domingo, 17 de mayo de 2009

PAÑUELOS HÚMEDOS


Sus ojos estaban rojos e irritados. No había parado de llorar y lagrimear desde que se levantó en la mañana. Decenas de pañuelos de papel decoraban los estantes, los sillones la mesa de estudio, el baño. Podía decirse que era un complemento más de una absurda decoración. Su nariz moqueaba constantemente, no podía controlarse. Inclinaba su cabeza y miraba al techo solamente con objeto, de contener sus lágrimas y detener su nariz. ¡Dios! Le dolía todo el cuerpo. Su cabeza estaba abotargada y sus oídos parecían haber perdido su natural agudeza. No estaba sentada en un sillón, estaba derrumbada en él. Con las luces apagadas de la sala, se sentía morir.


¿Cómo era posible? Todo había pasado tan rápido. Hacía dos días vivía tan tranquila sumida en su rutina diaria y ahora estaba... así. Indefensa, incapaz. No deseaba ni tan siquiera levantarse para llamar por teléfono para encargar una pizza. ¿Comer? No gracias.
Y lo peor eran los ataques, cuando empezaba no podía parar. Quedaba exhausta. Sí.

Estos estornudos acabarían con ella. Cuando estornudaba por primera vez, ya no pararía hasta pasados cinco largos minutos. Parecía que su cabeza acabaría estallando.
¿Dónde demonios había cogido ese tremendo enfriamiento?


Hasta la proxima desconexión!!!!!!!

domingo, 10 de mayo de 2009

UNA SENTENCIA DE MUERTE


Todas las luces de las habitaciones estaban apagadas. La casa se sumía en una voluntaria y absoluta oscuridad. Solamente la llama de una única vela lanzaba extraños reflejos sobre las paredes del salón.
Extrañas sombras, con forma de demonio, como los que poblaban su mente aquella noche. Otra de las tantas noches, que aguardaba en silencio. Aferrando entre sus manos aquella prenda que él le había regalado al poco tiempo de conocerse. Aquella prenda que fue el primer gesto de amor que le brindó. La que le hizo albergar la esperanza de poder llegar a su frío y duro interior.

En aquel entonces aun no sabía que ese corazón en el que deseaba abrirse paso, sería el mismo que la obligara a pasar aquellas terribles e interminables noches en vela, esperándolo, confiando en su temido regreso.

Cada vez que debía partir sentía como la sangre se le quedaba congelada dentro de ella, estática. Porque cada vez que él salía a trabajar, algún otro no volvería a hacerlo nunca más. La aterraba tanto la posibilidad de cruzarse con la próxima víctima, conocerla, que fuera un típico padre de familia, con el que alguna vez, mantuviera una insignificante conversación en un ascensor, o en el mercado... Pero aún más la hacía sentirse enferma, casi como una moribunda, que fuera él quien no regresara, alguna de aquellas siniestras noches. La, siempre presente, posibilidad de no poder volver a abrazar su espalda llena de pequeñas cicatrices, de colocar sus manos sobre sus mejillas y mirarlo tiernamente a los ojos, esos ojos negros, como lo era su interior, en ocasiones. Esos ojos que la hacían estremecerse, cuando la miraban al volver a casa.

Estaba tardando demasiado. Ya debía estar de vuelta
-¿Estará herido? ¿Habrá muerto?
Eran las mismas preguntas de siempre, y el mismo silencio por respuesta.

-“Parece que ser hasta la mujer de un asesino tiene su propia rutina”- pensó.

En aquel momento, la puerta del salón se abrió sigilosamente, pero no entró nadie. Solamente una bala cruzó la estancia cortando el aire, hasta chocar, dolorosamente, contra su carne, a la altura de su estómago, introduciéndose en él, como las manos se introducen en un recipiente de agua caliente. Esa fue la sensación que tuvo, en aquel momento.
-“Así que es esto lo que se siente”- y cayó de rodillas al suelo.

