martes, 30 de septiembre de 2008

COBARDE


Sabía desde hacía más de un mes que él se iría. La había llamado, y con su acostumbrada manera de decir las cosas, le había soltado, que se iba a trabajar ¡¡¡¡a la otra punta del mundo!!!!
-En un mes, toda mi vida va a cambiar! Tengo tanto por hacer antes de irme! Bueno nos vemos esta noche, ¿no?
Y colgó sin esperar respuesta, otra vez, como siempre. Y ¿para qué? Si sabía que siempre iba a estar allí.

Hoy era el último día, y su cabeza no paraba de girar. Se debatía irrefrenablemente, entre decirle lo que sentía por él, o callarse, como había hecho hasta ahora, y tragarse todos esos sentimientos, no correspondidos que la llenaban por dentro, pero que al mismo tiempo la hacían sentir vacía y hueca, como una pared de cartón. No le quedaba mucho tiempo. Tal vez inconscientemente lo había dejado para el final, porque si se lo decía y no resultaba como esperaba no tendría que volver a mirarlo a la cara en mucho tiempo:

-Cobarde- se decía cada día al levantarse y aguardar, mientras se mordía la lengua una y otra vez hasta hacerse sangre.

Era el gran día. Ya no quedaba más tiempo. Tenían una cita a las cuatro para tomar café. Le gustaba pensar que la última tarde se la iba a dedicar a ella.
Pero no sabía que aquella suposición no era del todo cierta.

Cuando apareció en la cafetería, con su mejor sonrisa, desprendiendo luz por donde andaba, tanto así que antes de llegar varias personas habían vuelto la cara para verla caminar, con su aire de princesa, flotando por encima de la tierra y del común de los mortales, encontró una cruel escena.

Ella, estaba allí. Aquella mujer a la que odiaba profundamente, de una manera insana, incluso, estaba abrazada a él lagrimeando sobre su hombro. Pero su ira no fue contra ella, no, esta vez no, la había odiado todo este tiempo, y sabía que lo que realmente odiaba era que él no pudiera despegarse de su cuerpo. ¿Por qué no podía ver, como lo trataba? ¿Por qué no se daba cuenta, que era ella la que siempre estaba allí para apoyarlo? ¿Por qué...?
Sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, y antes de que pudieran verla en ese estado, dio media vuelta y salió corriendo. Todo el embrujo había desaparecido. Aun hubo alguien que se giró a observarla, pero solamente, porque sentían curiosidad por esa mujer que lloraba como una colegiala, por mitad de la calle.

Llegó a su piso y el corazón le bombeaba como una máquina a punto de explotar. Sus ojos le ardían, parecía que las lágrimas que salían de ellos eran de fuego y sal. Sus venas palpitaban en sus sienes, en sus brazos, en su cabeza, incluso en sus piernas, era pura agitación. Era... ira.
Estaba tan furiosa, tan enfadada, tan... decepcionada, tan dolida, tan triste, tan enormemente triste. Mientras comprendía la verdad de sus emociones se fue calmando, lenta, progresiva, extrañamente. Su cuerpo no reaccionaba a los estímulos, estaba muerta en vida. Agotada.

Entonces sonó el timbre de casa. Una, dos, tres veces, pero su cuerpo no obedecía, cuatro, cinco, seis. No supo cuentas veces lo escuchó sonar, pero no abrió la puerta hasta que oyó su nombre pronunciado tras ella.
Su voz la revivió, era él. La causa de sus desvelos. Había tardado tanto tiempo, que su cuerpo se revelaba. Era demasiado tarde, no existía el camino atrás. La decisión ya no estaba en sus manos, hacía tiempo que se le escapó, ahora sólo le quedaba lo de siempre, más de lo mismo.

Se levantó y como una autómata abrió la puerta.

Entró. La miró de arriba a bajo, y reparó, era imposible no hacerlo, en sus ojos hinchados, su rostro congestionado, su maquillaje deshecho. La interrogó por el motivo de su aspecto, y ella, experta en disimular, dijo:

- No es nada- y sonrió como sabía- simplemente me ha dado un bajón, al darme cuenta de que te ibas pero nada más, mira que pinta, voy a tener que ducharme, porque esto, no hay toallita desmaquillante que lo solucione-.

