domingo, 24 de noviembre de 2013

ERROR DE CONEXIÓN




Como cada mañana cojo el tren de cercanías, voy a trabajar. Es una bonita mañana, no tiene nada especial pero estoy de buen humor.
Me subo al tren, son cinco paradas hasta mi estación. Me pongo los auriculares y escucho la primera canción del día, vendrán muchas más.
Todo se oscurece, el día se torna noche en un segundo, salgo disparado de mi asiento y me encuentro desparramado en el suelo del vagón. Mi mano aún se aferra al móvil, no puedo verme las piernas, estoy bocabajo. Sé que parte del cuerpo de alguien ha caído sobre mí, pero es imposible saber quién es. Oigo como si estuviera bajo el agua, todo me retumba. No puedo sacar la mano izquierda de debajo de mi cuerpo. No sé qué hacer. Esta inmovilidad me está poniendo nervioso. Me cuesta respirar, sé que debo calmarme. Hiperventilo. Si sigo así me desmayaré. No quiero hacerlo, necesito dar a conocer que estoy aquí, que aún respiro.
No sé si tengo algo roto pero no siento dolor, sólo no puedo moverme. ¿Qué hago? ¿Qué ha pasado? La persona que me aprisiona no se mueve, no percibo nada en él o en ella. Eso me asusta aún más, y pido que no esté muerto.
Tengo mi móvil, sólo llamaré al 911 o a un amigo, o quizás a mi familia. No, a mi familia no. No quiero llamarlos desde aquí. Pero en realidad, no quiero hablar con un extraño.
Empiezo a tener sueño, no sé por qué me estoy durmiendo. Siento frío. No debe ser nada bueno. Necesito mandar un mensaje, llamar a alguien. No quiero dormirme, la oscuridad ahora me da miedo. No tengo cobertura,y tengo tanto sueño.
Este móvil me costó seiscientos euros, ¡¿Cómo es posible que no sirva?! Se me cierran los ojos y lo último que leo es “Conectando…”

Abro los ojos. Desorientado. Asustado. A mi alrededor tubos y pitidos que me recuerdan que estoy vivo. La policía está a mi lado, me preguntan, respondo lo poco que sé y lo mucho que recuerdo. Los sonidos retumbando en mi cabeza, el peso muerto sobre mi cuerpo, y sobre todo recuerdo mi miedo.
-          ¿Cómo me encontraron?
-          Cuando su familia se enteró del accidente llamó a emergencias, dijeron que su móvil, tenía GPS.
Se marchó, sin más. Me giré sobre un costado y lo cogí, ahora se podía leer… “Conectado”.

¡Hasta la próxima desconexión!