Sentía que la vida se le agotaba con cada gota roja que escapada de su vientre, ensuciando el suelo.
Un extraño hombre se acercó a ella, y colocó su arma a la altura de su cabeza. Ella lo miró firmemente y sonrió. Pudo sentir la turbación del asesino.
-“No me preguntes por qué sonrío. Mañana, cuando volvamos a encontrarnos no tendré necesidad de decírtelo”Tras el estruendo de la detonación otra bala se incrustó en su cráneo.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!

domingo, 12 de abril de 2009

LA CEREMONIA


Caminaba en silencio, con la mirada baja, por la nave central de la Iglesia. Sus pies avanzaban sin vacilar hacia el altar, arrastrándose por el suelo de mármol. El silencio que respiraba ensordecía sus oídos. Podía sentir cada latido de su corazón reflejado en las convulsiones de sus sienes. Estaba tan nervioso que pensó que sus ojos, se nublaban por la tensión, hasta que descubrió, resbalando una lágrima hasta su barbilla, que se precipitó contra el suelo.

Se detuvo un momento, como si aquella gota cristalina, fuera un inmenso océano, que atravesar.

Levantó su rostro y divisó al Obispo aguardándole al final del camino. Aquel Obispo que lo había bautizado, él que le otorgó la primera comunión, él que lo había visto crecer. Y se obligó a avanzar por encima de su particular obstáculo .

Llegó al altar y se arrodilló frente a él. Le entregó la vela encendida que lo había acompañado en aquel camino y el clérigo le hizo las preguntas destinadas a sus votos, mientras ayudaban al ordenante a ponerse el hábito que estaba esperando por él.
Cuando lo posaron sobre su tembloroso cuerpo lo sintió rígido, extraño, opresor, pesado, tremendamente pesado, como si estuviera hecho con cemento, inflexible.
Sus rodillas se hundían en el suelo de la Iglesia, sus hombros se cernían sobre su propio pecho, aprisionando su respiración.

Comenzó de nuevo a llorar, pero esta vez no fue una única y escasa lágrima.

Levantó la vista al cielo de su templo y suplicó. Suplicó ver aparecer a aquella mujer que lo había arrastrado a este destino, y que ahora cruelmente lo alejaba de él.
El Obispo volvió a repetir, con voz llena de impaciencia, las preguntas que no encontraban respuestas.

El joven dejó caer su cabeza entre los hombros cediendo a la presión que aquel hábito ejercía sobre su cuerpo, su mente, y sobretodo sobre su corazón.

La ordenación había terminado.


Hasta la póxima desconexión!!!!!!!!!!!!

jueves, 9 de abril de 2009

UNA FRASE DE CINE



Como todos, los que me leéis, sabéis soy bastante aficionada al cine (aunque últimamente no encuentre tiempo para ir, tengo que solucionar eso...) de hecho cuando escribo mis relatos, los visualizo como pequeñas escenas cinematográficas. Otro de los motivos, por el que el cine es importante para mí, es porque es una fuente para encontrar frases o momentos, que muevan algo dentro de mí.

Anoche vi, In The Mood For Love, ("Deseando Amar" fue como se tradujo en España) es una película de Kar Wai Wong de 2002 (independientemente de que la recomiendo a todo aquel que tiene alguna consideración por el cine asiático, ésta es una película de calidad)

Al final de la misma se dice la siguiente frase (no os preocupéis, no conoceréis el final sólo por leerla):


ÉL RECUERDA AQUELLOS AÑOS COMO SI MIRARA A TRAVÉS DEL CRISTAL DE UNA VENTANA CUBIERTA DE POLVO. EL PASADO ES ALGO QUE PODEMOS RECORDAR PERO NO TOCAR Y TODO LO QUE SE RECUERDA ES BORROSO Y VAGO.


La transcribo aquí porque me pareció de las más bellas y verdaderas que he escuchado en bastante tiempo



(Estas dos canciones son parte de la banda sonora de la película)

Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!

viernes, 3 de abril de 2009

MORIR O RENACER (ELEFANTE)

QUE LES PARECE ALGO DE MÚSICA PARA TERMINAR LA SEMANA!