Pero no era su mejor mentira y además él sabía que no era cierto. La había visto en el bar, justo cuando se giraba para irse. Al principio pensó que se había olvidado algo o que salía por algún motivo para regresar después, pero al no hacerlo, su cabeza empezó a atar cabos, y decidió ir a buscarla. No podía creer que no fuera a despedirse.

-No. Si que iba a ir, pero es que me dejé el móvil y tuve que volver- cada vez era más endeble su mentira.
Vio reflejado en su rostro la incredulidad. La miraba como... si... estuviera ¡¡¡decepcionado!!!! No podía ser, encima de todo, tenía intención de recriminarle ¡¡¡su actitud!!!

Fue cuando estalló:

- No sé a que has venido se te veía muy bien acompañado, ¿sabes? ¿Por qué no vuelves con ella?- parecía que iba a contestarle, pero no quería darle la oportunidad, si le dejaba hablar lograría convencerla, incluso hacer que se sintiera mal, y aunque sabía que no era más que una amiga para él, y no tenía derecho a acapararlo, ni a hacerle aquella escena, no podía parar, se le escapaba por los poros de su cuerpo, todo su ser se lo gritaba.

Él estaba desconcertado “¿A qué venía aquel arranque?”. Sólo estaba despidiéndose de su amiga, lo había hecho con casi todos, menos con la energúmena que le estaba gritando en la cara, sin intención de calmarse, y sin motivo.

-Estoy harta, de que vengas a verme sólo cuando necesitas de mi. Cuando algo te ha salido mal, cuando quieres contarme alguna anécdota. Pero jamás preguntas cómo estoy- eso no era cierto, pero ya se sabe que en una pelea siempre se dramatiza un poco- harta de que te creas con derecho de disponer de mi cuando se te antoje, sin tener que dar nada a cambio. ¡¡¡¡Harta!!!!. ¿Y sabes qué...?

En ese preciso instante él la empujó contra la pared, y la apretó contra si, unos segundos, tan sólo unos segundos, calibrando antes de besarla. Un beso, húmedo, rabioso, apasionado, impetuoso y tardío.
Se separó de ella, la miró a los ojos intensamente, y se dirigió a la puerta de la casa. Pero antes de salir dijo:

- Siento mucho que estés enfadada, y que ésta vaya a ser nuestra última conversación. Pero no podía irme sin hacerlo aunque fuera una sola vez. Para esto había quedado contigo en la cafetería, y llevo pensándolo mucho tiempo, pero estaba inseguro, y tu amistad era muy importante, no quería que se estropeara. Pero ahora ya está estropeada...- y salió dando un portazo.

Ella ni siquiera había reaccionado, estaba congelada, como cuando le das al botón de pausa en el reproductor. Intentaba asimilar lo ocurrido, pero su cerebro no quería funcionar.
Mientras su piso se colapsaba de vientos huracanados que reflejaban su estado de ánimo, articuló, en un susurro:

-Cobarde, cobarde, cobarde...- Aunque no sabía si se refería a él o a ella. O puede que a la suma de ambos.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 23 de septiembre de 2008

¿ME OYES?


El niño reposaba la cabeza en su brazo, estaba profundamente dormido, por fin. Aun podía sentir la conmoción que había sufrido aquella tarde. Tras su charla se había ido apaciguando, justo lo contrario que le ocurría a él.


Su hijo David había visto como un alumno del colegio, varios años mayor que él, se abalanzaba sobre su profesor y lo golpeaba salvajemente, mientras le gritaba improperios, sin sentido. Tanto él como sus compañeros, se habían quedado mudos, quietos, como si fueran estatuas de piedra. La sorpresa los convirtió en espectadores involuntarios, de un espectáculo, que distaba mucho de ser, cuando menos, soportable.
Tardaron sólo unos minutos en acudir en su socorro, pero para David transcurrieron horas, al menos eso le pareció. Cuando consiguieron reducirlo, su profesor, estaba totalmente desfigurado, corría su sangre, por el suelo, y apenas se movía, pero lo que más le llamó la atención fue ver sus lágrimas mezcladas con la sangre. Le corrían por la cara, como si fuera un niño de la misma edad que su alumno.

