domingo, 1 de diciembre de 2013

1 de enero de 2013





1 de enero de 2013.
El móvil sonó justo después de tragar la última uva, antes incluso de poder abrir el cava. La Guardia Civil no entiende de fiestas, pensó.
Era su primera guardia. Llevaba en el cargo apenas un mes y nunca había tenido que levantar un cadáver. No te preparan para eso en la escuela de jueces.
¡Es genial, voy a ser la primera de mi promoción en hacerlo! Estaba entusiasmada, pero debía fingir ante la policía, no quería dar la imagen de frívola. Aunque ya estaba pensando en cómo contárselo a sus amigos.
Llegó a la casa sobre las 2 de la madrugada. Era una de esas casas en las afueras, escondidas en la sierra rodeada de altos árboles. Una construcción ilegal, habría que derribarla, fue lo que se le pasó por la mente. Pero no había tiempo para pensar en eso, ahora lo importante era el cadáver.
Lo encontró tumbado bocabajo en el césped que rodeaba la casa, en el lateral derecho. Sólo vestía unos calzoncillos blancos, y las manos estaban atadas a la espalda. En la cabeza tenía una bolsa de plástico, y había vomitado en ella.
“¡Asesinato!” Fue lo primero que se le pasó por la cabeza. ¿A quién no?
“Esto se pone interesante”. Su emoción iba en aumento
Pero el forense, le indicó que no era la primera vez que veía suicidios así. Solían copiarlo de una película antigua, de la que no recordaba el nombre. Se ponían una bolsa en la cabeza y la ajustaban, después para evitar quitársela en un momento de pánico, se ataban las manos a la espalda con bridas de plástico que usa la policía, ajustándolas al tirar.
-Pudo sentir miedo al asfixiarse y acabar tirándose por la ventana- dijo el forense.
Por lo que subió a la habitación de la que supuestamente había saltado o había sido arrojado. No vio nada interesante, así que decidió revisar el resto de la casa. Llegó a la cocina.
En la nevera había una nota.
“A la hora señalada, la muerte lo festejará, en el reloj de los doce apóstoles”
-¡¿Cómo no lo ha visto la policía?!- la joven jueza estaba atónita, le parecía imposible.
La nota estaba sujeta a la nevera con un imán que decía en inglés: “Dicen que estuve en Praga pero no puedo recordarlo” Y se veía un señor vomitando cerveza.
Su Señoría no podía ocultar su sonrisa. El forense se acercó y disimuladamente, le preguntó qué le hacía gracia en aquella situación. Pensaba que, novata como era, estaba en shock.
-¿No se da cuenta? Es muy irónico. La nota, el imán de la nevera, el vómito, es un jeroglífico. Seguro que en la prueba de sangre dará positivo en alcohol. Muy posiblemente cerveza.
-¿Perdone?- preguntó el forense, mientras parpadeaba sin comprender.
Ella no contestó.
A las 4 de la madrugada firmaba el informe de lo sucedido. En la causa de la muerte sólo puso: DEFENESTRACIÓN.

NOTA: Defenestración: Tirar a alguien por la venta.
En Praga hubo varias revoluciones que acabaron con el cambio de gobierno al ser sus miembros defenestrados.
Uno de los monumentos más importante de Praga es el Reloj Astrológico. Que se abre cada hora para dejar ver a 12 apóstoles entre otras figuras.

¡Hasta la próxima desconexión!

domingo, 24 de noviembre de 2013

ERROR DE CONEXIÓN




Como cada mañana cojo el tren de cercanías, voy a trabajar. Es una bonita mañana, no tiene nada especial pero estoy de buen humor.
Me subo al tren, son cinco paradas hasta mi estación. Me pongo los auriculares y escucho la primera canción del día, vendrán muchas más.
Todo se oscurece, el día se torna noche en un segundo, salgo disparado de mi asiento y me encuentro desparramado en el suelo del vagón. Mi mano aún se aferra al móvil, no puedo verme las piernas, estoy bocabajo. Sé que parte del cuerpo de alguien ha caído sobre mí, pero es imposible saber quién es. Oigo como si estuviera bajo el agua, todo me retumba. No puedo sacar la mano izquierda de debajo de mi cuerpo. No sé qué hacer. Esta inmovilidad me está poniendo nervioso. Me cuesta respirar, sé que debo calmarme. Hiperventilo. Si sigo así me desmayaré. No quiero hacerlo, necesito dar a conocer que estoy aquí, que aún respiro.
No sé si tengo algo roto pero no siento dolor, sólo no puedo moverme. ¿Qué hago? ¿Qué ha pasado? La persona que me aprisiona no se mueve, no percibo nada en él o en ella. Eso me asusta aún más, y pido que no esté muerto.
Tengo mi móvil, sólo llamaré al 911 o a un amigo, o quizás a mi familia. No, a mi familia no. No quiero llamarlos desde aquí. Pero en realidad, no quiero hablar con un extraño.
Empiezo a tener sueño, no sé por qué me estoy durmiendo. Siento frío. No debe ser nada bueno. Necesito mandar un mensaje, llamar a alguien. No quiero dormirme, la oscuridad ahora me da miedo. No tengo cobertura,y tengo tanto sueño.
Este móvil me costó seiscientos euros, ¡¿Cómo es posible que no sirva?! Se me cierran los ojos y lo último que leo es “Conectando…”

