domingo, 18 de abril de 2010

EDAD: 33 AÑOS


Las 11.16 horas.

Estaba tumbado sobre la cama, con las esposas fijando sus pies y sus muñecas a aquellos finos, pero resistentes, barrotes de acero. Su cuerpo estaba tenso, como la cuerda de una guitarra. Cualquier cosa podría hacerlo saltar, sólo que estaba encadenado. Quedaba tan poco por hacer. Tenía 33 años. Qué ironía. Nunca había sido creyente, pero ahora iba a compartir un destino parecido con aquél Ser, al que medio mundo adoraba. Claro que a él no lo crucificarían, ni había sido culpado injustamente, pero tampoco había tenido sueños de grandeza y se había proclamado Hijo de Dios, así que casi estaban a “mano”. Esa idea le hizo sonreír, estaba claro que los nervios le empezaban a jugar una mala pasada, qué clase de pensamientos eran esos. El único parecido que tenían es que ambos habían sido juzgados, y declarados culpables y ambos serían ejecutados a la edad de 33 años. Por lo demás, nada tenían que ver sus vidas...

Recordaba cuando lo instruyeron para comenzar a delinquir. Tenía nueve años, cuando sus hermanos y padres le enseñaron a colarse en las tiendas y en las casas para robar, aprovechándose de su minoridad de edad. Era algo seguro. Le habían dicho muchas veces que lo peor que podía pasarle es que, los dueños, le dieran unos golpes si lo pillaban, pero nada más y debía sacrificarse por la familia. Debían comer. Ellos no podía porque acabarían en la cárcel, pero él, era otra cosa, era impune a todo lo que pudieran intentar.

Pero sí había una consecuencia que nadie le explicó. Algo que le haría perder todo lo que su infancia le debía regalar. Recuerdos y situaciones que quedaron en el “Debe” de la cuenta de su vida. Entró, por primera vez a un centro de menores con catorce años, allí fue el principio del fin. Todo estaba abocado a este final. Habían transcurrido los años y ahora, a los treinta y tres, la “contabilidad” de su vida jamás “cuadraría”...

Las 12.30 horas.

El médico esperaba para la inyección, con su cara de tedio. Su trabajo no era el más estimulante, nunca estudió la carrera por vocación, pero tampoco esperó convertirse en un verdugo. Siempre creyó que tales cosas se habían acabado en los tiempos remotos que exhibían las películas. Pero ahora, todo era más frío, más limpio, más “humano”. Lo que no había cambiado era el hecho de convertirlo en un espectáculo. Pura y llanamente, nunca entendería por qué se encontraba rodeado por una pecera de cristal. Era como un pez sin agua. Y no creía que fuera mejor para el preso. Si al menos fuera algo íntimo, algo que no pareciera un circo... Pero no. Allí estaba, con su tez lívida, de nuevo frente a la galería. Intentado poner pose de profesional, ante la inminente ejecución. No sabía que había hecho el chico al que hoy despojaría de su vida. Hacía mucho que había dado orden de no conocer los expedientes, antes le servían para justificar sus acciones, ahora sólo le daban más quebraderos de cabeza, intentado decidir si realmente se lo merecía o no. “Es un trabajo, no es responsabilidad tuya” se repetía una y otra vez. Pero aquellos que firmaban las sentencias no manchaban sus almas con la muerte de los presos, no los veían apagarse delante de ellos, con esa mirada de pánico que, al final, todos mostraban. Esa mirada que se clavaba en su mente por la noches y lo dejaba despierto sin remedio. “Esta es la última, dimitiré” volvía a repetir frente al espejo del baño todas aquellas noches de insomnio. Pero con las luces del día los fantasmas volvía a esconderse y las facturas y responsabilidades aparecían. “Total, no puede ser peor de lo que ya es, si me voy ahora nada cambiará” y regresaba a su puesto de trabajo, en un círculo vicioso, sin visos de acabar.

Ya es la hora.

Vio al chico entrar a la “pecera” con su mejor pose, haciendo un intento por mantener la calma.

-Como todos- pensó- Pero no te durará demasiado porque, en realidad, esto es profundamente aterrador. Así que no te preocupes por aparentar, llora, grita, ruega, pide perdón, suplica, pude que no cambie nada, pero que no te avergüence, porque de verdad es algo horrible. Incluso puede que incomodes a alguien y que por fin se de cuenta de lo que realmente se hace dentro de esta limpia y pulcra pecera. ¿Por qué todos se empeñan en aparentar que no es nada? Yo no puedo aguantarlo más...

Las 22.35 horas.

Sentado en el sofá de su casa, con la tele encendida en una de esas series cómicas que abundan en la televisión estos días. Una de esas cuyo guión es predecible sus chistes infinitamente utilizados y sus actuaciones mediocres, iluminaba tenuemente la habitación. Su mano aferrada sobre el mando...

Las 22.50 horas.

Descubren en el inventario, que faltan dosis de las inyecciones letales. Miran los pases de seguridad. Desde el último inventario, sólo han entrado dos personas, una está en ese momento haciendo el recuento, la otra es el médico...

Las 23.16 horas.