David no estaba acostumbrado a aquello, su padre jamás le había pegado, su familia no era violenta, y la única violencia que veía era en las películas de la televisión, y en ellas, el personaje bueno, el que no tenía culpa, el que se veía arrastrado por la locura de los demás, recibía los golpes pero se levantaba con un pequeño corte en la cara, y seguía adelante en la película, sin lágrimas, sin dolor, como si su posición de inocencia le protegiera de lo que los demás le estaban haciendo.
En este día aprendió lo falsas que podían ser las secuencias de las películas, y su cabeza giraba entorno a las imágenes que había presenciado, la injusticia que realizó aquel chico.
David contaba solamente con cinco años y se había hecho preguntas sobre todo lo vivido, preguntas que obviamente le tocó responder a su padre:
- Ese chico ¿por qué le pegó a mi profe?
- Pues, lo cierto, es que no se los motivos, pero nunca se debe pegar a nadie.
- Tú siempre me dices eso, no pegues a los demás niños.
- Claro.
- Dime, ¿él no tiene un papá que le diga esas cosas? No pegues a los niños, ni a los profesores.
- Sí, claro que debe tenerlo, pero no siempre se les hace caso a los padres. ¿O es qué tú me haces siempre caso?
- En eso sí. ¿Estará bien el profe?
- No te preocupes dentro de poco volverá al colegio.
- Y ¿el chico?
- No, él no.


Su respuesta debió tranquilizarlo bastante, porque fue entonces cuando se durmió, no había conseguido serenarlo en todo el día. Se sentía mal, al saber que su hijo había estado presente en semejante situación con su edad. Muy pronto había percibido lo "malo" que había en el mundo, sentía como si parte de la ingenuidad que tenía se hubiera esfumado, eso lo ponía realmente triste.


Seguía dándole vueltas a la pregunta: “¿él no tiene un papá que le diga esas cosas?” No era tan sencillo, a veces no sabemos escuchar a nuestros hijos, y desaprovechamos la oportunidad de darles la respuesta que buscan, otras no nos hacen caso, y cierran sus oídos, y sobretodo su mente, a nuestro consejo, incluso hay ocasiones en que no estamos allí para escuchar sus preguntas, y deben responderse solos.
Antes de quedarse dormido, abrazado a su hijo, llegó a la conclusión de que era una mala época para ser niño, y eso los hacía crecer muy deprisa, faltos de la inocencia que correspondía a su temprana edad, pero también era una mala época para ser padre, y los hacía desistir muy deprisa, ¿se daría por vencido con su hijo, como muchos de los padres que conocía?...


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

martes, 9 de septiembre de 2008

LA DANZA DEL GUERRERO



(Escuchad la canción mientras lo leéis)


Todo estaba oscuro, lo único que podía ver sobre el hielo, era su traje de gasa verde, y su melena roja como el fuego. Estaba muerta, lo supo, incluso antes de acercarse. Su amor, su vida, su compañera, había fallecido mientras estaba fuera, sola, sin volver a verlo, sin su calor, sin su voz para arroparla, envuelta en este inmenso frío.

El destrozado guerrero no alcanzaba a creerlo. Para él, ella era eterna, no podía perecer de este modo, no podía acabar así su amor.
Una melodía comenzó a sonar, no sabía de donde provenía tan dulce música, pero poco le importaba. En aquel triste momento, sólo podía pensar en volver a tocar su piel, tan blanca, como la escarcha que descansaba sobre su cuerpo inerte, besar sus labios, rojos como su melena, bailar con ella la última danza.

La levantó dulcemente del suelo helado, la arrancó de las fauces afiladas del hielo, no quería dejar que se enfriara. Su pelo resbaló por sus hombros, tan grácil, tal natural, tan dolorosamente hermoso. Su vestido, vaporoso, se movía entorno a su cuerpo, como si caminara a su lado, como una mujer de cuento.