Abro los ojos. Desorientado. Asustado. A mi alrededor tubos y pitidos que me recuerdan que estoy vivo. La policía está a mi lado, me preguntan, respondo lo poco que sé y lo mucho que recuerdo. Los sonidos retumbando en mi cabeza, el peso muerto sobre mi cuerpo, y sobre todo recuerdo mi miedo.
-          ¿Cómo me encontraron?
-          Cuando su familia se enteró del accidente llamó a emergencias, dijeron que su móvil, tenía GPS.
Se marchó, sin más. Me giré sobre un costado y lo cogí, ahora se podía leer… “Conectado”.

¡Hasta la próxima desconexión!

sábado, 26 de octubre de 2013

UN DÍA CUALQUIERA





Aquel día comenzó como cualquier otro. Tumbado sobre su costado izquierdo, se giró antes incluso, de que su móvil se iluminara y sonara aquella vieja canción, que había llegado a odiar.
Necesitaba cambiarla.
En treinta minutos estaba vestido, había desayunado y se disponía a ponerse en camino. Pero antes, debía revisar su correo personal. Durante la noche podía haber sucedido muchas cosas. También debía echar un ojo al correo del trabajo, sólo por si acaso. Además necesitaba con urgencia abrir su facebook, su twitter, su instagram, el perfil de su blog y el de su foro, revisar los periódicos y por supuesto, la agenda y las notificaciones y recordatorios para el día que avecinaba.
Cuando se dio cuenta, llevaba más de cuarenta minutos de retraso. Iba a perder el tren y lo peor de todo, la batería del teléfono ya iba por el cincuenta por ciento.
Cada vez se consumía antes, no podía explicarse por qué.
Salió corriendo. Por las escaleras se cruzó con varios vecinos, no los saludó. En fin, apenas los conocía.
En su trayecto a la estación revisó de nuevo los tweets más recientes y contestó un par de ellos. Sus amigos virtuales siempre estaban allí para escucharle, y si deseaba estar solo, con ignorar el móvil o silenciarlo, todo solucionado.
Llegó a la estación, compró el billete y casi voló para alcanzar el último vagón, antes de que el tren iniciara su marcha.
Un minuto, tal vez menos, tardó en descubrir que el teléfono móvil no estaba en su mano. Debió dejarlo caer antes de subir al tren. O tal vez en la taquilla.
De pronto en su cabeza surgieron miles de imágenes: tweets no contestados, recordatorios de citas que ya no recordaba, emails, actualizaciones de estado, el facebook…
Ni siquiera notó cuando su mano aferró el freno de emergencia del tren. Con el ímpetu de su corazón latiendo en sus sienes, abrió la puerta del vagón, sin reparar en que éste aún no se había detenido y saltó. La velocidad era mayor de lo que se apreciaba y cayó con fuerza contra el suelo, golpeándose la cabeza.
Todo se volvió negro, como si su batería se hubiera quedado a cero.
Aquel día nadie lo extrañó.

Hasta la próxima desconexión!! 

domingo, 9 de octubre de 2011

BARRERAS



"Corría escaleras arriba, desesperadamente, parecía no percibir que cuando llegara a la cima sólo tendría dos opciones, o dar la vuelta y regresar al mismo punto, o saltar al vacío"



La profesora dejó de leer, y preguntó a sus alumnos:


-¿Qué pensaís que nos quiere decir este párrafo?



Dos alumnos levantaron las manos.


- Que alguien perseguía al personaje principal e intentaba huir de él, pero no iba a tener demasiada suerte...



-Yo creo que es el anuncio de un suicidio. Para mí que es alguien desesperado que quiere salta.



La profesora miró a sus jóvenes alumnos y sonrió.



- ¿En qué lugar del texto se menciona a un perseguidor?


El segundo alumno sonreía, pensando que su conjetura había sido la acertada y se regocijaba en su victoria.


- ¿En qué lugar del libro se dice que la escalera sea tan álta como para suicidarse?



- ¿Y si os dijera que es un niño pequeño, que asciende las escaleras del portal de su casa, mientras juega, para saltar una y otra vez desde la más alta al suelo?



-La imaginación es algo precioso. Algo que no debéis perder jamás, pero hay que tener cuidado de no confundir la imaginación con las "barreras mentales". Pensamos que algo debe ser como creemos y no movemos un ápice de nuestra mente, para ver una nueva posible versión de los hechos.



No dejéis que vuestras "barreras mentales", os conduzcan por la vida como un caballo de feria. Con los ojos tapados a las posibles alternativas.



Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!



PD Hace mucho que no pasaba por mi propio blog imaginad lo que hace que no paso por el resto. Pero hoy me desperté pensando en lo que yo llamo "barreras mentales" y quise compartirlo.


