.

Todo ello, en los veinte segundos, que tardó en estar a la altura del obstáculo. Justo en ese instante, en el momento del anunciado impacto, el volante, se volvió blanco, o tal vez fuera transparente, no estaba muy segura, y frío, muy frío, helado. Fue cuando giró bruscamente, sorprendentemente, inexplicablemente, encontrando un hueco, por donde hallar la salida a una muerte vivamente anunciada. Y todo retornó a su lugar. El carril despejado y el volante tan negro como el día que lo compró.
Su corazón fue lentamente apaciguándose. Sus manos retomaron el control del coche y su boca se cerró en una tensa sonrisa, de la mandíbula apretada. Su sudor se secaba en su ropa, nuevamente húmeda, y sus ojos no parecían que fueran a estallar, por el momento, quedando de su anterior expresión sólo dos solitarias y rojas lágrimas en sus mejillas.

Paró en cuanto encontró un área de servicio, ni siquiera sabía cómo había llegado hasta allí, y apagó el motor. Sus manos aun temblaban y sabía que algo húmedo ocupaba su asiento, aquellos eran los últimos vestigios de lo ocurrido... Y sonrió. Volvió a sentirse acompañada, pero esta vez no se bajó del coche, no escudriñó el maletero, no sintió la necesidad de apaciguarse contra esa presencia. En aquella ocasión sabía de quien se trataba, durante años había usado la misma colonia y en aquel breve instante, el interior del coche despedía el olor inconfundible de su adorado y protector abuelo.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 19 de octubre de 2008

REFLEXIONES... PRECOCES



Acabo de nacer, y estoy algo confundido. No sé que hice mal, pero se ha armado un gran revuelo. Algunos están muy contentos, me llaman "el bebé de la esperanza", como mis padres, y otras personas que están felices de verme en este mundo imperfecto. Otros, a los que no conozco, no les ha gustado tanto el nacimiento de mi humilde persona, y me hacen llamar "el bebé medicamento" No es un nombre muy agradable, imagino que me comprenderán. Así que déjenme que les repita como me siento.
Confundido, desorientado, desconcertado...


¿Qué hice mal? ¿A quién dañé? ¿Cuál es el pecado de mi alumbramiento?
Vine a traer esperanza a mi hermano y alegría a mis padres ¿puede haber un regalo mejor?
Dicen que mi nacimiento, conlleva muerte, porque alguno embriones son descartados en el proceso, pero yo pienso, que es vida lo que trae un nacimiento, y éste aporta la mía propia y la de mi propio hermano.


Me dicen que soy un medio para un fin, que no es un motivo para tener hijos...pero ¿acaso mis padres no me quieren? ¿Van a utilizar partes de mí para salvar a su otro hijo, y después me abandonarán? ¿Es que mi hermano no se merece tener una oportunidad de sanar? ¿Acaso inventaron algo, aquellos que no creen en mí, mientras me estaba gestando, que lo ayudara?
Dicen que nací para salvarle ¿alguien piensa que es un motivo bajo, ruin, rastrero? Yo no.


Se usan técnicas de inseminación por muchos motivos, parejas estériles, madres solteras... ¿su deseo es mayor, o tal vez, más importante que el nuestro? Vine a vivir y como regalo traigo felicidad, oportunidad, salud, y esto es motivo de crítica ¿De verdad lo es?


Tengo poca experiencia de vida y ya puedo sentir el rechazo de parte de la sociedad. Aquellos que creen que soy un monstruo de la naturaleza, aquellos que se llenan la boca de las palabras ética, moral... y no son capaces de sentir la solidaridad, el hermanamiento, la generosidad, de este nacimiento. A todos ellos les digo:


Señores/as no pude elegir como venir a este mundo (mi hermano tampoco pudo) pero aquí estoy y si me dieran la oportunidad de decidirlo, de ser yo quien pudiera elegir, no cambiaría nada de lo ocurrido, porque deseo ayudar a mi familia, y nadie puede pensar en lo contrario, no me cabe en mi pequeña recién estrenada cabeza.
¿Es que en toda esta semana de telediarios, escucharon una mejor noticia que la de un nacimiento y una cura en el mismo acto? ¿Es que a esto se le puede llamar aberración?
No sé que de malo hay en mí, ni por qué tienen todos ellos derecho a enturbiar y mancillar mi nacimiento. Pero no es suficiente para desalentarme. Estoy vivo. Soy un bebé (a secas) y tengo una vida por delante, para compartir con mi familia y con ese hermano que esperaba doblemente mi llegada. No sé a quién puede molestar mi existencia, pero si hay alguien, sólo decirle que no pienso pedir perdón.

Una última reflexión quería compartir con ustedes y no quiero que se me quede en el tintero: ¿Se sentiría así el primer niño probeta?

Ahora les dejo, porque debo dormir y estar fuerte, me queda mucho camino por andar (una vez que aprenda, como se hace)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 14 de octubre de 2008

LA IRONÍA DE LA DEDICATORIA


Hoy hace un año que inicié mi camino por este blog, y desde entonces han surgido, personajes, historias, imágenes y lectores. Algunos de los cuales, ya estaban ahí antes y otros han llegado sin previo aviso trayendo consigo nuevos aires. Pero en todos he encontrado apoyo, sugerencias y en muchos de ellos una petición: "Cuando escribas tu primer libro dedícamelo, por..." y cada uno tenía su propia razón para pedirlo. Pues bien, hoy día aun no pude escribir un libro, y no tengo las mismas razones que ellos, pero si quiero dedicar mi primer año de relatos a:


A mis padres, porque sin ellos este principio no hubiera sido posible. A mis hermanos por ser mis iguales, tan diferentes. A Matriarca, por ser mi mayor fan y mi látigo del deber. A Doña Tecla, porque es mi ejemplo de superación y mi meta. Al que siempre vuelve, porque abre los caminos que debo seguir. Al fabricante, porque me cuenta las historias que no pude vivir. A Peter Pan, porque me ayuda a conocer la realidad de la adolescencia, y es mi compañero de historias. A Tron, porque me animó y me devolvió las ganas de escribir, prendiendo con una chispa las brasas que quedaban. A Su Señoría porque me enseñó a ser firme en mis resoluciones y es mi bastón para medir la sinceridad. A Ser Afín, porque me hace ver el lado oscuro de mis verdades. A Hovito, aquel ser translucido que apostaba por mí, sin saber el material con el que trabajaba. A todos los que alguna vez se emocionaron con alguno de mis escritos. Para ellos, para vosotros, para ti.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 7 de octubre de 2008

UNA BANDERA DOBLADA... CON DOLOR


Arrodillada frente a una cama de hospital. Limpiando heridas, fregando suelos, esterilizando la sala de operaciones (que en ningún caso se podía llamar quirófano) cosiendo los agujeros de bala en los cuerpos sangrientos y remendando daños, aun peores, en las mentes de aquellos soldados.
Así pasaba sus horas, viendo la realidad de la guerra, o mejor dicho, de las batallas, porque no sabía cómo acabaría esta guerra, pero siempre era la primera en saber cómo acababan las batallas.

Un día como otro cualquiera, después de otras tantas suturas, vendajes, operaciones, rezos envueltos en fiebres incontroladas, entre llantos y plegarias, apareció un nuevo herido. Estaba grave, pero tenía posibilidades de sobrevivir. Era sorprendente ver que aun cabía una esperanza, en medio de aquel mar rojo de desesperanza.

Su rostro era joven, casi todos ellos lo eran y su tez pálida, ya pensaba que ese era el color natural de la piel, no había visto otro en meses. La operación había sido larga, y perdió mucha sangre, estaba realmente débil. La fiebre crecía y deliraba.

La enfermera se acercó para intentar aliviar su dolor. El soldado estaba volando en fiebre, y sus alucinaciones iban en aumento. Creyó que la que posaba su mano sobre su frente era su madre, y sintiéndose al abrigo de su casa le contó como había terminado allí, en aquel lugar, que no reconocía.

