miércoles, 19 de diciembre de 2007

LLUVIA, SOLEDAD, MIEDO Y CANCIÓN DE CUNA



Era una noche muy fría, los truenos y los relámpagos se sucedían, sin descanso. Llovía intensamente. La gente se resguardaba de la tormenta en los portales de las casas, bajo los balcones, en las tiendas. Pero ella no. Iba empapada de los pies a la cabeza, pero su caminar era lento, cadencioso. No tenía paraguas, ni abrigo, ni intención alguna de refugiarse de la manta de agua que le estaba viniendo encima. Las personas la miraban deconcertadas.


- ¿Qué le pasa a esa? Mira como va.


-¿Por qué no entra en algún sitio. ¿Por qué al menos no corre? si es que está cerca de su casa.


Pero ella ni tan siquiera se percataba de ello, iba en su mundo, sin prestar atención a nada más. No le importaba estar calada hasta la médula, de todas formas sabía como acabaría al día siguiente; ya estaba acostumbrada. A la mañana siguiente se despertaría sobre su cama toda empapada, sin saber que había pasado la noche anterior, pero ya no le importaba se había llegado a acostumbrar a esas pequeñas lagunas que invadían su mente, así sin avisar.


De repente al cruzar una calle, sintió un fuerte golpe, un dolor atroz, y luego nada, no podía oir nada, sentir nada. El coche se dió a la fuga. Allí fue donde la muerte que tanto la rondaba, la encontró, pero no fue donde ella encontró la muerte.

Un hombre de pelo canoso, se apresuró a llegar a su lado, comprobó que estaba viva y avisó al 061. No tardaron en llegar y trasladarla al hospital más cercano. El desconocido se había empeñado en acompañarla a pesar de no conocerla de nada. Los médicos accedieron con tal de no perder más tiempo. Este hombre se sentía terriblemente sólo, no le quedaba familia, su único consuelo era salir a pasear por las calles de su ciudad e imaginar que su vida era la de ese hombre que andaba agarrado al brazo de su mujer, o aquel otro que jugaba con sus nietos, o tal vez el que perdía al dominó con los amigos en el bar. Se sentía sólo y esta vez fuera quien fuera ella había necesitado de él y no iba a dejarla ir tan pronto.


Llegaron al hospital, pero no había forma de identificarla, puesto que no llevaba documentación alguna. El desconocido no pudo decir quien era ella, sólo lo que había pasado, y describir el accidente de tráfico. Los trabajadores del hospital dieron aviso a la policía, mientras comenzaba el largo periodo de pruebas, para comprobar las constantes de la "chica de la lluvia" que era como la llamaban hasta que pudiera identificarse.


Tras algunas horas de análisis, sacar sangre, hacer escáners, y demás engorrosas pruebas médicas, se consideró que la paciente estaba en coma. De este modo, se abandonó, momentaneamente, la cabecera de su cama y el anciano entró a verla.


-No te preocupes, todo saldrá bien, confia en mí, yo puedo venir a verte todos los días hasta que mejores, no te dejaré sola, ahora tienes que intentar ponerte bien.


No sabía por qué pero no podía dejarla sola. Acaso ella tampoco tenía familia e iba a quedarse en aquel frio lugar sin que nadie la apoyara en este trance. No! Él no lo permitiría aunque tuviera que venir cada día.


La policía se presentó por fin para averiguar lo sucedido. Dos jóvenes policías se personaron en el hospital. Mientras uno de ellos intentaba averiguar quien estaba acargo de aquel desmadre, el otro pasaba entre los enfermos de trauma. De repente, sus ojos se expandieron, su boca se abrió, para gritar, pero de ella no salió sonido alguno. Sólo al final, cuando creía que su sangre se había paralizado en sus venas, se le escucho susurrar un nombre: Isabel! Sus mejillas se llenaron de lágrimas y casi cae de rodillas al suelo, pero un hombre de pelo canoso lo ayudó justo antes de que cayera. Le sentó en una silla a su lado y le preguntó si conocía a la "chica de la lluvia".


-¿Qué? ¿Ella es la chica a la que han atropellado?


-Sí.


El compañero se acercó. Le preguntó que le ocurría y éste le contestó que la chica que estaba en coma, la del atropello, la "chica de la lluvia" era su herman Isabel. Después de esto empezó a contarles los detalles que podían rellenar los huecos de esta historia:


Isabel estaba enferma. Tenía una enfermedad mental. No podía recordar quien era, por lo que siempre que olvidaba algo su cerebro, para colmar esos vacios, inventaba toda clase de mentiras. Llegó a ser tal el desarrollo de la enfermedad, que no reconocía quien era ella realmente, y tuvieron que internarla en un centro psiquiátrico. Pero no tardó en escaparse de él. Bueno de hecho ni tan siquiera escapó, puesto que en aquel momento creía que era una doctora del mismo, así que se fue por la puerta principal, sin más. De eso hacía más de cuatro meses, y no habían sabido nada de ella, no se explicaba como había hecho para sobrevivir sin ayuda, ¿de donde sacaba el dinero para vivir? ¿Donde vivía? ¿Cómo estaba?


-Creíamos que estaba muerta, en mi trabajo vemos cosas horribles y no tenía esperanza de que estuviera viva y mira donde está. Tan sola, sin saber que su familia la espera. Llené toda la ciudad con su fotografía y no tuve respuesta, nunca.