Un saludo a todos.

domingo, 17 de abril de 2011

ÚNICA RESPUESTA



¿Cuándo lloraste por última vez?
¿Cuándo me has herido por última vez?

¿Cuándo limpiaste tus lágrimas por última vez?
¿Cuándo me hiciste llorar por última vez?

¿Cuándo has odiado por última vez?
¿Cuándo me has hecho odiarte por última vez?

¿Cuándo has reído por última vez?
¿Cuándo? Tal vez ahora.

¿Ahora?
Ahora, que te miro a los ojos y la ironía del momento desborda mis labios.

¿Por qué?
Porque acabo de descubrir que cuando alguien lo es todo para ti, todas tus respuestas se convierten en una sola. Es tan aterrador, y tan simple al mismo tiempo.

¿No lo ves? ¿No ves cómo sonrío? ¿Acaso no ves la ironía? Esta es mi respuesta a tus preguntas.

Hasta la próxima desconexión!!!

domingo, 16 de enero de 2011

16 DE ENERO


El mismo bar, distinta gente, cada año diferente.

Aquellas mesas redondas de manera, con sus sillas a juego, tan “al oeste”. Era el mismo bar, tenía su mismo encanto. Suelo de madera, barra de madera, todo un clásico, como lo que ocurriría esa noche, ¿cuántos 16 de enero habían pasado? ¿10? Posiblemente algo más.
Subió a la tarima, por supuesto también de madera, conocía hasta el crujir de cada una de las tablas.

Ajustar los detalles, el amplificador, el micrófono, las luces. El dueño del bar que lo mira, desde detrás de la barra, entre sonrisas cómplices, son muchos años, muchos 16 de enero. ¿Pero desde hace cuántos algo no va como siempre? Sabe muy bien desde cuándo y también qué es lo que falta.

Al lado de su taburete, hay otro exactamente igual, con otro micrófono... bueno, sólo el pie. Este año el micro no está, otro detalle que es diferente.
¿Qué habrá sido de ella? ¿Aún recordará esos momentos compartidos, sobre las tablas, esas letras que componían en los efímeros descansos? ¿Se acordará de las melodías que extraían de sus risas y sus penas?

Todo está listo.

Hace un pequeño guiño al camarero y como por arte de magia, esa que irradia la música, que es parte de ella, se apagan las luces y se enciende un único foco que le convierte en el protagonista de su propia vida inventada.
Siempre aquel sentimiento, aquella sensación de que sobre el escenario se crea un mundo aparte sólo para él.. (sólo para ellos)
Comienzan los primeros acordes. El corazón se acelera, la voz preparada, las memorias que se agolpan, la emoción contendida, y ... el primer verso que se escapa de su boca, como un lamento...
El sentimiento sigue ahí, intacto, pero algo solitario, algo triste, pues la segunda voz no lo sostiene, no lo ampara, la segunda voz (su segunda voz)

De pronto, un nuevo foco se enciende y tras la barra del bar, antes a oscuras, aparece nuevamente con su rostro iluminado no sólo por los focos, sino por esa alegría de volver a cantar aquella canción, la música tenía ese efecto en ella.
Avanza despacio entre las mesas hasta alcanzar su sitio, junto a él, creando su mundo exclusivo, alejados de todos, solos.

No ha perdido ni un poco de su encanto, su rostro no ha sufrido la más mínima variación, no pierde el ritmo, sigue siendo la armonía perfecta. Su garganta, sin embargo, parece que ha perdido fuelle pero la emoción suple a la técnica. Cómo no estar extasiado después de encontrarla de nuevo... después de...

Juntos avanzan por la letra como el que recuerda un bello sueño. La canción está llegando a su fin (y este año no quiere que acabe) El aniversario va a finalizar, el colofón... y ... ¡Aplausos!
Las luces a punto de encenderse, se gira mira hacia la izquierda y la sonrisa se le congela en la cara.
Ella está allí, tan frágil, tan pálida bajo aquel foco que la ilumina, tal vez demasiado, le dedica una última sonrisa, no sólo con sus labios, sino con sus ojos, que siempre fueron capaces de sonreír, y que tanto le gustaban.

Tras un breve instante, justo antes de encender las luces, se desvanece convirtiéndose en pequeños granos de arena, desplazados por el aire, como una pequeña tormenta del desierto, y el taburete queda de nuevo vacío, solo, triste, al igual que él. Vuelve el sentimiento de pérdida.

Ya no escucha los aplausos, no ve las caras de los clientes... Se acerca al taburete, posa su mano en el asiento y está cálido... pero aun así no hay nadie. Es hora de dejar de acudir a aquel bar, estaba a punto de cruzar la línea. Desde esa noche que desapareció sin dejar rastro, ...ya no podía aguantar más no saber nada de ella, eran demasiados años de espera, se estaba volviendo loco... aun la veía con 20 años, nada había cambiado, no dejaba que el tiempo pasara...

Se giró de nuevo, recogió las hojas con las letras de las canciones, que siempre preparaba por si olvidaba algo (otra mentira, en el fondo sabía que las llevaba por si ella regresaba a "su bar" y no era capaz de recordar las canciones) Pero de pronto, entre ellas, había una nueva canción, una que no había escrito él, una que nunca había visto, una.. firmada por ... y el título...