Comenzaron su danza improvisada. Él la abrazaba entre sollozos incontenibles, pero silenciosos, sólo la música se oía. La levantaba por los aires, como si pudiera volar, la atraía, la alejaba, siempre pendiente de su mirada perdida, de su rostro de muñeca. La acariciaba, pidiendo, en muda plegaria, que le dejaran volver a sentir su mano cálida sobre su piel forjada en las batallas, como antes de partir. Le mesaba el cabello, mientras la hacía girar entre sus brazos. La llevaba en volandas, entregándosela al cielo, pero retirándola antes de que pudiera aceptar su ofrecimiento. Con el corazón roto y la pérdida supurando por todo su ser, escuchó como la música llegaba a su punto más álgido, y pudo sentir que el peso de su amada, no era el mismo que al principio de la danza.

Cuando no pudo resistirlo más y todos los músculos, huesos, y sentidos que formaban su cuerpo y su persona clamaban atormentados de pena, la atrajo una última vez hacia él y la besó, dulce, tierna, levemente en los labios, exigiendo que no se la arrebataran, y dejó caer su cabeza en su cuello, desconsolado.
La sintió estremecerse bajo su piel, en su húmedo abrazo. Abrió sus enormes ojos y su corazón volvía a golpear en su pecho. Su súplica, su danza, la traían de vuelta arrebatada de la muerte prematura e injusta.
Su felicidad, era inconmensurable, sus cuerpos se entregaron de nuevo al baile, esta vez sonriendo, llorando, saltando, al mismo tiempo. Se aferraban mutuamente, para comprobar que no era un sueño, ni una ilusión. La suspendió sobre su cabeza, haciéndola reír, giraban y giraban, hasta que la música cesó. Y al fin se fundieron en un emotivo abrazo, lleno del calor de sus propios cuerpos.


Se encendió la luz sobre el hielo, y los aplausos sonaron, atronadores, retumbando en toda la pista de patinaje. Los patinadores se separaron lentamente, con una alegría incontenible, y una sonrisa impresa en su rostro. Lo habían logrado, habían emocionado a su público, que se alzaba en pié en el pabellón, lanzando ramos de flores de todos los colores, que caían, como una lluvia mágica que no mojaba, en señal de entusiasmo y apoyo.
Estaban exultantes, lo habían coreografiado partiendo de un sueño de su entrenadora, y ese era el resultado de su esfuerzo.La medalla de oro de patinaje artístico en categoría de danza sería suya. Fue en ese momento, cuando de los ojos de los jóvenes patinadores, salieron verdaderas lágrimas de felicidad.




(De esta actuación de Marina Anissina y Gwendal Peizerat surgió este relato, os dejo vinculada otra actuación con la que ellos ganaron el oro en las olimpiadas de 2002, para los que les guste el patinaje artístico sobre hielo)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

viernes, 5 de septiembre de 2008

SI TODOS MIS SILENCIOS HABLARAN





"Que hablen todos mis silencios "

Aun seguía dándole vueltas a la frase. Estaba escuchando aquella canción en su MP3, mientras caminaba por la ciudad, sin rumbo fijo, y de repente, la frase la golpeó, no recordaba cual era el tema de la canción, y casi no había percibido quien era el cantante, que sonaba dentro de su cabeza, pero nada de aquello importaba, sólo las palabras de aquella frase.

"Si todos mis silencios hablaran" -Yo sé exactamente que es lo que dirían- se dijo asimisma- Más bien lo que gritarían. Gritarían sin duda su nombre. Todas las veces que lo he silenciado, todas las veces que me lo he tragado. Todas las caricias que no he vertido, todas las verdades que me he callado por no hacerle daño.

"Si todos mis silencios hablaran"
-Podría llegar a conocerme de verdad. Podría saber cuando digo algo con sinceridad, y cuando simplemente sigo el hilo de la conversación.


"Si todos mis silencios hablaran"
-Al fin sería yo. Libre, transparente. Pero, tal vez, si todos mis silencios hablaran, no me gustaría lo que oiría de mí misma, tal vez, si todos mis silencios hablaran, hablarían de mi cobardía, de mis miserias y de mis secretos escondidos. Puede que no fuera buena idea.


Su psicóloga le había pedido que escribiera sus pensamientos esa semana, lo que fuera, lo que le apeteciera. Aun no lo había hecho, pero creyó que aquello que se estaba formando en su cabeza tendría más sentido, si lo plasmaba en un papel, y de esa manera terminaría con esa estúpida tarea.