Cambió su uniforme por el de un enemigo, al que obviamente había matado, pero eso no era necesario que su madre lo oyera, no quería mostrarle esa parte de él, no quería verse reflejado en sus ojos. Con el nuevo uniforme intentó infiltrase en las filas enemigas, cuando los bombardeos empezaron. Las bombas caían sobre ellos, sin tregua. No sabía nada más, no podía recordar cuando lo hirieron, ni como lo trasladaron, nada, todo estaba oscuro, confuso y dolía. ¡Dios!... !Sí que dolía!

Se encontraba exhausto por lo que el relato se entrecortaba, y en ocasiones, su voz no pasaba de un susurro, que era complicado de entender.
Era muy posible que la falta de fuerza para elevar algo más la voz, lo estuviera salvando de un fusilamiento.

La enfermera estaba muy sorprendida y su primera intención fue acudir al médico encargado de su pabellón, y comunicarle la información obtenida del soldado, incluso, tal vez, podrían sacar alguna ventaja de él.

Justo cuando tomó la resolución de delatarlo, el soldado la agarró del brazo, y viendo en su rostro, aquellos rasgos que amaba, lloró amargamente, y suplicó que lo llevara de vuelta a casa. No quería estar en aquel lugar, deseaba volver con su familia, estaba asustado, tenía frío, y se sentía solo en medio de una locura de sangre, mugre, pólvora, humo y fuego que no comprendía, que no quería recordar. Deseaba volver, necesitaba volver, si no era posible quería que terminara ya:

-¡¡No dejes que me lleven de vuelta al campo, por favor, no lo permitas, mamá!!
Le suplicó dejando marcados los dedos sobre su piel:
-¡Llévame de regreso contigo! Y nuevas lágrimas bañaban sus heridas.

La enfermera, sintió como sus piernas se aflojaban y su determinación cedía, y aquel al que debía odiar, al que, de hecho, odiaba, y que creía culpable de todas las atrocidades que veía a lo largo del día, le estaba rogando desesperadamente.

Bajó su mano, y con gesto amoroso, apartó el cabello de su rostro, que se había quedado pegado debido al llanto y al sudor. Acercó su boca a su oído y le brindó el único consuelo que podía darle. Él soltó su muñeca y torció su boca en una especie de sonrisa infantil y confiada, aquella que sólo puede aflorar cuando te sientes arropado por tu madre.

No sabía si hacía lo correcto, pero estaba allí para cuidar enfermos, qué más daba que fueran de su “bando” o del contrario, qué importaba, acaso no eran personas, y acaso no estaban igualmente asustados, enfermos, heridos, solos y roídos por el miedo, independientemente del color de su uniforme.

Aquel día no acudió al médico encargado de su pabellón en el hospital de guerra, pero antes de acostarse tuvo que luchar con la idea de que, tal vez, estuviera salvando al hijo, al hermano, al padre, al sobrino, al cuñado, al primo o incluso a la propia persona responsable de que encima de su mesa se encontrara una bandera doblada y humedecida por sus eternas lágrimas.


Hasta la proxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 30 de septiembre de 2008

COBARDE


Sabía desde hacía más de un mes que él se iría. La había llamado, y con su acostumbrada manera de decir las cosas, le había soltado, que se iba a trabajar ¡¡¡¡a la otra punta del mundo!!!!
-En un mes, toda mi vida va a cambiar! Tengo tanto por hacer antes de irme! Bueno nos vemos esta noche, ¿no?
Y colgó sin esperar respuesta, otra vez, como siempre. Y ¿para qué? Si sabía que siempre iba a estar allí.

Hoy era el último día, y su cabeza no paraba de girar. Se debatía irrefrenablemente, entre decirle lo que sentía por él, o callarse, como había hecho hasta ahora, y tragarse todos esos sentimientos, no correspondidos que la llenaban por dentro, pero que al mismo tiempo la hacían sentir vacía y hueca, como una pared de cartón. No le quedaba mucho tiempo. Tal vez inconscientemente lo había dejado para el final, porque si se lo decía y no resultaba como esperaba no tendría que volver a mirarlo a la cara en mucho tiempo:

-Cobarde- se decía cada día al levantarse y aguardar, mientras se mordía la lengua una y otra vez hasta hacerse sangre.

Era el gran día. Ya no quedaba más tiempo. Tenían una cita a las cuatro para tomar café. Le gustaba pensar que la última tarde se la iba a dedicar a ella.
Pero no sabía que aquella suposición no era del todo cierta.

Cuando apareció en la cafetería, con su mejor sonrisa, desprendiendo luz por donde andaba, tanto así que antes de llegar varias personas habían vuelto la cara para verla caminar, con su aire de princesa, flotando por encima de la tierra y del común de los mortales, encontró una cruel escena.

Ella, estaba allí. Aquella mujer a la que odiaba profundamente, de una manera insana, incluso, estaba abrazada a él lagrimeando sobre su hombro. Pero su ira no fue contra ella, no, esta vez no, la había odiado todo este tiempo, y sabía que lo que realmente odiaba era que él no pudiera despegarse de su cuerpo. ¿Por qué no podía ver, como lo trataba? ¿Por qué no se daba cuenta, que era ella la que siempre estaba allí para apoyarlo? ¿Por qué...?
Sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, y antes de que pudieran verla en ese estado, dio media vuelta y salió corriendo. Todo el embrujo había desaparecido. Aun hubo alguien que se giró a observarla, pero solamente, porque sentían curiosidad por esa mujer que lloraba como una colegiala, por mitad de la calle.

Llegó a su piso y el corazón le bombeaba como una máquina a punto de explotar. Sus ojos le ardían, parecía que las lágrimas que salían de ellos eran de fuego y sal. Sus venas palpitaban en sus sienes, en sus brazos, en su cabeza, incluso en sus piernas, era pura agitación. Era... ira.
Estaba tan furiosa, tan enfadada, tan... decepcionada, tan dolida, tan triste, tan enormemente triste. Mientras comprendía la verdad de sus emociones se fue calmando, lenta, progresiva, extrañamente. Su cuerpo no reaccionaba a los estímulos, estaba muerta en vida. Agotada.

Entonces sonó el timbre de casa. Una, dos, tres veces, pero su cuerpo no obedecía, cuatro, cinco, seis. No supo cuentas veces lo escuchó sonar, pero no abrió la puerta hasta que oyó su nombre pronunciado tras ella.
Su voz la revivió, era él. La causa de sus desvelos. Había tardado tanto tiempo, que su cuerpo se revelaba. Era demasiado tarde, no existía el camino atrás. La decisión ya no estaba en sus manos, hacía tiempo que se le escapó, ahora sólo le quedaba lo de siempre, más de lo mismo.

Se levantó y como una autómata abrió la puerta.

Entró. La miró de arriba a bajo, y reparó, era imposible no hacerlo, en sus ojos hinchados, su rostro congestionado, su maquillaje deshecho. La interrogó por el motivo de su aspecto, y ella, experta en disimular, dijo:

- No es nada- y sonrió como sabía- simplemente me ha dado un bajón, al darme cuenta de que te ibas pero nada más, mira que pinta, voy a tener que ducharme, porque esto, no hay toallita desmaquillante que lo solucione-.

Pero no era su mejor mentira y además él sabía que no era cierto. La había visto en el bar, justo cuando se giraba para irse. Al principio pensó que se había olvidado algo o que salía por algún motivo para regresar después, pero al no hacerlo, su cabeza empezó a atar cabos, y decidió ir a buscarla. No podía creer que no fuera a despedirse.

-No. Si que iba a ir, pero es que me dejé el móvil y tuve que volver- cada vez era más endeble su mentira.
Vio reflejado en su rostro la incredulidad. La miraba como... si... estuviera ¡¡¡decepcionado!!!! No podía ser, encima de todo, tenía intención de recriminarle ¡¡¡su actitud!!!