DON´T SAY GOODBYE


¿Es posible que los recuerdos sean egoístas, y que no estén de acuerdo con ser olvidados? ¿Es posible que nos golpeen cuando estamos desarmados y nos hagan caer de nuevo al abismo? ¿Es posible vivir entre recuerdos por más de 10 años?
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(La historia, en parte, está influenciada por las canciones que suenan en el reproductor, son de un grupo de Corea que se llama CN Blue, por si alguien está interesado)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 21 de noviembre de 2010

PEQUEÑAS HISTORIAS

Historia de una caída.

- Díganos como se siente.

- Todo has sido muy duro y repentino. Comenzaré desde el principio, si no le importa. Yo era parte de algo grande. Algo que todo el mundo se para a mirar y alababa. Se referían a mi como “precioso”. Todos estaban encantados conmigo. Poco después tuve una “caída”. Un única caída. Sólo una vez. Y mi mundo se desmoronó. Todos se sentía molestos en mi presencia, algunos hasta se ofendían. Les daba reparo tocarme, si lo hacían, era sólo con dos dedos, y miradas de asco en sus ojos. A veces, de hecho la mayoría, incluso me lanzaban lejos de donde estaban, con palabras de desprecio. No fue culpa mía. Algo no debió salir bien, era demasiado joven para acabar así. Ni siquiera me esperaba aquel “tropiezo”, pero pago las culpas de los que están por encima de mí. Ahora, no soy ni la sombra de lo que fui. No soy nada más que un deshecho del que librarse. Todo mi estatus se marchó por donde vino. Sin avisar.
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- Hasta aquí el relato del miserable “pelo” caído. Devolvemos la conexión.
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Una Historia De "Familia"

Hoy me la encontré. No sabía como mostrarme ante ella. Habíamos pasado por tantas etapas. Al principio, fue incómodo adaptarme a una completa desconocida. De la noche a la mañana mi padre me hizo saber que se casaba, nuevamente. No viví un melodrama. Era viudo y joven. Yo, casi no recordaba a mi madre. Me parecía bien.
Pero el asunto era que la mujer con la que se casaba traía “equipaje” y una chica de mi edad vino a vivir a casa con nosotros. Todo era nuevo para mí. Siempre habíamos sido dos hombres en casa. Ahora había dos mujeres más. No sabía tratar a la chicas en esa época. En ésta tampoco, pero eso es otro cantar.
Mi padre tuvo serías, largas y semanales charlas conmigo para intentar conseguir que la tratara primero como una amiga, luego como una hermana y finalmente, su meta, que me saliera natural llamarla de ese modo. Los meses fueron pasando y la cercanía hizo su trabajo. Empezamos a compenetrarnos bien, a cuidar el uno del otro. Se forjó una nueva familia. Tanto me esforcé en adecuarme a mi hermana, tanto empeño le puse, que sinceramente lo conseguimos.
Sé que ella también se esforzaba estaba en la misma situación que yo. Al llegar a casa un día y decirme: “hermano” creo que todo me cuadró por primera vez.
Pero la felicidad duró poco y tan embelesados estábamos consiguiendo querernos, que no nos dimos cuenta de que nuestros padres ya no lo hacían. Todo se fue como vino. De la noche al día. Volvía a vivir sólo con mi padre. Mi madre nuevamente no existía para mí. Y ahora tampoco tenía una hermana. Nunca pensé que, el hecho de no tener los mismos apellidos, pudiera acabar con aquella relación de una manera tan tajante. Meses atrás, intentaba quererla como si fuera mi hermana y sólo unos días después, no era NADA para mí. Mi cabeza lo sabía mi corazón, no. La sociedad es demasiado lógica, demasiado legalista. Todos mis amigos me comentaban que ella no era nadie, no era mi hermana, ni tampoco era ya, la hija de la mujer de mi padre, ahora ella era, nuevamente, una extraña.
Hoy me la crucé en la calle y la palabra “hermana” se me atragantó en la garganta, haciéndome daño. Había perdido ese derecho. A quién le importaban los derechos, las etiquetas, los nombres o los apellidos. La sangre no es la única manera de crear lazos. O eso me había dicho mi padre en alguna de aquellas charlas, pero ahora era el primero en retractarse de ello.
Nos obligan a querer cuando les conviene y a odiar cuando les viene bien. No quiero. No es justo. No es coherente, no es bueno. Ni tan siquiera, es humano manipular así el corazón. Odio que una ley niegue lo que mi corazón construyó.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, 24 de octubre de 2010

ALIGERANDO PENSAMIENTOS


Sentía su cabeza muy cargada. Le pesaba. Sí, era exactamente eso, le pesaba sobre los hombros, la sentía abarrotada de pensamientos que, en ese momento, no necesitaba. Tenía que escribir un discurso y así no podría hacerlo bien. Debía centrarse. Apartar de su mente todo lo que sobraba.
Palpó con la mano derecha su cuello, y encontró una pequeña cadena de oro. Tiró de ella hasta que apareció una pequeña llave del mismo metal. Sonrió al verla. Ahora podría lograrlo. Se acercó al llave a la cabeza, a la altura de la sien y la rodeó, hasta la parte de atrás. Allí insertó la llave en una cerradura oculta por el pelo, y abrió su cráneo.