-Además, seguro que esto nos sirve para varias sesiones, y deja de molestarme con sus preguntas y sus dobles sentidos.


Sacó un papel de su bolso, se sentó en el banco de la plaza, y se dispuso a divagar sobre lo que aquella frase le había inspirado.
Al cabo de quince minutos, todo el asiento estaba lleno de papeles arrugados, no era tan fácil como había creído. Finalmente escribió:

"La tengo frente a mí, tan idéntica, tan serena. Es mi imagen reflejada en el espejo. Tan parecida y tan diferente. Ella no es yo, y yo no soy ella. Tal vez una parte de mí quiere ser igual que ese reflejo nítido y sereno, escrutador de mis verdades. Y muy posiblemente ella quiere asemejarse a mí aunque sólo sea para salir al mundo a comprobar sus teorías. Sí, esas teorías que me lanza en la intimidad de nuestra vieja relación. Tal vez más próximas a lo que pretendo esconder de lo que me gustaría, suenan más a reproches, a reclamos por lo hecho o dicho; o peor aun, por lo no hecho, ni dicho. Me ha enseñado que no podía engañarla, que ella era la que me lanzaba las preguntas más directas y a la única que no podía mentir. No me dejaba mentir, aun hoy no me deja.Yo no he podido enseñarle nada, pero a pesar de eso sé que me envidia porque toda su vida se limita a ser mi reflejo, mi estático y doliente reflejo. ¿Por qué pensé que tenía a una persona distinta dentro de mí? ¿Por qué sigo pensando que ella va más allá de los espejos de casa y tiene una personalidad distinta a la mía? Simplemente porque ella es la suma de todos mis silencios. Sí, mis silencios. Si todos mis silencios hablaran y formaran una persona, sería ella. Pues no es más que el producto de mis propias represiones, de mis anhelos, de mis sueños frustrados, de mis deseos, de mis aventuras no vividas, de mis pensamientos más oscuros, y de los más claros. Ella es la esencia pura de mí. Sin máscara, sin disfraz, sólo ella y yo ante un espejo, ante la realidad de cada día, ante las mentiras vertidas en cada momento de mi vida. Si mis silencios hablaran, yo sería la del espejo y ella sería yo"


No sabía de donde le había salido la inspiración para aquello, pero cuando lo releyó supo, que había vertido algo más que divagaciones en aquel papel, tal vez su psicóloga no era tan inepta como se imaginaba. Esta satisfecha, más ligera, más despierta. Guardó el papel, con sus silencios revelados, se colocó una sonrisa en el rostro, y volvió a conectar su MP3.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 2 de septiembre de 2008

HOY ES MI CUMPLEAÑOS!!!!!



Se que estoy muy desaparecida ultimamente, pero es que las vacaciones me hacían mucha falta, y el retorno al trabajo esta siendo caótico, pero dadme unos días y lo tendré todo controlado de nuevo. De todos modos hoy, además, es mi cumpleaños y quería celebrarlo con todos vosotros!!!! Este año, porque casí hace un año que estoy en esto del Blog he conocido gente genial, asi que quiero compartir este día con todos!!! Disfruten de la tarta virtual!!!


Para los que les guste el Chocolate

Y ahora entonen conmigo!!!!!!!!!!!!!!ESTAS SON LAS MAÑANITAS QUE CANTABA EL REY DAVID A LAS MUCHACHAS BONITAS TE LAS CANTAMOS A ASÍ. DESPIERTA MI BIEN DESPIERTA MIRA QUE YA AMANECIÓ, YA LOS PAJARITOS CANTAN LA LUNA YA SE OCULTÓ. QUE LINDA ESTÁ LA MAÑANA EN QUE VENGO A SALUDARTE VENIMOS TODOS CON GUSTO Y PLACER A FELICITARTE. EL DÍA EN QUE TU NACISTE NACIERON TODAS LAS FLORES Y EN LA PILA DEL BAUTISMO CANTARON LOS RUISEÑORES. YA VIENE AMANECIENDO YA LA LUZ DEL DÍA NOS DIO LEVÁNTATE DE MAÑANA MIRA QUE YA AMANECIÓ...

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!