Espero que les guste (ya saben mi música, casi siempre, en español)

martes, 31 de marzo de 2009

EL TIEMPO ENTRE EL PERRO Y EL LOBO


Ya estaba anocheciendo (el tiempo entre el perro y el lobo) Había sido un día desapacible, el viento golpeaba los cristales, lamentándose.

Acababa de firmar la sentencia contra aquel violador. Aquel ser horrendo y miserable, que tenía a sus espaldas más de cuarenta violaciones. Algunas de sus víctimas habían sufrido su ataque en dos ocasiones diferentes, aquel siniestro engendro.

Se levantó de su silla de piel y se quitó la toga. A veces le gustaba tenerla puesta cuando cogía su pluma negra, para firmar sus resoluciones, éste era unos de esos momentos. La colgó en la percha de pie que tenía en una esquina del despacho, y dejó que su cola se desenroscara. Aquella cola fina y enérgica que terminaba en punta de flecha. Estiró todo su fibroso cuerpo, totalmente entumecido. Miró por encima de su hombro al escritorio y vio aquella tarjeta celeste sobre su portátil.

-Hay ocasiones en que los dos bandos estamos de acuerdo.

Y sonrió torciendo la comisura de sus labios, mientras rascaba su oreja con la punta de su cola.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!

sábado, 14 de marzo de 2009

CARTA: DIVAGANDO (VER LO INVISIBLE)


Nunca tuve la oportunidad de saber si me parecía a mi madre o a mi padre. No sé si mis ojos son azules, o marrones, si mi pelo es negro o rubio, o incluso si es largo, corto, o me he quedado calvo de forma prematura. Y no, no es que sea ciego, es que soy un hombre invisible. Y por tanto no conozco mis rasgos, ni mi apariencia física. Es más ni tan siquiera sé si estoy vestido. Imagino que no. Que necesidad tendría un hombre invisible de ir vestido.
Aun no sé como sobreviví todo este tiempo.

Nací de lo que diagnosticaron a mi madre como un parto psicológico. Sí claro, no se veía nada en las ecografías, debía ser todo cosa de su mente. Deseaba tener un bebé más que nada en el mundo.
Ella, sabía que algo crecía dentro de su vientre, que no era imaginario el amor que me tenía. Pero debía pelear contra todo. No acudió al hospital, después de aquello, y el parto, menos mal, sin complicaciones, tuvo lugar en el baño de casa.
Ella no podía verme, pero algo empujaba por salir de su interior, y una especie de vacío estaba rodeado de sangre, cuando todo aquello terminó.

No me pregunten, como me dio de mamar en aquella época, pues no guardo recuerdos tan tempranos, pero lo único que puedo suponer, es que tal vez los ojos de mi madre, fueran los únicos que pudieran vislumbrarme. Siempre supo cuando la espiaba, donde estaba, y si era el culpable de alguna travesura.

Sus amigos la miraban raro, e incluso algunos murmuraban a sus espaldas, pero a ella no parecía importarle. Nunca conocí a mi padre, pero aquello, no me importaba a mí, porque como se puede conocer a un hombre invisible, auque esta vez cuando digo invisble, no me refiero a mí, salí de la vida de mi madre poco después de creerla loca, con lo del embarazo.
Cuando ella me dejó, no demasiado tarde para mi gusto, fue cuando realmente me sentí invisible.
He visto muchas películas sobre mi “especial situación”, lo cierto es que la subida del precio de los cines es algo que no me afecta en absoluto, así que puedo aprovechar para disfrutar de una de mis grandes pasiones. Pero no nos desviemos del tema.
Como decía, he visto la versión que la gente “visible” tiene de la invisibilidad. Imaginan, que espiamos, sus intimidades, se creen que todos los invisibles somos unos “salidos”.
Digo todos, aunque no he conocido a ningún otro. Por desgracia entre nosotros tampoco podemos vernos, pero escuché rumores al respecto. Era un gran misterio saber si era único en mi especie o tenía algún compañero de fatigas, aun no lo puedo saber a ciencia cierta.
En fin, que es desconcertante, que en todas las películas se nos acuse de locos desalmados, que al ser invisibles nos creemos que no debemos responder por nuestros actos. A mí no me educaron así.
También debo decir que es muy molesto, que nos confundan con fantasmas, por favor, aun no he visto a ninguno, pero me han hecho de todo para exorcizarme. Brujas timadoras, curas parlanchines, iluminados, todos con su agua bendecida, ¿qué pretenden que me dé una gripe?, porque aparte de eso, no sé...

