jueves, 30 de abril de 2015

BATALLAS QUE DEBES PERDER


Aunque necesito que me reconforte, cuando me abraza, sin proponérmelo, coloco mis brazos flexionados contra su pecho, a la defensiva; pero su convicción es mayor que la mía y su férrea determinación vence mis barreras. Poco a poco dejo caer los brazos y rodeo la curva de su espalda.
Mi cuerpo se ablanda ante el calor que lo envuelve, como si lo recordara de un pasado lejano; el corazón se abre, lo deja entrar mientras se cierra el abrazo.

Me ha vencido, vuelvo a ser vulnerable. Nada me da más miedo.

¡Hasta la próxima desconexión!

4 comentarios:

alfonso dijo...


Con el título lo dices todo. La rigidez absoluta lleva directo a la rotura (no ruptura). La flexibilidad de un junco le permite sobrevivir, dejándose vencer para volver más fuerte.
Pero todo tiene un límite... a saber dónde.

Un beso

· LMA · & · CR ·

Castigadora dijo...

Ñoco, perder una batalla nunca es fácil de aceptar.
Creo que me hago adicta a tus reflexiones. ¿Qué pensará Ñoco de esto? jajaja. Casi un vicio no dañino (o tal vez sí)

Besos

tetealca dijo...

La energía y electricidad de un abrazo rompe todas las barreras.
Me encanta Casti.

Castigadora dijo...

Tetealca, más encantada estoy yo de tenerte de vuelta. ¿Qué tal el receso? ¡No te ausentes mucho tiempo!
Besos