Mostrando entradas con la etiqueta Taiwan. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Taiwan. Mostrar todas las entradas

martes, 27 de octubre de 2015

EL CAMINO DEL PEREGRINO



Tras subir un kilómetro de escaleras de madera, bordeadas por profunda vegetación sin arreglar, ante los excursionistas hizo su aparición, al fin, la Ci En Pagoda. A esas horas el sol ya arrasaba las cabezas locas que visitaban aquel templo sin considerar su salud. La preciosa torre se imponía frente al empequeñecido tambor, desafiándole con sus seis plantas de altura.
Los excursionistas tras mirar fijamente la pagoda aceptaron el reto que les lanzaba, y con un "go, go, go" avanzaron por las escaleras de caracol que les llevaría más cerca de lo divino, donde con tres retumbantes golpes alejarán sus pecados. Cada planta una parada, cada parada un recuerdo. El sudor va purificando sus cuerpos en el camino del peregrino, como juegan a llamarlo.
Recibiendo las bendiciones, solicitando el perdón y dando las gracias iniciaron el descenso.
Cuando pisaron la grava de la explanada, el sonido que produce, y que al menos para uno de los exploradores siempre resultaba mágico, los volvió a conectar a lo terrenal; pudieron sentir el calor del mundo subir por las piernas. Era la hora de partir, no se veía a nadie en aquel lugar que antes era sagrado y que ahora se llenaba de turistas con cámaras y móviles, inmortalizadores de recuerdos digitales.

Algo no estaba bien, una extraña sensación trepaba por sus piernas que nada tenía que ver con el calor ni con aquellos insectos albinos que los rodeaban.
─Bajemos, es tarde y el calor aprieta.
Bajar la escalera no suponía el mismo desafío así que aceleraron el paso, la incomodidad seguía allí. Tras el último peldaño tampoco había nadie, ni turista, ni lugareño, la soledad sería absoluta si no fuera porque ellos eran dos.
El miedo los sobrecogió cuando, entornando los ojos frente al cartel, descubrieron que no habría un autobús hasta, por lo menos, dos horas y media después. Instintivamente echaron mano a las botellas de agua para saber cuánto les quedaba; la comprobación no fue muy halagüeña. Se miraron sintiendo como sus gargantas se secaban.
─Qué no cunda el pánico, alguien debe pasar por aquí. Además nos dijeron que cerca había una ruta de senderismo para volver a la ciudad.
─Lástima no haber cogido un mapa de las rutas, la vegetación es tan espesa que podemos perdernos con facilidad. Mejor esperamos un poco a ver si pasa alguien.
Tras cuarenta minutos a pleno sol y sentados en el abrasador asfalto la situación no podía mantenerse. Armándose de optimismo y valor fingidos decidieron seguir el camino que parecía surgir del bosque que había enfrente, no había mucho más donde elegir.
Tras andar escasos cinco minutos, detrás de un recodo, vieron aparecer el templo Xuan Zang como si de un espejismo se tratara, tan solo a cuarenta pasos de su desamparado lugar se hallaba aquel hermoso y blanquísimo templo, con fuentes, plantas y árboles enormes. Arrastrados por la energía de los rezos que se escapaban de entre las varillas de incienso cruzaron el umbral. El arco rojo les daba la bienvenida y los acogía a pesar de sus distintos credos, a pesar de que ellos agradecieron a otro Dios su buena suerte, pero entre los dioses parece que existen menos desavenencias que entre sus seguidores.
Una vez dentro un monje, calvo, sonriente y todo vestido de gris les entregó, con ambas manos, un escrito envuelto en una tela amarilla, y mediante el universal lenguaje de signos les indicó que lo leyeran. Intentaron hacerle entender que no sabían chino, pero insistió, quitándole importancia a ese detalle con su mano. Al desenrollarlo los caracteres chinos se desvanecieron, transformándose en su idioma materno, por lo que pudieron leer el mensaje con facilidad:

Todo el que consigue cruzar su propio desierto vislumbrará el camino a una morada segura, y no será importante qué mano sostenga el incienso que lo guió, ni bajo qué Nombre lo hizo.
---------------------------------------------------------------------------------------
PD Siento haber tardado, he estado liada jajaja. 
¡Hasta la próxima desconexión!