Sí, a veces confieso que hago travesuras. Una vez le limpié a mi vecina la cocina, y estuvo dos meses preguntando a toda su familia quien había conseguido arrancar la grasa de los quemadores, jaja. Bueno, no es una travesura muy grande, pero tened en cuenta que siempre que se os despareje un calcetín, o se os pierdan las tijeras, o incluso que el alambre del “Pan Bimbo” que habíais colocado sobre la mesa, desaparezca, es que me siento travieso, o aburrido, o sólo porque, ¿alguien alguna vez abrazó a un hombre invisible? ¿Alguno de ustedes, acarició mi mejilla? O tal vez ¿limpió mis lágrimas?
¿Pensaron en algún momento lo frío que se siente el mundo, cuando uno es el hombre invisible?


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!

miércoles, 4 de marzo de 2009

ROJO SOBRE NEGRO



Era el último. No había nadie más. Su linaje se extinguía. Su forma de pensar, de actuar, de luchar, todo estaba obsoleto. Al menos eso es lo que le decían día tras día. Estaba anclado en el pasado. Con quién podría ahora medir su valor, su coraje, su honor. Que honor le quedaba, siendo el último, siendo el solitario bastión que nadie admiraba ya. No le quedaba nada. Ni la lucha, ni el reconocimiento, ni la sabiduría lo había preparado para aquello. Un samurai. El último samurai. Un vestigio de lo que había sido una orden poderosa, valorada... Estaba realmente sólo, la vida había sido injusta con él. No le proporcionó la muerte valerosa que se deseaba. Ahora sólo le quedaba un camino. Sólo había una manera de conservar el honor y acabar con aquella existencia, que era más una "resistencia".


Estaba arrodillado frente a una pequeña mesa de madera, se sentó sobre sus propios pies, y rezó. Su kimono se ceñía a su cuerpo, era parte de él, lo había usado durante toda su vida, pocas veces se vio en la necesidad de usar otra ropa, y se sentía, como si su ser se quisiera salir de su cuerpo.


Levantó la vista al frente, la katana estaba colocada frente a él, amenazante, implacable, resuelta y brillante, como la luz que se encuentra al final del túnel o en el jardín donde las almas pasan el resto de su existencia. El arma, lo señalaba sin posibilidad de apelación. Su frío llegaría pronto a su cuerpo y aliviaría el calor que en sus entrañas se posaba cada mañana, al abrir los ojos a un nuevo día.


Este era el momento. Lentamente, casi como si disfrutara con ello, se acercó y sintió la afilada punta en su estómago. Aferró con ambas manos la empuñadura y vaciló el tiempo justo para que en su cabeza entraran las imágenes de su vida que quería llevarse con él allí donde fuera.


Y empujó! Sus ojos se abrieron y se acristalaron a medida que la sangre resbalaba por el filo de la Katana, empapando su usado kimono, y formando un charco de sangre a sus pies, se tornaron opacos.


Rojo sobre negro.


-Ah!!!!!!!!!!!!!! Socorro!!!!!!!!! Ayuda!!!!!!!!!!! Que venga alguien!!!!!!!! El paciente de la 209, se ha apuñalado!!! Que venga alguien!!!!!...


-¿Cómo es posible que consiguiera un cuchillo, en el ala psiquiátrica del hospital?


-Os dije que seguirle el juego con eso de ser el último samurai no era la mejor terapia.