Con la mano izquierda hurgó en su cerebro y fue extrayendo lo que no necesitaba. Las preocupaciones por la crisis, fuera. Los problemas familiares, fuera. El encuentro con el oponente, fuera. Aquellos niños de las noticias, fuera. La muerte por violencia de género, fuera. Los accidentes de tráfico, fuera. Las pateras, fuera. Las colas frente a la oficina del paro, fuera. Las camas en los pasillos del hospital, fuera... Y así pasaron diez largos minutos.

Ahora sentía su cabeza mucho más despejada, listo para comenzar la tarea. Sí, ahora podría hacer otro discurso vacío, lleno de palabras, y más palabras, distanciado de la realidad social. Lejos de aquellos pensamientos, que le hacían doler la cabeza.

Hasta la próxima desconexión!!!!!

martes, 12 de octubre de 2010

MOMENTOS PARA EL RECUERDO


Era una mañana tranquila. La clase de la facultad estaba prácticamente vacía. Era uno de esos día, en los que los estudiantes se ponían de acuerdo para no acudir a clase, con la excusa de una huelga. Sin embargo, una decena de alumnos habían acudido a aquella temprana clase. El aula era aun más fría de lo normal, no sólo por la temperatura, sino porque el color gris de los pupitres restaba calidez al ambiente.

La puerta se abrió y el profesor entró. Era un profesor experimentado, cerca de sesenta años, un poco calvo, al igual que su apellido, con perilla pulcramente recortada y canosa. Al conjunto le acompañaban una gafas de pasta color marrón, todo un clásico. Vestía traje oscuro y mocasines. Todo lo que se esperaba de un profesor de derecho. Revisó la clase a través de sus acristalada mirada, sonrió levemente, y se dispuso a impartir su “lección”. Aquellos estudiantes, aquellos que se saltaron las reglas de la multitud, los que perseguían algo más allá, que pasar las horas en la cafetería charlando, sobre lo mal que el mundo los trataba, presenciarían una clase en al principio, les parecería decepcionante, luego una ridiculez, más tarde les divertiría, después les haría pensar y al final, sería uno de los mayores recuerdos de su paso por la facultad.

-Señores alumnos... son ustedes muy pocos. Debido a ello no avanzaremos en la materia establecida en el plan de estudios (DECEPCIÓN) En lugar de eso, quiero que me hagan una redacción- los alumnos se miraron unos a otros sorprendidos- el tema de la redacción es...¿Cómo amaneció ayer? Quiero que me describan cómo amaneció ayer- Sin más explicación repartió unos folios, de papel reciclado y se sentó frente a sus alumnos a esperar el resultado. Los futuros abogados no podían creerlo, “para eso se habían levantado temprano” para hacer ... eso. (RIDÍCULO)

Sin más, y acostumbrados a obedecer a los profesores cuando algo así surgía, sin pararse a pensar el motivo de aquella extraña petición, cada uno de los alumnos puso lo mejor de sí en pasar aquella, inesperada prueba. Empezaron a inventarse algo curioso sobre el amanecer, aunque todos coincidían en que había amanecido por el este como siempre. Algunos incluso concluyeron que cuando entraron, el día anterior, a la facultada, aun no había amanecido por lo que no podía responder a su pregunta. El tiempo transcurría entre alegatos inventados y chistes sobre la redacción (DIVERSIÓN)

El profesor dio por concluido el ejercicio y recogió los escritos. Se divirtió mucho leyendo las primeras líneas de cada uno. Para concluir que ninguno, se había fijado en como amaneció el día anterior.

-Señores tienen una gran capacidad inventiva, eso no lo niego. Pero nadie ha descrito como amaneció ayer. La mayoría han descrito cómo amanece cualquier día. Yo preguntaba por el día de ayer. Ayer el sol amaneció completamente rojo- hubo un gran silencio en el aula- ¿Alguna vez se preguntaron cúal debe ser la cualidad fundamental de un abogado para ser un “buen abogado”? es la observación, la capacidad de sorprenderse de maravillarse con cada pequeña cosa del mundo. Deben maravillarse por un hermoso amanecer, por cómo florecen las hojas de los árboles, porque nunca es igual al día anterior. Si no tienen la capacidad para observar el mundo, cómo podrán aplicar las leyes a su sociedad. Cómo descubrirán si hay alguna injusticia. Cómo sentirán empatía por sus clientes. (PENSAMIENTO) La clase termina aquí. Disfruten del resto del día.

