domingo, 1 de diciembre de 2013

1 de enero de 2013





1 de enero de 2013.
El móvil sonó justo después de tragar la última uva, antes incluso de poder abrir el cava. La Guardia Civil no entiende de fiestas, pensó.
Era su primera guardia. Llevaba en el cargo apenas un mes y nunca había tenido que levantar un cadáver. No te preparan para eso en la escuela de jueces.
¡Es genial, voy a ser la primera de mi promoción en hacerlo! Estaba entusiasmada, pero debía fingir ante la policía, no quería dar la imagen de frívola. Aunque ya estaba pensando en cómo contárselo a sus amigos.
Llegó a la casa sobre las 2 de la madrugada. Era una de esas casas en las afueras, escondidas en la sierra rodeada de altos árboles. Una construcción ilegal, habría que derribarla, fue lo que se le pasó por la mente. Pero no había tiempo para pensar en eso, ahora lo importante era el cadáver.
Lo encontró tumbado bocabajo en el césped que rodeaba la casa, en el lateral derecho. Sólo vestía unos calzoncillos blancos, y las manos estaban atadas a la espalda. En la cabeza tenía una bolsa de plástico, y había vomitado en ella.
“¡Asesinato!” Fue lo primero que se le pasó por la cabeza. ¿A quién no?
“Esto se pone interesante”. Su emoción iba en aumento
Pero el forense, le indicó que no era la primera vez que veía suicidios así. Solían copiarlo de una película antigua, de la que no recordaba el nombre. Se ponían una bolsa en la cabeza y la ajustaban, después para evitar quitársela en un momento de pánico, se ataban las manos a la espalda con bridas de plástico que usa la policía, ajustándolas al tirar.
-Pudo sentir miedo al asfixiarse y acabar tirándose por la ventana- dijo el forense.
Por lo que subió a la habitación de la que supuestamente había saltado o había sido arrojado. No vio nada interesante, así que decidió revisar el resto de la casa. Llegó a la cocina.
En la nevera había una nota.
“A la hora señalada, la muerte lo festejará, en el reloj de los doce apóstoles”
-¡¿Cómo no lo ha visto la policía?!- la joven jueza estaba atónita, le parecía imposible.
La nota estaba sujeta a la nevera con un imán que decía en inglés: “Dicen que estuve en Praga pero no puedo recordarlo” Y se veía un señor vomitando cerveza.
Su Señoría no podía ocultar su sonrisa. El forense se acercó y disimuladamente, le preguntó qué le hacía gracia en aquella situación. Pensaba que, novata como era, estaba en shock.
-¿No se da cuenta? Es muy irónico. La nota, el imán de la nevera, el vómito, es un jeroglífico. Seguro que en la prueba de sangre dará positivo en alcohol. Muy posiblemente cerveza.
-¿Perdone?- preguntó el forense, mientras parpadeaba sin comprender.
Ella no contestó.
A las 4 de la madrugada firmaba el informe de lo sucedido. En la causa de la muerte sólo puso: DEFENESTRACIÓN.

NOTA: Defenestración: Tirar a alguien por la venta.
En Praga hubo varias revoluciones que acabaron con el cambio de gobierno al ser sus miembros defenestrados.
Uno de los monumentos más importante de Praga es el Reloj Astrológico. Que se abre cada hora para dejar ver a 12 apóstoles entre otras figuras.

¡Hasta la próxima desconexión!

2 comentarios:

alfonso dijo...


Hay tanto que defenestrar aquí mismo que no nos daría tiempo de tomar las uvas, ni ayudados por los doce apóstoles.
Un relato genial, claro.

· un beso desconectado.

· CR · & · LMA ·


Castigadora dijo...

Ñoco. Cuánta razón tienes. Nos ayudaría a ahorra tiempo si se auto-defenestraran ellos mismos.

Besos