Fue cuando estalló:

- No sé a que has venido se te veía muy bien acompañado, ¿sabes? ¿Por qué no vuelves con ella?- parecía que iba a contestarle, pero no quería darle la oportunidad, si le dejaba hablar lograría convencerla, incluso hacer que se sintiera mal, y aunque sabía que no era más que una amiga para él, y no tenía derecho a acapararlo, ni a hacerle aquella escena, no podía parar, se le escapaba por los poros de su cuerpo, todo su ser se lo gritaba.

Él estaba desconcertado “¿A qué venía aquel arranque?”. Sólo estaba despidiéndose de su amiga, lo había hecho con casi todos, menos con la energúmena que le estaba gritando en la cara, sin intención de calmarse, y sin motivo.

-Estoy harta, de que vengas a verme sólo cuando necesitas de mi. Cuando algo te ha salido mal, cuando quieres contarme alguna anécdota. Pero jamás preguntas cómo estoy- eso no era cierto, pero ya se sabe que en una pelea siempre se dramatiza un poco- harta de que te creas con derecho de disponer de mi cuando se te antoje, sin tener que dar nada a cambio. ¡¡¡¡Harta!!!!. ¿Y sabes qué...?

En ese preciso instante él la empujó contra la pared, y la apretó contra si, unos segundos, tan sólo unos segundos, calibrando antes de besarla. Un beso, húmedo, rabioso, apasionado, impetuoso y tardío.
Se separó de ella, la miró a los ojos intensamente, y se dirigió a la puerta de la casa. Pero antes de salir dijo:

- Siento mucho que estés enfadada, y que ésta vaya a ser nuestra última conversación. Pero no podía irme sin hacerlo aunque fuera una sola vez. Para esto había quedado contigo en la cafetería, y llevo pensándolo mucho tiempo, pero estaba inseguro, y tu amistad era muy importante, no quería que se estropeara. Pero ahora ya está estropeada...- y salió dando un portazo.

Ella ni siquiera había reaccionado, estaba congelada, como cuando le das al botón de pausa en el reproductor. Intentaba asimilar lo ocurrido, pero su cerebro no quería funcionar.
Mientras su piso se colapsaba de vientos huracanados que reflejaban su estado de ánimo, articuló, en un susurro:

-Cobarde, cobarde, cobarde...- Aunque no sabía si se refería a él o a ella. O puede que a la suma de ambos.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 23 de septiembre de 2008

¿ME OYES?


El niño reposaba la cabeza en su brazo, estaba profundamente dormido, por fin. Aun podía sentir la conmoción que había sufrido aquella tarde. Tras su charla se había ido apaciguando, justo lo contrario que le ocurría a él.


Su hijo David había visto como un alumno del colegio, varios años mayor que él, se abalanzaba sobre su profesor y lo golpeaba salvajemente, mientras le gritaba improperios, sin sentido. Tanto él como sus compañeros, se habían quedado mudos, quietos, como si fueran estatuas de piedra. La sorpresa los convirtió en espectadores involuntarios, de un espectáculo, que distaba mucho de ser, cuando menos, soportable.
Tardaron sólo unos minutos en acudir en su socorro, pero para David transcurrieron horas, al menos eso le pareció. Cuando consiguieron reducirlo, su profesor, estaba totalmente desfigurado, corría su sangre, por el suelo, y apenas se movía, pero lo que más le llamó la atención fue ver sus lágrimas mezcladas con la sangre. Le corrían por la cara, como si fuera un niño de la misma edad que su alumno.

David no estaba acostumbrado a aquello, su padre jamás le había pegado, su familia no era violenta, y la única violencia que veía era en las películas de la televisión, y en ellas, el personaje bueno, el que no tenía culpa, el que se veía arrastrado por la locura de los demás, recibía los golpes pero se levantaba con un pequeño corte en la cara, y seguía adelante en la película, sin lágrimas, sin dolor, como si su posición de inocencia le protegiera de lo que los demás le estaban haciendo.
En este día aprendió lo falsas que podían ser las secuencias de las películas, y su cabeza giraba entorno a las imágenes que había presenciado, la injusticia que realizó aquel chico.
David contaba solamente con cinco años y se había hecho preguntas sobre todo lo vivido, preguntas que obviamente le tocó responder a su padre:
- Ese chico ¿por qué le pegó a mi profe?
- Pues, lo cierto, es que no se los motivos, pero nunca se debe pegar a nadie.
- Tú siempre me dices eso, no pegues a los demás niños.
- Claro.
- Dime, ¿él no tiene un papá que le diga esas cosas? No pegues a los niños, ni a los profesores.
- Sí, claro que debe tenerlo, pero no siempre se les hace caso a los padres. ¿O es qué tú me haces siempre caso?
- En eso sí. ¿Estará bien el profe?
- No te preocupes dentro de poco volverá al colegio.
- Y ¿el chico?
- No, él no.


Su respuesta debió tranquilizarlo bastante, porque fue entonces cuando se durmió, no había conseguido serenarlo en todo el día. Se sentía mal, al saber que su hijo había estado presente en semejante situación con su edad. Muy pronto había percibido lo "malo" que había en el mundo, sentía como si parte de la ingenuidad que tenía se hubiera esfumado, eso lo ponía realmente triste.


Seguía dándole vueltas a la pregunta: “¿él no tiene un papá que le diga esas cosas?” No era tan sencillo, a veces no sabemos escuchar a nuestros hijos, y desaprovechamos la oportunidad de darles la respuesta que buscan, otras no nos hacen caso, y cierran sus oídos, y sobretodo su mente, a nuestro consejo, incluso hay ocasiones en que no estamos allí para escuchar sus preguntas, y deben responderse solos.
Antes de quedarse dormido, abrazado a su hijo, llegó a la conclusión de que era una mala época para ser niño, y eso los hacía crecer muy deprisa, faltos de la inocencia que correspondía a su temprana edad, pero también era una mala época para ser padre, y los hacía desistir muy deprisa, ¿se daría por vencido con su hijo, como muchos de los padres que conocía?...


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

martes, 9 de septiembre de 2008

LA DANZA DEL GUERRERO



(Escuchad la canción mientras lo leéis)


Todo estaba oscuro, lo único que podía ver sobre el hielo, era su traje de gasa verde, y su melena roja como el fuego. Estaba muerta, lo supo, incluso antes de acercarse. Su amor, su vida, su compañera, había fallecido mientras estaba fuera, sola, sin volver a verlo, sin su calor, sin su voz para arroparla, envuelta en este inmenso frío.

El destrozado guerrero no alcanzaba a creerlo. Para él, ella era eterna, no podía perecer de este modo, no podía acabar así su amor.
Una melodía comenzó a sonar, no sabía de donde provenía tan dulce música, pero poco le importaba. En aquel triste momento, sólo podía pensar en volver a tocar su piel, tan blanca, como la escarcha que descansaba sobre su cuerpo inerte, besar sus labios, rojos como su melena, bailar con ella la última danza.

La levantó dulcemente del suelo helado, la arrancó de las fauces afiladas del hielo, no quería dejar que se enfriara. Su pelo resbaló por sus hombros, tan grácil, tal natural, tan dolorosamente hermoso. Su vestido, vaporoso, se movía entorno a su cuerpo, como si caminara a su lado, como una mujer de cuento.

Comenzaron su danza improvisada. Él la abrazaba entre sollozos incontenibles, pero silenciosos, sólo la música se oía. La levantaba por los aires, como si pudiera volar, la atraía, la alejaba, siempre pendiente de su mirada perdida, de su rostro de muñeca. La acariciaba, pidiendo, en muda plegaria, que le dejaran volver a sentir su mano cálida sobre su piel forjada en las batallas, como antes de partir. Le mesaba el cabello, mientras la hacía girar entre sus brazos. La llevaba en volandas, entregándosela al cielo, pero retirándola antes de que pudiera aceptar su ofrecimiento. Con el corazón roto y la pérdida supurando por todo su ser, escuchó como la música llegaba a su punto más álgido, y pudo sentir que el peso de su amada, no era el mismo que al principio de la danza.