No fue una lección que pudiera evaluarse, no daba puntos extra, no entró en evaluación, no sería materia de examen, incluso, fue motivo de burla durante bastante tiempo, porque el profesor Calvo, había estado “desvariando” durante una clase entera (RECUERDO).
Pero con el paso de los años los alumnos, los cuales todos, se graduaron en su año, aun contaban esa anéctoda, ninguno de los diez que asistieron fueron capaces de olvidar aquella palabras, y aunque ninguno reconocía el efecto que les producía y lo ocultaban con bromas.. fue un momento para el recuerdo. Profesores que son capaces de tocar tu mente o tu corazón por un instante, dejando huellas imborrables.

PD Dedicado a todos los profesores que se han venido a la mente del lector al leer este relato.

Hasta la próxima desconexión!!!

domingo, 5 de septiembre de 2010

¿MARIONETAS?

El teatro estaba cerrado. Hacía tiempo que cada vez menos personas acudían a aquel hermoso lugar para distraerse de sus abarrotadas vidas. Era un teatro muy antiguo, de los primeros que abrieron en la ciudad, y el único de sus características que queda aun en pie aquellos días. No era un teatro como los demás, sino un teatro de marionetas. Algunas de ellas tenían más de 100 años de antigüedad. El propietario del teatro lo había asumido como una herencia familiar, que por momentos lo había enorgullecido, y por momentos agobiado hasta tal punto que no podía soportar tocar las “riendas” de aquellos muñecos carentes de vida, que estaban consumiendo la suya. No era su pasión, sino más bien una devoción al trabajo realizado por los que estaban antes que él. Pero aquella noche todo iba a cambiar, aunque él aun no lo sabía. Estaba haciendo su revisión nocturna, siguiendo las pequeñas rutinas de su vida, una tras otra, tras otra, tras otra, cada noche, cada día, cada semana, de cada mes, de cada año.

No sabía bien por qué, pero esa noche estaba tan cansado. Se sentó frente a la colección más antigua del teatro, la mayoría de aquellas marionetas ya no se utilizaban eran como las joyas del teatro, las joyas de la familia.
Sentado frente a ellas sabía que les debía su vida, ya que ellas le habían dado de comer todos aquellos años, y también las odiaba por ello. Cuando estaba apunto de levantarse para irse a casa (como siempre) le pareció ver algo raro. Se quedó mirandolas sin pestañear esperando confirmar lo que había ¿visto? O ¿imaginado? Entonces nuevamente lo vio. Una de las marionetas se movía sola. No podía ser. No era posible. Debía ser el cansancio. Debía ser... pero en aquel momento volvió a moverse. No sólo a moverse sino que se puso... ¡de pie!

Era una de las marionetas más antiguas, un viejo muñeco con cara de malo que siempre fue el villano de los cuentos para niños.
Se quedó mirando fijamente al dueño del teatro y moviendo lo que simulaba su boca emitió un susurro... no... no era un susurro... ¡estaba hablando!
No podía creer que alucinara así, pero entonces la marioneta llamó su atención..
-¡Eh! ¡Tú! Ven aquí. Necesito que me ayudes. Oye, ¿no me oyes? Estoy cansado de estar aquí ¿puedes ayudarme?
-¿Me lo dices a mí?
-Jovencito, ¿Ves a alguien más?
Era muy gracioso que una marioneta llamara a un señor de cincuenta años jovencito, pero teniendo en cuenta que podía tener el doble de aquella edad, suponía que a sus ojos podía serlo.
Se acercó. Lo cogió y lo colocó encima de la mesa apoyado contra uno de los libros de cuentos.
-Aun no puedo creerlo- hablaba para sí mismo, pero la marioneta contestó a su frase.
-Sí imagino que en vuestro mundo es difícil pensar que nosotras las marionetas tenemos algo que decir que sea distinto a lo que ponéis en nuestra boca o que queramos ir a un lugar distinto de aquél al que queráis llevarnos.
-Pero ¿por qué ahora? ¿por qué no te me mostraste antes?
-Me tomó mucho tiempo decidirme e ir contra lo que fue escrito para mí.
-¿A qué te refieres?
-Quiero acabar con mis días de marioneta- no entendía nada de lo que aquel muñeco articulado le estaba diciendo.
-Quiero cortar mis cuerdas- intentaba hacerse entender por aquel humano que lo miraba con los ojos desencajados por la sorpresa y la incredulidad. No le culpaba era todo un shock que una marioneta de 100 años se presente ante ti y pida una eutanasia, hasta él podía sentir lo irreal que era aquella situación.
-¡Pero estás loco! ¿Sabes lo que vales? No puedo hacer eso. ¿Además para qué? ¿Por qué?
-¿Por qué? Sabes lo que es estar más de cien años atado a los deseos de los demás, no pudiendo decidir, no pudiendo hablar, ni moverse fuera del escenario, esperando a que te toque la hora del retiro y entonces te amontonan en un rincón y te llenas de polvo, te empiezas a pudrir, tus cuerdas siguen ahí frenándote, pero no puedes hacer nada porque fuiste creado para eso, es tu finalidad, para lo que fuiste hecho. Es la prisión que uno mismo crea. Es la peor y la mejor prisión, una de la que no puedes escapar.

