domingo, 18 de enero de 2009

EL COLOR DE LA MÚSICA




Las notas se filtraban por debajo de la puerta, por las ventanas, por todos los resquicios de aquella sala.
Los pasos que se oían acercarse a la entrada, eran apresurados, exigentes, altaneros y seguros.
El pantalón de su traje negro se ceñía a su escueta cintura, y su camisa blanca dejaba deducir su cuerpo de arpa. Su corbata se bamboleaba de un lado a otro de su pecho, mientras se apremiaba para descubrir qué pianista tocaba tan insolentemente el concierto para piano de J.S Bach.

Abrió la puerta lateral y la descubrió. Concentrada, su espalda recta, su expresión ensimismada, sus manos ágiles, volaban de una tecla a otra dando vida a las notas impresas de la partitura.
Se quedó paralizado, le resultaba imposible desligar sus ojos de ella. Su mente quedó atrapada en los acordes. Sus piernas temblorosas le hicieron caer sobre uno de los asientos del público.

Si cerraba los ojos podía... sentir. Era como si, la pianista hubiese estado en la mente del compositor, cuando compuso la obra, y supiera exactamente lo que había querido reflejar con su música.

Se dibujaban escenas, se llenaba de color su interior, sentimientos floreciendo en su mente. Todo ello salía rebosante directo desde sus manos a su cabeza.
No supo cuanto tiempo estuvo en aquella paz, en aquel sentir, pero de repente el mundo de fantasía terminó.

No podía pensar. Él era director, un consagrado director de orquesta, su prestigio era reconocido en todos los rincones del mundo, había visto y dirigido a los grandes músicos de su generación, pero ella, era... aunque sonara ridículo

-Mágica... (dijo en voz alta, y no parecía su voz)

Volvió a abrir sus ojos, y descubrió que todo el concierto había sido interpretado de memoria, puesto que las partituras estaban

-¡Cerradas! (volvió a escuchar esa voz que salía de su garganta, pero no reconocía como propia)

Fue cuando se percató, que la joven pianista se levantaba de su taburete, tambaleante, en busca de su bastón. Aquella preciosa artista era
-¡Ciega!La vio alejarse en la penumbra, y abandonar la sala, sin darle a conocer su presencia. Tras oír el sonido sordo de la puerta al cerrarse tras ella, fue cuando comenzaron los aplausos...
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 8 de enero de 2009

LA LIBERTAD DE LA MARIPOSA






“Se me fue la musa. Se me escapó volando. Intenté aferrarla, obligarla a trabajar para mí. Le coloqué cadenas, y la sostuve con fuerza en mi mano apretada, contra mi pecho. Le grité, la amenacé, la hostigue, hasta que dejó de resistirse, hasta que creí vencer. Aflojé mi mano, donde la secuestraba de la libertad, y no había nada...
No quedaba nada en mi mano derecha, sólo la marca de mi desesperación.
Ahora tengo miedo de abrir mi mano izquierda, y que tampoco quede nada dentro de ella, y que sólo esté repleta de vacío”.

-Tal vez debas abrir tu mano, para que nuevamente pueda entrar algo bueno en ella, y sostenerlo, en lugar de retenerlo, susurrarle en lugar de gritarle, hablarle, explicarle y no amenazarle. Puede que debas aflojar tu mano y concederle la libertad de abandonarte o de quedarse. Nunca se debe apretar con fuerza la mano en que se posa la mariposa.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!