Cuando no pudo resistirlo más y todos los músculos, huesos, y sentidos que formaban su cuerpo y su persona clamaban atormentados de pena, la atrajo una última vez hacia él y la besó, dulce, tierna, levemente en los labios, exigiendo que no se la arrebataran, y dejó caer su cabeza en su cuello, desconsolado.
La sintió estremecerse bajo su piel, en su húmedo abrazo. Abrió sus enormes ojos y su corazón volvía a golpear en su pecho. Su súplica, su danza, la traían de vuelta arrebatada de la muerte prematura e injusta.
Su felicidad, era inconmensurable, sus cuerpos se entregaron de nuevo al baile, esta vez sonriendo, llorando, saltando, al mismo tiempo. Se aferraban mutuamente, para comprobar que no era un sueño, ni una ilusión. La suspendió sobre su cabeza, haciéndola reír, giraban y giraban, hasta que la música cesó. Y al fin se fundieron en un emotivo abrazo, lleno del calor de sus propios cuerpos.


Se encendió la luz sobre el hielo, y los aplausos sonaron, atronadores, retumbando en toda la pista de patinaje. Los patinadores se separaron lentamente, con una alegría incontenible, y una sonrisa impresa en su rostro. Lo habían logrado, habían emocionado a su público, que se alzaba en pié en el pabellón, lanzando ramos de flores de todos los colores, que caían, como una lluvia mágica que no mojaba, en señal de entusiasmo y apoyo.
Estaban exultantes, lo habían coreografiado partiendo de un sueño de su entrenadora, y ese era el resultado de su esfuerzo.La medalla de oro de patinaje artístico en categoría de danza sería suya. Fue en ese momento, cuando de los ojos de los jóvenes patinadores, salieron verdaderas lágrimas de felicidad.




(De esta actuación de Marina Anissina y Gwendal Peizerat surgió este relato, os dejo vinculada otra actuación con la que ellos ganaron el oro en las olimpiadas de 2002, para los que les guste el patinaje artístico sobre hielo)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

viernes, 5 de septiembre de 2008

SI TODOS MIS SILENCIOS HABLARAN





"Que hablen todos mis silencios "

Aun seguía dándole vueltas a la frase. Estaba escuchando aquella canción en su MP3, mientras caminaba por la ciudad, sin rumbo fijo, y de repente, la frase la golpeó, no recordaba cual era el tema de la canción, y casi no había percibido quien era el cantante, que sonaba dentro de su cabeza, pero nada de aquello importaba, sólo las palabras de aquella frase.

"Si todos mis silencios hablaran" -Yo sé exactamente que es lo que dirían- se dijo asimisma- Más bien lo que gritarían. Gritarían sin duda su nombre. Todas las veces que lo he silenciado, todas las veces que me lo he tragado. Todas las caricias que no he vertido, todas las verdades que me he callado por no hacerle daño.

"Si todos mis silencios hablaran"
-Podría llegar a conocerme de verdad. Podría saber cuando digo algo con sinceridad, y cuando simplemente sigo el hilo de la conversación.


"Si todos mis silencios hablaran"
-Al fin sería yo. Libre, transparente. Pero, tal vez, si todos mis silencios hablaran, no me gustaría lo que oiría de mí misma, tal vez, si todos mis silencios hablaran, hablarían de mi cobardía, de mis miserias y de mis secretos escondidos. Puede que no fuera buena idea.


Su psicóloga le había pedido que escribiera sus pensamientos esa semana, lo que fuera, lo que le apeteciera. Aun no lo había hecho, pero creyó que aquello que se estaba formando en su cabeza tendría más sentido, si lo plasmaba en un papel, y de esa manera terminaría con esa estúpida tarea.

-Además, seguro que esto nos sirve para varias sesiones, y deja de molestarme con sus preguntas y sus dobles sentidos.


Sacó un papel de su bolso, se sentó en el banco de la plaza, y se dispuso a divagar sobre lo que aquella frase le había inspirado.
Al cabo de quince minutos, todo el asiento estaba lleno de papeles arrugados, no era tan fácil como había creído. Finalmente escribió:

"La tengo frente a mí, tan idéntica, tan serena. Es mi imagen reflejada en el espejo. Tan parecida y tan diferente. Ella no es yo, y yo no soy ella. Tal vez una parte de mí quiere ser igual que ese reflejo nítido y sereno, escrutador de mis verdades. Y muy posiblemente ella quiere asemejarse a mí aunque sólo sea para salir al mundo a comprobar sus teorías. Sí, esas teorías que me lanza en la intimidad de nuestra vieja relación. Tal vez más próximas a lo que pretendo esconder de lo que me gustaría, suenan más a reproches, a reclamos por lo hecho o dicho; o peor aun, por lo no hecho, ni dicho. Me ha enseñado que no podía engañarla, que ella era la que me lanzaba las preguntas más directas y a la única que no podía mentir. No me dejaba mentir, aun hoy no me deja.Yo no he podido enseñarle nada, pero a pesar de eso sé que me envidia porque toda su vida se limita a ser mi reflejo, mi estático y doliente reflejo. ¿Por qué pensé que tenía a una persona distinta dentro de mí? ¿Por qué sigo pensando que ella va más allá de los espejos de casa y tiene una personalidad distinta a la mía? Simplemente porque ella es la suma de todos mis silencios. Sí, mis silencios. Si todos mis silencios hablaran y formaran una persona, sería ella. Pues no es más que el producto de mis propias represiones, de mis anhelos, de mis sueños frustrados, de mis deseos, de mis aventuras no vividas, de mis pensamientos más oscuros, y de los más claros. Ella es la esencia pura de mí. Sin máscara, sin disfraz, sólo ella y yo ante un espejo, ante la realidad de cada día, ante las mentiras vertidas en cada momento de mi vida. Si mis silencios hablaran, yo sería la del espejo y ella sería yo"


No sabía de donde le había salido la inspiración para aquello, pero cuando lo releyó supo, que había vertido algo más que divagaciones en aquel papel, tal vez su psicóloga no era tan inepta como se imaginaba. Esta satisfecha, más ligera, más despierta. Guardó el papel, con sus silencios revelados, se colocó una sonrisa en el rostro, y volvió a conectar su MP3.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 2 de septiembre de 2008

HOY ES MI CUMPLEAÑOS!!!!!



Se que estoy muy desaparecida ultimamente, pero es que las vacaciones me hacían mucha falta, y el retorno al trabajo esta siendo caótico, pero dadme unos días y lo tendré todo controlado de nuevo. De todos modos hoy, además, es mi cumpleaños y quería celebrarlo con todos vosotros!!!! Este año, porque casí hace un año que estoy en esto del Blog he conocido gente genial, asi que quiero compartir este día con todos!!! Disfruten de la tarta virtual!!!


Para los que les guste el Chocolate

Y ahora entonen conmigo!!!!!!!!!!!!!!ESTAS SON LAS MAÑANITAS QUE CANTABA EL REY DAVID A LAS MUCHACHAS BONITAS TE LAS CANTAMOS A ASÍ. DESPIERTA MI BIEN DESPIERTA MIRA QUE YA AMANECIÓ, YA LOS PAJARITOS CANTAN LA LUNA YA SE OCULTÓ. QUE LINDA ESTÁ LA MAÑANA EN QUE VENGO A SALUDARTE VENIMOS TODOS CON GUSTO Y PLACER A FELICITARTE. EL DÍA EN QUE TU NACISTE NACIERON TODAS LAS FLORES Y EN LA PILA DEL BAUTISMO CANTARON LOS RUISEÑORES. YA VIENE AMANECIENDO YA LA LUZ DEL DÍA NOS DIO LEVÁNTATE DE MAÑANA MIRA QUE YA AMANECIÓ...