-Pero puedo volver a usarte si es lo que quieres. Puedo volver a subirte a un escenario-No sabía por qué pero la idea de cortas las cuerdas de aquella marioneta le ponía extremadamente nervioso.
-¿Volver al escenario? ¿Por qué querría volver al escenario? Para seguir siendo el “malo de la película” el bandido del oeste, el brujo del cuento... aquello para lo que fui creado y no puedo cambiar... ya me cansé de eso. Los límites que me impusieron, no me permiten acercarme a nadie. ¿Sabes lo que es estar enamorado de una bonita marioneta y no poder acercarse a ella, hacerle cosas atroces en ese escenario y luego no poder cruzar la distancia de dos estantes que nos separaba? ¿Sabes lo que es vivir tu vida conforme deciden los demás? No quiero volver a ese escenario donde todas las pautas están escritas. Solo quiero cortar mis cuerdas. Ayúdame.
-No puedo hacer eso. Eres una marioneta muy valiosa para el teatro.
-Pensé que podrías comprenderme. Pensé que serías el único que cortaría mis cuerdas, por eso me mostré ante ti. Pero veo que no hay diferencia...
Sí que podía entenderlo. ¿Acaso él no era una especie de marioneta que había vivido su vida conforme se le había marcado? Siguiendo las pautas preestablecidas desde que nació. Sin atreverse a cortar los lastres que le ataban de pies y manos.

Se levantó y fue a por las tijeras. No podía creer que fuera a destrozar una marioneta que valía miles de euros. Pero sin pensarlo colocó todas las cuerdas en la apertura de las tijeras y las cerró, cortando de una sola vez todas ellas. La marioneta cayó desplomada sobre la mesa, con la boca abierta...

Escuchó un fuerte golpe. Una vez. Dos. Tres. Alguien llamaba a la puerta, su cabeza no estaba muy despierta, ¿qué había pasado? Abrió los ojos. Su cabeza reposaba sobre la mesa de la sala de las marionetas, las tijeras sobre la mesa, pero la marioneta no estaba. No podía recordar muy bien cual de ellas había sido; era ese momento al despertar en el que no podemos ver claramente lo que hemos soñado.

Un sueño... eso era... como no se le había ocurrido antes... levantó la cabeza lentamente e intentó pensar con claridad... se había sentido muy cansado la noche anterior y se había dormido. Era una explicación mucho más plausible que las marionetas parlantes.. ahora se sentía un poco avergonzado por aquel sueño que lo había conmovido... No fue a abrir la puerta no le interesaba lo que querían venderle. Iba a irse a casa, ya era por la mañana. De pronto vio algo que le puso la piel de gallina...
La cruceta y las cuerdas de una marioneta estaban en el suelo... cortadas... pero la marioneta, aquella antigua marioneta, aquel villano de buen corazón, había desaparecido.

(Una semana más tarde) ...

Ese era el último espectáculo que iba a celebrarse en el teatro y así se anunciaba. Había sido toda una institución por lo que muchos quería despedirse de él. Estaba a rebosar... pero nadie conocía la obra que se representaría. Aquella noche el cartel de la obra se dio a conocer en el escenario...



TITULO: CUERDAS CORTADAS...
(Hoy todos los papeles de los cuentos serán invertidos, los villanos serán los buenos, sus verrugas no serán impedimento para encontrar la felicidad, sus ropajes negros serán ropas de fiesta, su malvada risa una risa sincera. Hoy los príncipes serán vengativos y las princesas cobardes.. hoy todas las marionetas son libres para crear su mundo por primera y última vez en este Teatro)

Después de la última representación cuando los aplausos cesaron tras muchos minutos de reconocimiento, el Teatro cerró sus puertas para no volverlas a abrir. Nadie supo dónde fue el propietario, pero esa representación se recordó por mucho tiempo.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

sábado, 14 de agosto de 2010

LAS LUCES DEL COCHE DE POLICÍA....


Las luces del coche de policía, daban un tono azulado a su blanquecino rostro. La habían cubierto con una especie de manta de plástico dorado, que procuraba, o al menos esa era su misión, hacerla entrar en calor.
Su mente hacía tiempo que se había alejado de aquel surrealista escenario. Su mirada fija al frente no veía nada. Sus manos aferradas a la “manta dorada” no tenían fuerza. Sus oídos registraban el sonido de alrededor, pero no conseguía que ninguno tuviera sentido para ella. Todo le retumbaba, dentro.
Frente a ella, una ambulancia se llevaba dos cadáveres. A uno lo conocía; no demasiado, ni estaba feliz por ello, y al otro no lo conoció hasta esa misma noche, y hubiese deseado no hacerlo jamás.
La policía necesitada una explicación para aquella situación, y para la sangre que manchaba sus manos y sus pantalones. Debía centrarse y pensar...

No sabía cómo había llegado a la comisaría, ni el tiempo que llevaba allí, pero ante ella apareció, como de la nada, un joven policía que pretendía aclarar aquella inexplicable noche...

Sobre las cuatro de la madrugada volvía a casa en taxi... el informe policial había reducido su fatídica noche a unas pocas palabras, sin emoción, como todos los informes policiales...