Lloraba sin poder controlarse. Su compañero le dijo que el médico le comunicó que estaba en coma y que no sabía si podría despertarse.


-Yo sé que sí. No es la primera vez que se queda así. Cuando su cerebro se saturaba o sus mentiras eran tales que se contradecían entre sí, se bloqueaba, no podía seguir, es como si se cansara. Entonces caía en un sueño como éste, la primera vez casi la dimos por perdida, pero hay algo a lo que siempre responde.


Se acercó a su oido y empezó a cantar "Duerme ligero, mi niña que en el sueño escondida no podrá verte..." era la nana que les cantaba su madre de pequeños, siempre que tenían miedo a la oscuridad. Lloraba mientras la cantaba, pasaban por su mente todos los recuerdos de su infancia con ella.


Isabel estaba perdida, su cuerpo no la obedecía, no podía sentir, era como si todo ella fuera de cartón, se alejaba, sabía que se estaba llendo pero no sabía a donde. Su mundo cada vez era más negro, más silencioso, más frio, pero de repente... una luz, una voz, una cálida presencia, su mano, su acentó, su aliento, esa voz.. ¿Qué le decía? ¿Por qué le sonaba familiar? La traía de vuelta, pero no sabía si quería volver, estaba tan agotada de vivir.

Un momento! Esa canción, esa voz, esa luz que se colaba en su mundo de tinieblas. De pronto sus ojos, muy, muy lentamente se iban abriendo, le pesaban, eran losas de mármol.. esa voz... esa cara... no podía ser, ¿lo había visto bien? ¿No era ese su hermano Raúl?


-¿Raúl...? dijo mientras acariciaba su cara


Raúl no podía ni hablar hacía mucho tiempo que ella no lo llamaba por su nombre. Raúl no existía para ella desde hacía tanto. Cayó sobre su pecho y lloró como un niño, por haber recuperado a su hermana aunque fuera por un momento, por un instante, por un segundo. Volvió a ser su pequeña hermana.!



(Es otra historia con la colaboración de Peter Pan!, Ya ha sido operado, ahora sólo queda recuperarse. Muchos besos Peter!!!)



Hasta la próxima desconexión!!

10 comentarios:

el_iluso_careta dijo...

ABSOLUTAMENTE MARAVILLOSO....
A MI ME ENCANTA EMPAPARME EN LA LLKUVIA...TOTALMENTE....DEJARLA FLUIR..
ES UN RELATO...MAGNIFICO...
CAVEZ QUE TE VUELVO A LEER...ME GRATIFICO...
UN BESO Y FELIZ NAVIDAD...

Jordicine dijo...

Una historia a 4 manos, Castigadora' Seguro que el escenario es tuyo, aunque esta vez no has hablado de viento. Ja ja ja. Me gusta el personaje anónimo que ayuda a la chica. Es el guarda de tormenta en el puerto? El caso de Isabel es extremo, pero creo que a todos nos gustaría apretar el botón de off (aunque sólo fueran algunos segundos) para desconectar de todo y de todos. Buen final. Y recuerdos a tu otra mitad de escritora. Quese recupere pronto. Besos, Castigadora.

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Ay, el textito me erizó la piel y removió mis sentidos... Maravilloso relato, castigadora. Besos grandes. Y polvos mágicos para Peter Pan, para que se ponga bien prontito

Pasitos de bebe dijo...

No puedo leerte ahora, pero me paso a desearte un feliz año 2008
Guapa!!

Un beso

el_iluso_careta dijo...

vuelvo a entrar vuelvo a enamorarme de este txto...me encanta...

Castigadora dijo...

Iluso: Me halagan tus palabras. Da gusto escribir contigo para leer

Besos!

Jordicine: Si el escenario es mio ¿cómo lo supiste? Mi otra mitad ya esta en casa. El personaje anónimo, espero que la solidaridad que debe haber en el mundo.

Besoss

Madam: Gracias. Conmoverse con el relato me conmueve a mi

BEsos

Pasitos!! Que bien que estes de vuelta mi casa siempre abierta para ti
Muchos Besos!

Meri dijo...

Siempre que entro aqui me sumerjo en un mundo lleno de pequeñas situaciones cotidianas que guardan tantas emociones escondidas que me hacen pensar en las paradojas de este mundo loco..

Al menos brilló un poco de esperanza en los ojos de todos los implicados. Nunca estamos solos del todo!

Un beso niña y a Peter Pan!!

Castigadora dijo...

Meri: Gracias. Las mejores historias salen de lo cotidiano de lo que nos enseñan a lo largo del día, de lo que vemos, leemos o soñamos

Besos!

Anónimo dijo...

Me ha encantado, creo ke nos ense�an ke aunke creamos ke estamos solos, siempre hay alguien que nos necesita, aunke sea en los dia de lluvia. Aunque sea alguien el en este caso ella no sepa ni quien es. Es un relato te deja sin palabras, a partir de ahora dejare el paraguas en casa, aunke aki llueve poco, enhorabuena, muy bueno, castigadora.

Castigadora dijo...

Eih! Gracias. Muy buen comentario. Si que es cierto que me gusta pensar que siempre hay alguien que cuide de ti cuando menos lo esperes. Es bonito tener confianza en la bondad de la gente aunque sea "anónima"

Saludos!!!