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!


martes, 12 de agosto de 2008

DECISIÓN INAPELABLE


Caminaba cabizbajo por el puente en aquella noche fría y gris. Arrastraba los pies sobre la acera como si soportara el peso del mundo sobre sus hombros, como si ese peso lo aplastara contra el suelo, y necesitaba toda su fuerza de voluntad para dar un nuevo paso.
Avanzaba sin tener un rumbo fijo, relamiendo sus heridas. Había tomado una decisión, ya estaba hecho, no habría vuelta atrás. La nota ya descansaba sobre su escritorio, en un vano intento de explicarlo todo. Finalmente lo había decidido.

De repente se paró, se acercó a la barandilla del puente y miró la carretera que discurría debajo. En un ataque de decisión, que no sabía de donde surgía, levantó la pierna izquierda y la pasó por encima de la barandilla, acto seguido la derecha la acompañó en su vuelo. Solamente las manos lo aferraban a la vida. Todo estaba a punto de acabar, lo que había vivido y lo que había decidido no vivir.

Como un rayo ese pensamiento entró en su mente quemándolo por dentro, como si una inmensa luz hubiese penetrado en un lugar recóndito, ajeno a la claridad desde hacía mucho tiempo, tal vez demasiado. Y lo invadió lo llenó por dentro, como el aire al respirar, introduciéndose en sus pulmones, en su vientre, incluso pudo sentirlo en la planta de los pies “lo que había decidido no vivir”. Siempre quiso visitar países exóticos y lejanos, escribir un libro, aprender a bailar el tango... una lista sin final se aparecía en su cabeza ¿Cómo no lo había pensado antes? ¿Qué pasaba con todo aquello que siempre había deseado? ¿Acaso merecía la pena luchar? ¿Era posible que le quedara un resquicio de ilusión? Sintió su cuerpo vacilar, su determinación se desvanecía ¿Sería $arrepentimiento lo que experimentaba?

Fue en ese momento de reflexión cuando una fuerte corriente de aire lo empujó hacía el vacío y sus pies perdieron el apoyo del puente. Todo su cuerpo quedó suspendido, sujeto sólo por sus manos, que se aferraban con desesperación al mismo puente, del que momentos atrás estaba decido a saltar, y es que pensaba que no era lo mismo tomar la decisión de saltar y acabar con todo, a que el azar eligiera por ti, el momento preciso sin estar preparado. Pero incluso él, en aquella terrible situación se daba cuenta de que no era más que una excusa, una muy mala excusa.

Entonces la oyó. Era una risa macabra que se arrastraba en el viento, dentro del mismo viento que lo empujaba hacía su final, que lo haría caer. Gritó pidiendo ayuda, pero nadie apareció. Volvió a oír aquella siniestra risa, pero ¿de dónde venía?
Se sentía cansado, no podría aguantar mucho más. Alzó la vista, miró sus manos y las sintió arder debido al esfuerzo que hacía para mantenerse en aquella precaria situación. Pero algo extraño sucedía, ¡¡sus manos se aflojaban contra su voluntad!! No, no era eso exactamente lo que ocurría, sentía una presencia helada aferrándose sobre sus manos, y estaba soltando sus dedos uno a uno de la barandilla. Gritó nuevamente, pero era un grito, no para pedir ayuda, sino de pura agonía, sabía lo que ocurriría de un momento a otro. Volvió a gritar, ya sólo se aferraba al puente con una mano:

-¿Por qué me haces esto?!!!!! Y cayó, sin más, sin obtener respuesta, sin que nadie corriera en el último momento para salvarlo, cayó, sin frases poéticas, ni héroes de última hora, ni milagros, sin adornos, simplemente cayó y su voz se apagó para siempre.
Volvió a oírse aquella terrible risa:

-Porque no se juega conmigo. En ocasiones me canso y acepto los retos propuestos, las bravuconadas de los necios, los desafíos lanzados, recojo el guante arrojado a mis pies, y el sacrificio esta hecho. No debiste tentarme. Ahora soy parte de ti y tú de mí, como habías querido. No cabe el arrepentimiento esta noche. Hoy no me siento generosa.
Se escuchó su risa implacable, aulló el viento y se llevó consigo su voz.Debajo del puente ya todo era un caos. El suicida había interrumpido el tráfico y los viajeros que iniciaban sus vacaciones maldecían su infortunio por haber elegido aquel itinerario de viaje, y también al pobre infeliz que había decidido hacerles partícipes de su elaborado final.
Hasta la próxima desconexión!!!!

lunes, 21 de julio de 2008

PRINCESA DE HIELO




La princesa de hielo era la más admirada por todos los monarcas, y súbditos. Siempre en su lugar, sin dejar traslucir sus emociones. Representando un papel escrito para ella por los demás, sin su colaboración, sin su permiso, por supuesto sin su opinión.
La princesa de hielo, se limitaba a observar por un pequeño espejo la vida de los demás, que a pesar de sus errores, de sus penurias, incluso de sus humillaciones, podían ser libres para vivir en plenitud.
Estaba furiosa, frustrada, no podía soportarlo y se fue haciendo más y más resentida, no sólo con los que la rodeaban, sino con todos aquellos que podía sentir, que podían disponer de sentimientos. No era justo que ella no hubiera podido experimentar sentimiento alguno. Ella que era la elegida para gobernar, que era la más admirada, ¡ella!.
Su enfado se convirtió en una ventisca que asoló el reino, y nada podía calmar su ira, sobretodo porque no quería calmarla, ya que había descubierto que al menos esa sensación, sí podía sentirla. Podía sentir ira, y era tan liberador, tan extrañamente cautivador.
Pronto descubrió que no sólo podía sentir ira su corazón helado, sino que también podía experimentar celos, odio, envidia, pero no se percató de la naturaleza de todos sus sentimientos, y como no conocía otros, no tuvo, necesidad de plantearse esa cuestión.
Comenzó a convertirse en una mujer perversa, mezquina incluso. Nada sobrevivía a su alrededor.
Los habitantes del lugar acudieron al hombre sabio del reino al que llamaban “el mago”. No poseía magia, simplemente hacía uso de la experiencia de sus largo años de vida, e intentaba poner en práctica aquello que había comprobado solía dar resultado. Podía decirse que era un hombre de altas inquietudes.
Él les explicó el problema, al menos su teoría, aunque estaba seguro que no iba desencaminado. La princesa sólo conocía el mal, ningún buen sentimiento había cruzado jamás las puertas del palacio, nada podría conmoverla en ese estado. No podía conmoverse, no sabía lo que era la compasión.
Se reunieron todos los campesinos, los labriegos, los artesanos... todos, afectados por el temporal, para intentar hallar una solución. Algunos propusieron enviarle unas cartas haciéndole partícipe de las calamidades que se derivaban de sus actos. Pero no dieron resultado alguno. Otros intentaron acudir a palacio para entrevistarse, directamente, con ella, pero jamás los recibió.
Un joven aprendiz del “mago” se presentó voluntario para conseguir que la princesa aplacara su ira, y atajar el problema. Los aldeanos no estaban muy convencidos, ya que con cada intento, y cada fracaso, por reconciliarse con su gobernante les había traído un empeoramiento de las condiciones. Pero su determinación y el compromiso que vieron en sus ojos era tal, que no les dejó más opciones que acceder a su solicitud
No sería fácil acercarse a ella, pero debía intentarlo, y conseguirlo. Tenía una idea, sabía de la curiosidad de su monarca, no en vano la había observado desde que era un niño.
Sólo tenía que interesarla. Podía encontrarla en el estanque de hielo, siempre paseaba por allí, cuando quería estar sola.
Estuvo allí varios días esperándola, a punto de congelarse en múltiples ocasiones, pero logró resistir.
La princesa apareció al cuarto día de su asentamiento. Sabía que se encontraba allí y que la estaba esperando, para esas ocasiones su espejo era un fiel aliado. Y tal como suponía el aprendiz, sintió curiosidad por conocer el motivo por el cual estaba dispuesto a perder la vida en aquel lugar. Y así se lo preguntó:
- Vengo a enseñarte- contestó con descaro, el joven.
-¿Tú a mí?- rió descaradamente, pero su risa era espeluznante, carente de naturalidad- ¿Qué vas a enseñarme tú, “aprendiz”?- recalcó con sorna.
-Primero debería enseñarte a reír- sugirió.
-¿Cómo te atreves?- y azotó su rostro con el frío hielo de su mano de escarcha.
-No creo que ahora estés en buena disposición para reírte; así que tendré que empezar por otra cosa- dijo sin perder la sonrisa.