(INFORME POLICIAL)

La señorita X caminaba de vuelta a su casa tras el trabajo. Sintió que alguien la seguía, y después un hombre tiró de ella hacia una calle estrecha situada en ..... allí sacó un cuchillo e intentó forzarla a mantener una relación sexual. Ella se resistió. Después de ello, sintió como una tercera persona se acercaba corriendo y golpeaba en la cabeza al asaltante. Ambos hombres se enzarzaron en una pelea, resultando los dos heridos por arma blanca. Las heridas fueron mortales. La señorita intentó auxiliar al hombre que corrió a socorrerla pero no pudo hacer nada, habiéndose desangrado. La señorita X resultó, físicamente, ilesa.

....

Lo que pasó realmente... MÁS ALLÁ DEL INFORME POLICIAL.

Caminaba de regreso a casa, por la misma calle de siempre. Sentía aquellos pasos tras su espalda. Los de siempre. Aquella figura que llevaba años siguiéndola, la que la vigilaba desde lejos desde hacía más de dos años. Aquel acosador que la había obligado a mudarse en tres ocasiones, cambiar de trabajo numerosas veces, e incluso romper con sus últimos dos novios. Esos pasos que ya eran como la banda sonora de su vida. Estaba segura que si se giraba y sus ojos volvían a encontrarse le mostraría esa sonrisa... la que le ponía los pelos de punta... es sonrisa que le decía que él tenía el control, que no importaba donde se escondiera, podía volver a encontrarla.
Había decidido soportarlo, no era en sí una decisión, más bien era resignación... se había dado por vencida, sabía que él había ganado la batalla.
Cuando sintió el tirón de su brazo y que la arrastraban al callejón, casi no opuso resistencia, sabía que tarde o temprano llegaría el día en que no se conformaría con sólo mirar. Estaba mentalmente preparada para que eso pasara. Pero al encontrarse de frente con su asaltante, para su tremenda sorpresa... no era “él”. Otro hombre que nunca había visto “peleaba” con su camisa intentado arrancarla. Su mente se despejó por un momento. Aquello no era lo que tenía pensado, eso no podía ser. Se contempló a sí misma poniendo toda la resistencia que no había ofrecido hasta ahora. Le arañó, le escupió, le gritó, le pegó con los puños cerrados... pero entonces sacó aquel cuchillo y lo acercó a su garganta y toda su fuerza se convirtió en desesperación e impotencia. Fue entonces cuando volvió a oír aquel sonido que le era tan familiar, esos pasos, que la seguían allí donde iba.
“Su acosador” golpeó en la cabeza al asaltante. Pero éste envalentonado por el asalto y frustrado por la interrupción se revolvió como una serpiente y devolvió el ataque. Se enzarzaron y de pronto en la mano del acosador también había un cuchillo. Se lanzaron varios ataques y sufrieron más de un corte cada uno, el asaltante logró apuñalar en el estómago al acosador, pero no demasiado profundo, aunque sí lo suficiente para que el cuchillo quedara clavado y perder así su arma. El otro contrincante alargó su brazo todo lo que pudo y lanzó el ataque definitivo, alcanzando el cuello de su oponente y logrando que un torrente de sangre bañara la noche.
Calló de manera inmediata al suelo, haciendo un ruido similar al que hace un saco de patatas cuando lo sueltas desde determinada altura.
El acosador se apoyó contra la pared y se dejó caer lentamente... hasta estirar completamente las piernas. Ella se acercó con cuidado a los dos, sin poder aun comprender todo lo que había pasado. Mirando primero al muerto. Después giró la cabeza para ver a “su salvador” y se quedó como una estatua de piedra, al contemplar aquella sonrisa en su rostro. Otra vez todo su cuerpo se estremeció. Ahora ya no sólo era “su acosador” ahora era también “su salvador”. Con aquella sonrisa le estaba diciendo que más que nunca tenía su vida en sus manos y además se la debía, su control era absoluto.

En un momento de “loca lucidez” se acercó a él, y con su “expresión inexpresiva”, tocó su cara, acarició su pelo, descendió su mano hasta el pecho y de ahí al estómago. Puso su mano sobre el cuchillo aun clavado y lo hundió con toda sus fuerzas, con toda la energía que le quedaba, con la rabia, la desesperación y la frustración que había acumulado en esos dos años. También se sumó un nuevo sentimiento que al principio no reconoció... pero ahora que iba de camino a casa en el taxi supo lo que era... LIBERTAD, pura y absoluta liberación de su infierno.

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 5 de agosto de 2010

DE VUELTA


Si señores sé que lo he dejado abandonado y que soy una "dejada" pero estoy a dos días de coger vacaciones en el despacho y espero ponerme al día con el blog (el mio y el vuestro... más o menos jiji)

Volveré con relatos, no os asusteis.... (aunque seguirá habiendo frikadas, es que me puede... jiji) En un par de días el proximo relato... Asi que nos vemossssssssss.

Este video es para festejar el verano!!!!

Y esta canción es que me encanta!!