La policía encuentra el cuerpo del médico en la misma posición. Con varias agujas clavadas. Nadie se explica cómo tuvo la sangre fría para hacerlo, era un procedimiento macabro. Uno de los policías levantó acta de lo ocurrido...

-Tenía 33 años...

18 comentarios:

Castigadora dijo...

Niños llevo intentando publicar dos días! El blogger está medio loco!! Parecía una obra de romanos poder sacar el post. Tuve que quitarle todos los estilos para hacerlo y ni hablar de música. Espero poder arreglarlo para la próxima vez!!
Un abrazo a todos los echaba de menos!

Miguelo dijo...

podrias sacar un buen libro de esta historia

Castigadora dijo...

MIGUELO: Pero que va! Ya destripé el final, no? Je je
Un beso

Jordicine dijo...

Nosotros también te echábamos de menos. Buen y negro retorno. Hasta ña próxima desconexión, CASTIGADORA.

Castigadora dijo...

FRANCISCA: Bienvenida. Ya pasé por tu blog. Gracias por la invitación.
Saludos

JORDI: Uf! No sabes lo mucho que me costó volver. Pero me alegro muchisimo de verte. Negro regreso, no podía ser de otra forma, no?
Besos

darling dijo...

Hombre, diste con unos de mis temas favoritos el suspense, pero chica quien mató al medico? El que estaba esperando para pasar a la otra vida o el propio médico cansado de matar a tanta gente ... desvelamelo, me alegra leerte de nuevo, como siempre, estuve perdida pero regrese je, je

Castigadora dijo...

DARLING: Me alegra verte de vuelta. ¿Qué quieres que te desvele? ¿Por qué haría yo algo tan atroz como desvelarte una incógnita? ¿Por qué mataría la curiosidad y la posibilidad de que seas tú quien elija el final? NUNCA! jajaja
Un beso compi!

alfonso dijo...


Ha merecido la pena esperar. Esto es un regreso por todo lo alto. Como siempre, nos sorprendes con un final inesperado. O si esperado, da igual, pero que sobrecoge.

un beso... sin desconectar.

CristalRasgado & LaMiradaAusente

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Castigadora dijo...

ÑOCO: Siempre tan bueno en tus comentarios. Gracias. Es un placer volver con lectores así!
Un beso

MentesSueltas dijo...

Castigadora, hermoso relato... un estilo y un tema muy impactante. Me gusto, mucho.

Te abrazo
MentesSueltas

Tristancio dijo...

Es verdad, blogger está medio loco... no deja reeditar, a veces, ni siquiera publicar, pero en fin...

Me ha gustado ese relato, la comparación con Cristo, si bien es un motivo recurrente, tú la haces particular, interesante, así como la construcción narrativa, el cambio de foco... Uff, qué pesao, que técnico y literatillo me he puesto :)

Diré mejor que me he quedado pensando, y que, aunque tenga un sabor amargo, la he disfrutado.

Debo robarle minutos al tiempo para escaparme a leer por estos rincones. La vida cotidiana (entiéndase laboral, entiéndase perros) no me da tregua. Pero te debía una visita, y claramente, el placer es mío.

Abrazo.-

Sexygirl dijo...

Mi chingu Preciosa!!! dejando comentario que ya se me adelantaron varios, gracias otra vez por deleitarnos con tus relatos y bastante sombrío diría yo pero finalmente termino encantada contigo.
Saludos desde la distancia mi querida amiga.

Jordicine dijo...

Castigadora, please, pásame un e-mail y te hago llegar lo del cine oriental. Seguro que tengo el tuyo pero ahora no recuerdo cuál es. Al no corresponder los nicks con los nombres a veces me pierdo. Sorry. Un beso.

Castigadora dijo...

MENTESSUELTAS: Que bueno verte por aquí. Me alegra mucho que te guste.
Un beso

TRISTANCIO: Me hacen bien tus comentarios, siéntete libre de ser todo lo técnico.... que desees. El placer de que vengas a verme es siempre mio.
Un beso.

SEXYGIRL: Chingú! Encantada de verte. Y debo decir que mis relatos casi siempre son "oscuros" como bien diría mi amigo Jordi!
Un beso. Nos estamos leyendo.

JORDI: Mandado el correo! A la esperda de noticias!
Besos

santiago dijo...

me gustó tu historia y me gusta tu tierra, un placer leerte y conocerte

Castigadora dijo...

SANTIAGO: Bienvenido a mi pequeño rincón! Un placer tenerte por aquí.
Saludos

Anónimo dijo...

Vuelo Libre: Muy bien, siempre me gustan las comparaciones de los 33 años... me encanta el tema...es una edad... que tiene su cosa... es sexy... y para ser un cadaver bonito es ideal, además ya sabes un poquito de la vida... o demasiado... como para terminarla, ya¡¡

Nunca sabes si seguir despues va a merecer la pena... sobre todo con algunos trabajos...

Lo entiendo... a veces es mejor terminar así... que seguir vegetando... viviendo sin vivir...

Has vuelto en forma¡¡¡ jejeje

Besos

Castigadora dijo...

VUELO LIBRE Iba siendo hora de hacer aparición, no? jaja. Veo que tu comentario está lleno de optimismo con la vida! No dejes que el trabajo te amargue. Que no te afecte. La vida es mucho más que trabajar...

Besos