Su actitud intrigaba a la princesa. No le tenía miedo, ni respeto, seguía pensando ¿por qué estaba allí? Mientras se distraía en sus propios pensamientos, nuevos para su mente, la ventisca aflojaba, pero no había cesado, ni mucho menos, aun quedaba para eso, pero era una señal de esperanza.
-Mi maestro siempre dice que es mejor ver que contar, así que ¿por qué no me acompaña?
-Yo no tengo que ir a ningún lugar para poder ver- dijo mostrándole el espejo.
-No es lo mismo observar que mirar, ni mirar es igual que ver, ni ver, es lo mismo que sentir, deberíais conocer la diferencia. A veces las imágenes que nos llegan a través de otros no son fieles a los hechos, aunque sea un espejo fiel.

La presunción de aquel aprendiz la desconcertaba y llamaba poderosamente su atención. Decidió ir con él.
Se acercaron a la casa del labrador más pobre del reino y miraron a través de la ventada. Dentro de la casa reinaba la más absoluta miseria, pero el padre después de llegar molido de trabajar en el campo, era capaz de jugar con sus hijos, hacerles cucamonas, hasta caer de bruces en el suelo simulando un tropiezo imaginario, que provocó que los niños tuvieran que sujetarse el estómago para reír a mandíbula suelta. La princesa sonrió, sin querer, sin proponérselo.
Después la llevó a otra casa, y a otra, y a otra... hasta que le dio a conocer los distintos sentimientos que en aquel día afloraban en su propio reino y que ella desconocía. Así la ventisca cesó.
Estaba conmocionada había visto y casi sentido el amor de dos jóvenes granjeros. La alegría de los hijos con sus padres. La compasión de los vecinos por el niño huérfano La pereza de aquel noble tras comer de más. La bondad de la anciana que repartió entre sus nietos la única manta que le quedaba. La amistad de los artesanos cuando uno no podía acudir a su labor, terminándosela ellos mismos. La hermandad, ella no sabía lo que era tener hermanos. Y, por supuesto, la solidaridad, que afloraba en todas las casas ante la situación que su ira había creado. Todos se habían unido, para superarlo, sin importar nada más.
Supo que no sólo podía experimentar los malos sentimientos, de hecho descubrió lo que eran los buenos sentimientos. Pero aun había algo que deseaba experimentar, algo que le faltaba, no podía llorar.
Cuando se lo dijo al aprendiz, la cogió de la mano y la llevó al cementerio del reino. Allí vio numerosas tumbas, recientes.
-Todos murieron por la ventisca, congelados. No pudimos hacer nada- le explicó.

Eran decenas, tal vez cientos de tumbas. Sus ojos se nublaron, no sabía que era lo que sucedía, se los frotaba, pero no podía hacer desaparecer aquella visión borrosa de las tumbas, y de pronto, una sola lágrima brotó de sus fríos ojos, resbalándose por su cara, hasta la mitad de su mejilla, donde quedó helada y fija. Ella la retiró de su rostro, y la miró con curiosidad, congelada, en su mano, como un pequeño copo. Todo aquello era por su culpa, ahora lo entendía, y otra lágrima se desbordó de su pupila y después otra, y otra, ...
Miró desolada al aprendiz, en busca de consuelo.
-Este es el último sentimiento que necesitaba sentir- le dijo.
-¿Cuál? ¿La tristeza? ¿El llanto?
-No
-No te entiendo.
-Necesitar a alguien, y buscar su apoyo. No debemos estar solos, porque nos volvemos fríos, egoístas, insensibles para con las necesidades de los demás. El contacto con los otros nos hace tener más empatía, y en un gobernante debería ser primordial.

Ella supo que el aislamiento que comentaba el aprendiz era el causante de lo que le había ocurrido.
-Ahora que has visto, sentido, y conocido las emociones del mundo úselos para su reinado sobre estas tierras. Hágalo bajo los nuevos valores aprendidos.

Tras esto el sol volvió a surgir en el cielo, y la princesa empezó a derretirse poco a poco, despacio. El aprendiz se asustó.
-¡Debemos ir al castillo aprisa! – gritó
-No- dijo mientras sonreía- En él no puedo estar cerca de mi pueblo, pero así regaré sus campos, visitaré sus tumbas para pedir perdón, y vigilaré cada rincón de mi tierra, podré velar por su conservación. Es lo mejor para todos, de lo contrario volvería a traer pena a mi gente.
Se iba haciendo cada vez más transparente y más pequeña. Ahora a penas parecía una niña, traslucida.-Adiós, mi primer, mi mejor, mi único amigo- y se despidió con una sonrisa en los labios una lágrima en el rostro.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

lunes, 14 de julio de 2008

EXTRAÑA PAREJA II (DEFORMACIÓN PROFESIONAL)


Sólo los perdió de vista unos segundos al girar la esquina, pero tras ella, no había ni rastro de la pareja. Sus ojos parecían querer salirse de sus orbitas, intentando mirar en todas direcciones al mismo tiempo. ¿Cómo era posible? Los seguía a poca distancia, tenían que haber echado a correr, para desaparecer así, o tal vez subirse a un coche. Todas las posibilidades se dibujaban siniestras dentro de su cabeza, que giraba y giraba intentando hallar un rastro que seguir, uno que tranquilizara su conciencia.
Bajó la vista al teléfono móvil, como para comprobar que el número seguía allí marcado, cuando sintió como la empujaban por la espalda. Acto seguido el hombre del parque la tenía inmovilizada contra la pared de una calle, que de pronto parecía la más desierta de toda la ciudad. Se asustó de tal manera que se le cayó el teléfono, la garganta se le cerró de golpe, las manos le temblaban, y su cara se aplastaba contra la pared. Tenía la rodilla del extraño clavada en su espalda, sus manos aferraban su brazo izquierdo, retorciéndoselo. Nunca había estado tan asustada.
¿Cómo había terminado su hora del almuerzo de aquella manera? Sólo intentaba relajarse en su hora libre, quien la habría mandado asumir el papel de heroína, ella no tenía madera para aquello.
Casi no podía contener las palpitaciones, y el labio inferior le temblaba violentamente, bromeó consigo misma, en un único alarde de valentía. Le resultaba patético que la heroína de la historia temblara de aquella manera, mientras la niña, había estado tan tranquila.
¿Dónde estaría la niña ahora? Ella no podía conocer, que en ese momento estaba con otro hombre. No podía saber lo que pasaría ahora. Estaba paralizada, su terror era tal que no oía ni lo que aquel hombre le decía, a pesar de estar gritando en su oído. Tuvo que retorcerle algo más el brazo y apretar su cara contra la pared, para sacarla de aquella apatía.
Ninguno de los dos podía imaginar lo que iba a suceder después.
Él le preguntaba, por qué le estaba siguiendo, ¿qué era lo que buscaba? Ella no sabía a qué se refería, como que por qué lo seguía, es que acaso no era obvio.
-¿Por qué nos seguías? ¿Qué buscabas? ¿Qué hacías con ese móvil? ¿Fotos? ¿Llamabas a alguien?
-Yo- No sabía que responder, aun no entendía la situación pero algo no cuadraba, le estaba haciendo todo aquello en mitad de la calle, donde podía venir alguien en cualquier momento, pero no quería contarle porque estaba siguiéndole, tal vez en ese momento su situación aun no estaba del todo perdida.
En ese preciso instante, apareció otro hombre que llevaba a la niña en brazos, y con expresión un poco aturdida, se dirigió al extraño que la sujetaba contra la pared.
-¿Qué estas haciendo? Suéltala.
-Por favor llame a la policía ¡ayúdeme!.
El extraño pareció aflojar algo la inmovilización pero no la soltó del todo. Aun algo desconfiado, le dijo:
-No creo que quisieras que la policía viniera por aquí.
Sacando coraje de no se sabe dónde le contestó:
-¡Serás tú quien no quiera verlos! Yo los estaba llamando con ese móvil que tanto te intrigaba. Así que créeme, tengo muchas ganas de verlos aparecer.
El “tercero” en aquella historia se agachó y recogió el teléfono, que aun tenía marcado el 091. Se lo enseñó y él la soltó.
-Pero a la policía... ¿Por qué?- preguntó tras soltarla. Y seguidamente se rió enseñándole una placa de policía. Ella no podía creerlo, ¿Qué estaba ocurriendo?
No fue a trabajar aquella tarde pero no porque la hubieran secuestrado o fuera la heroína de una historia de los noticieros (aunque tal vez fuera una heroína en otro sentido) sino porque tuvieron que darse muchas explicaciones y tomarse muchas decisiones.

Resultó que la niña era hija del “extraño del parque”, que tenía un acuerdo económico con la niñera para que le dejara verla un par de horas, mientras se suponía que estaba en el parque. Todo porque un juez retrogrado y sexista, le había negado el derecho de visita por su condición de homosexual, al divorciarse de su mujer. Según había expuesto “Su señoría” la niña podía sufrir daños psicológicos al mantener una relación con su padre, que podía perjudicarla en un futuro. El “tercero en la historia” como no, era su actual pareja. La madre de la niña se negaba a que ésta pasara tiempo con su padre y su novio, encontrando todo el apoyo que necesitaba en aquel juez desfasado, falto del sentido de la justicia, de la sociedad e incluso de los derechos. A ella no creía en el alegato del Juez, pero tampoco le importaba, la venganza es un sentimiento poderoso, cuando se nos da libertad para ejercerla impunemente.
Por su parte el policía había sospechado de ella al seguirlos, ya que en ese parque estaba actuando unos delincuentes que secuestraban niños. Se decía que el gancho eran mujeres, que siempre despertaban menos sospechas, que los hombres al acercarse a los niños, y como no era la primera vez que la veía allí le resultó muy desconcertante. Además parecía tener un interés desmesurado en su hija, y cuando sacó el móvil sus alarmas se dispararon.
Después de mirarla de arriba a bajo, un par de veces tras lo ocurrido, le dijo en numerosas ocasiones, que no sabía como había pasado por su cabeza tal cosa. A lo que ella contestó que toda aquella extravagante situación se debía a la DEFORMACIÓN PROFESIONAL. Justo lo mismo que le ocurrió a ella, pues resultó ser la Fiscal de Menores. Los dos se habían dejado llevar por sus peores pensamientos, acostumbrados como estaban a tratar, con aquellas situaciones, sin que en su mente pudieran caber otras hipótesis. Tras aquella experiencia tomó conciencia de lo que necesitaba unas vacaciones.
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!

martes, 1 de julio de 2008

EXTRAÑA PAREJA


Había ido a comer al parque que estaba cerca de la oficina. Le gustaba almorzar al aire libre, desconectar de su trabajo. No tenía mucho apetito, simplemente llevaba un sanwich de pavo y una botella de agua helada, pero le agradaba salir, y realizar su ritual, sentarse en el banco a la sombra de aquel árbol y ver a los niños jugar, sin preocupaciones, sin preguntas sin respuestas.


No podía decir que sintiera un deseo irrefrenable de tener uno, pero con el paso del tiempo había llegado a plantearse el gran dilema ¿Merecía la pena? Siempre había dicho que no, y más con lo que sabía de los niños de hoy día, pero el instinto maternal había despertado dentro de ella y clamaba en su interior. Tal vez fuera ese instinto, el que la previno contra aquel hombre. No tenía nada de especial, llevaba unos vaqueros, un camisa blanca, unas gafas de sol y una gorra de béisbol, pero su actitud revelaba algo, como si escondiera una intención secreta, como si sus gestos tan normales, escondieran una segunda intención. Pero tal vez fuera producto de su imaginación, puesto que nadie más parecía percibir aquellas sensaciones excepto ella.


Su cuerpo se tensó como la cuerda de un arco, cuando aquel sujeto se acercó a una de las niñas, la levantó del suelo y le tendió la mano. Mano que ella aferró con una sonrisa confiada en sus labios, e iniciaron el camino hacia el lado contrario del parque.
No sabía que hacer, estaba segura que aquel hombre no era la persona con la que la niña había llegado al parque, porque no era la primera vez que la veía por allí. Miró a ambos lados y descubrió a la que suponía era la niñera de la menor, enfrascada en una especie de maratón de besos con, el que suponía, era su novio. Sin saber cómo, tal vez, a través de un salto temporal, se encontró a sí misma siguiendo a la extraña pareja. No recordaba haberse levantado del banco, ni la dirección que habían tomado sus pies, sólo que los seguía con el corazón brincando en su pecho y latiendo en sus sienes. ¿Debería llamar a la policía? Realmente no sabía que hacer, la actitud de la niña la desconcertaba, pero sabía, que era muy pequeña, para darse cuenta de lo que ocurría o de las verdaderas intenciones del ese extraño y podía engañarla fácilmente, o tal vez ya había ido con él antes. Aquella posibilidad la alteraba aun más, así que se obligó a serenarse y a tomar la situación con cautela, sin entrar en rocambolescas divagaciones, bien podía ser un amigo de la familia, o incluso un familiar, pero si era así ¿por qué no había avisado a la niñera de que se la llevaba a dar una vuelta? Decidió esperar a ver que ocurría, pero sacó el móvil del bolso y dejó marcado el 091...


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!

lunes, 30 de junio de 2008

Y HEMOS PODIDOOOOO!!!!!!!!


Somos Campeones de Europa!!!!!!!!!!!!! Y no hay más que decir!!!!!!!!!!!!!!!! Para todos los jugadores!!!!!!!! ENHORABUENA POR HACERNOS DISFRUTAR ASÍ. Ole Ole y Ole. Orgullo de selección!
Hasta la próxima desconexión!!

martes, 24 de junio de 2008

FIESTA NACIONAL!!


Antes de empezar pido comprensión para aquellos que no les gusta el fútbol, y que se sienten hartos de tanta Eurocopa, en la radio, en la televisión, en las noticias..., pero para los que somos aficionados, es una gran semana, y no podía dejar pasar esta oportunidad para homenajear a uno de los jugadores que esta haciendo que disfrutemos como niños, en estos días. Sí como habréis imaginado es IKER CASILLAS ("San Iker" o "El Santo" para algunos) Se han escrito muchas cosas sobre él, pero ajhora, lejos de toda rivalidad, que durante el campeonato de liga se respira, el domingo 22 de junio, España (al menos la futbolera) apoyaba al mismo hombre, al mismo jugador, al mismo portero, que tenía la ilusión de todos cargada sobre su espalda, y que no defraudó. Da gusto comprobar que puede un juego ser creador de tanta ilusión, sobretodo de ilusión compartida entre todos, unidos bajo los mismos colores, sin rencillas, ni envidias. Así da gusto!

Os dejo unos versos que encontré sobre el mejor portero de España (que no se ofenda nadie)


“Es la perfección de su perfil, sobre todo –dijo

Para mí (respondió el otro) es la plenitud muscular.

Joven, fuerte, rotundo, vive en el dulce equilibrio

del estupor del roble y una tiranía de pétalos de oro...

Por lo demás es espléndido en su oficio. El mejor

portero del fútbol actual. Atinado y ágil. Bajo el larguero

hay tarde que sus músculos tan firmes crecen como aves

de ligereza sorprendente y núbil. Príncipe de piedra y viento.

La belleza es un canon cultural –exigente. Que repite

modelos perfectos desde Fidias o Praxiteles. Perfectos. Pero es

también la belleza la cualidad esplendente de lo transitorio.

Sin fungibilidad, sin lo efímero, no existiría la belleza.

Y así este Iker de ahora mismo (exacto número áureo)

brilla y mucho nos arde pues lo conocemos irremediablemente caedizo.”
Una vez satisfecha mi vena futbolera, sólo me queda deciros...nos vemos pronto en otro ¿"negro" relato?
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 12 de junio de 2008

EL JARDÍN


Mi amigo Jabel, escribió un gran post, que se llamaba el Jardín del Convento, y me fascinó. Y se le ocurrió que escribiera una historía que se desarrollara en él (más o menos) No sé si le gustará el resultado, pero recogí el guante y aquí estoy de nuevo.

Espero que os guste sobretodo a Jabel que me inspiró y ha sido mi guía en el descubrimiento de estos personajes anónimos que se crearon en mi cabeza y que en parte gracias a él pudieron nacer. (La foto del convento también es suya)



El jardín era verde, fresco, alegre, ocupaba la parte trasera del convento, que había al otro lado de su calle y siempre estaba vacío. A su lado se elevaba otro edificio, de pequeñas proporciones, que como supo más tarde, era un antiguo hospicio. Las monjas llevaban ocupando aquel preciso y precioso lugar durante años, pero casi nunca se las veía en el jardín, de hecho casi no se las veía nunca en ningún sitio. Parecía que el jardín se cuidaba solo, renovándose él mismo.
Pero aquel día desde su balcón observó que no sólo había alguien en el jardín, sino que extrañamente, había siete mujeres, solas, distanciadas entre si, sin mirarse, sin hablarse, sin sentir la necesidad, siquiera, de dar a entender que incluso podían verse unas a otras. Aquello escapaba de lo habitual, pero pasado el primer momento de desconcierto, todo volvió a la normalidad en su mente, apaciguándose. Era extraña la sensación que había tenido, como se alertaba todo en su interior, pero ahora aquel sentimiento se había vuelto a dormir.

Pocas semanas después la escena se repetía, en este caso eran cuatro las mujeres que deambulaban por el maravilloso jardín. Aquello era aun más extraño. Antes jamás había nadie, y ahora se llenaba de mujeres desconocidas. Debía tener una explicación, pero su mente no lograba dar con ella, no sabía por qué era tan importante para él, pero no podía dejarlo. En su mente empezó a germinar la curiosidad, la imaginación se le desbocaba y se embargaba en el desasosiego, pero seguía sin saber el motivo, tan sólo era un jardín, por el que paseaban cuatro mujeres. Pero por mucho que se lo repetía, algo en aquella situación había cautivado su mente, que ágil, elaboraba teorías, posibilidades, a cuál más descabellada.

La rutina se fue sucediendo. Todos los días vacío, abandonado a su suerte, olvidado, para entonces, verse pleno de sonidos, de alientos, de suspiros, de nervios. Fue cuando cayó en la cuenta, siempre eran mujeres las que rondaban por el jardín, nunca hombres. Aunque eso podía explicarse porque era un convento de monjas. Pero lo que llamaba poderosamente su atención, era que todas, sin excepción, fueran altas, bajas, bonitas, feas, jóvenes o no tan jóvenes, desprendían nerviosismo, como descargas eléctricas a su alrededor, que las hacían frías, distantes. Tal vez fuera eso lo que provocaba su expectación desde un principio, que algo tan frío, tan tenso, tan distante contrastaba con aquel espacio vegetal, sereno, amable, y apacible que era el pequeño jardín del convento. Además más de una estaba embarazada, una de ellas incluso debía de haber cumplido ya las cuentas, porque realmente le costaba moverse en todos los sentidos.
Lejos estaba de sospechar lo que realmente pasaba dentro de aquel recinto, de aquellas mujeres, de sus mentes y de sus cuerpos.

Un día cualquiera, sin nada de particular abrió el periódico, mientras desayunaba, en el bar que había próximo a su trabajo, y en él pudo leer la siguiente noticia:
“Desmantelada una red de venta de bebés en un convento”
No podía creerlo, debajo del titular había una foto de su precioso jardín, debía haber un error, así que siguió leyendo.
Las monjas del Convento a través de sus colaboraciones en las asociaciones de ayuda contactaban con mujeres deseosas de abortar y las convencían para que dieran sus hijos a parejas que no podían tenerlos. Para evitar los trámites de la adopción, llevaban a cabo el parto en el hospital del convento y declaraban al bebé fallecido, falsificando las antiguas actas de defunción de los huérfanos que residían, anteriormente, en el hospicio. Mientras por otro lado manipulaban las partidas de nacimiento, también de los huérfanos, para entregárselos legalmente a sus padres-compradores, es decir a las parejas seleccionadas por las monjas previamente, que debía pagar sumas astronómicas por el “encargo”. Tenían contactos en los distintos Registros (ya se sabe que con dinero se compra todo, incluso los “propios hijos, pensó) así que a la venta de niños se suman el delito de falsificación de documento público y cohecho, pero no se han facilitado más datos sobre la trama legal.
La Madre Superiora declaró que: “lo único que hacían era salvar niños que iban a morir y entregarlos a parejas deseosas de cuidarlos, y que no podía pedir perdón por eso, ni arrepentirse” Pero cuando se le preguntó por el dinero que recibían a cambio dijo que: “no hacemos esto por dinero, sino por caridad” Este periódico ha podido conocer que se han incautado grandes sumas de dinero tanto en el Convento como en cuentas bancarias a nombre de la Madre Superiora, que ya ha sido imputada por los delitos cometidos. Se procede ahora por la policía a revisar la documentación encontrada, para poder hallar a los niños vendidos...


Se había quedado de piedra, como si su sangre se hubiera parado en sus venas. Ahora que lo leía, estaba todo más claro, él había visto a las embarazadas! Estaba indignado, delante de su propia casa se vendían niños, incluso antes de nacer! Qué mensaje recibían esos pobres niños, cómo iban ellos a valorarse en un futuro, cómo podía haber alguien tan ruin! Los mayores perjudicados, como no, o más bien como siempre, eran los niños, que ahora no pertenecían a nadie, sus padres no los querían y los que los querían no los merecían. Era triste venir a este mundo de ese modo.

Sin pensarlo, sin pararse siquiera a meditarlo, y tras muchas horas de esfuerzo, se plantó ante su novia, y le explicó como se sentía. Ella debía entenderlo, le dijo que había faltado todo el día al trabajo, y había ido de un lado a otro, rellenando formularios, y solicitando documentos, pero que al final había entrado en el programa de acogida de los niños. Por su tono ella supo que no le estaba pidiendo permiso, ni tampoco le preguntaba si estaba de acuerdo, simplemente la informaba de su decisión. Ella no sabía que decir, ni si estaba preparada, pero la conmovió cuando le escuchó decir, que no podía estar tranquilo si al menos no ayudaba a uno de esos niños a descubrir la belleza que podía encontrar en la vida. Y dicho esto la dejó allí envuelta en sus propios sentimientos y pensamientos.
Él sabía que el acogimiento podía ser muy duro, que se encariñaría con el niño y que no era definitivo, pero se dijo a si mismo que si su afecto y su compañía tenían fecha de caducidad, podría en cada día su mayor empeño, como si ese fuera el último. Salió al balcón y vio de nuevo el jardín, ahora no le parecía tan bonito, tan sereno, ni tan fresco, porque había amparado toda aquella... no tenía palabras para describirla..., miseria. Había amparado toda aquella miseria humana, bajo sus ramas, su agua, sus sombras, sus hojas, su belleza. Ahora creía que era un impostor, igual que las monjas, que tapaba su verdadero rostro bajo aparente hermosura, bajo una máscara de bondad, bajo una imagen de perfección. Podridas podían estar sus raíces como el interior de sus cuidadoras y dueñas.
¿Dónde estaba la mano de Dios en todo esto? Pero justo en aquel momento por su mente cruzó, como llamada por su propio interior, la imagen del recuerdo, de cómo había elegido aquel piso, fue el balcón y las vistas lo que le había decidido, incluso por encima de otros pisos con mejores condiciones. Tal vez si que estaba presente...
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!