-Cállate! No digas tonterías. De todas formas todo lo que intentamos no funcionó tampoco... Estaba convencido de que era el último samurai.


-A quién le importa... No tenía familia que lo reclame, ¿verdad?


-No. Nadie.


-Pues dejad de preocuparos. Tomemos un café antes de la última ronda. Que tanto olor a sangre me ha puesto el estómago del revés.


Hasta la proxima desconexión!!!!!!!!!

martes, 24 de febrero de 2009

EL ÚLTIMO TREN


"-Siempre me pasa lo mismo. Me doy cuenta de las cosas importantes, en el último momento, justo cuando casi no queda tiempo. Es como si estuviera corriendo durante todo el día, para llegar exhausta y sudada a la estación del tren y coger el último que sale en el día.

-Pero eso no importa.

-¿Qué?

-Que eso no importa. No importa si es el último o el primer tren del día, si al final te lleva a tu destino. Que importa si tienes que correr para cogerlo. Acabarás llegando de todos modos, ¿no?"


No recordaba donde había oído esto antes. Tal vez lo había leído, o era una escena de una película, puede que incluso, fuera un recuerdo de otra vida. Pero sin saber como, de repente, se coló en su mente, como las hojas de los árboles son atraídas por el viento, suavemente, sin apenas darse cuenta, hasta que ya estaba allí, sin dejar de martillar sus pensamientos.


Se levantó dejó una nota en el escritorio. Sabía lo que debía hacer. Tal vez era hora de desempolvar sus zapatillas de deporte, y salir corriendo.

Quién sabe, tal vez no era aun demasiado tarde y pudiera llegar a coger el último tren.



Hasta la próxima desconexión!!!!

domingo, 15 de febrero de 2009

MAL "HUMOR"





No sabía del todo como había ocurrido. Debió quedarse dormida. Lo único que recordaba era haber reposado su cabeza en el asiento y dejar que la música de Queen fluyera hasta sus oídos desde su reproductor.

Poco después había sentido una fuerte sacudida, que la despertó sobresaltada. En cuestión de segundos, perdió la noción del espacio, no sabía lo que estaba arriba y lo que estaba abajo, la izquierda y la derecha se alternaban en su mente, todo le daba vueltas. Su cuerpo chocaba contra los demás asientos, contra las ventanas, incluso contra los cuerpos de los demás pasajeros. El autobús estaba dando vueltas de campana. Y de pronto, todo se quedó a oscuras...


No sabía cuanto tiempo trascurrió desde que se desmayó, pero lo cierto es que se despertó y la pesadilla, no se esfumó.

El autobús reposaba boca abajo, en algún lugar de la carretera de vuelta a casa. Los cristales estaban por todas partes, habían saltado, al haberse aplastado el techo. Había cuerpos inertes por todas partes, no se oía ningún ruido, salvo el que ella misma producía. Sintió la inmensidad de la soledad, que la rodeaba.

Intentó moverse y descubrió que una de sus piernas estaba rota. El dolor al moverla fue tan intenso, que pensó que perdería el sentido de nuevo, pero logró rehacerse.

Miró a su alrededor y descubrió que el único lugar por el que podría salir de aquel amasijo de hierros era el cristal delantero. No sabía como pero debía llegar allí. Intentó deslizarse por el techo del autobús. Aparte de su pierna parecía que no tenía nada más roto.
Mientras se arrastraba sentía como se le clavaban los trozos de cristal en el cuerpo y abrían canales en su cuerpo de los que manaba su sangre. Hasta ese momento no se había fijado de lo oscura que puede ser la sangre, cuando fluye sin control, no sólo la suya, todo el interior del autobús estaba impregnado de ella, con su característico olor metálico.

De repente sintió la necesidad de oír algo más que su respiración y gritó:
-¿Hay alguien más...?- No sabía como acabar aquella pregunta. Se resistía a decir “con vida” porque eso le confirmaría lo realmente devastador que podía ser el escenario en el que se había sumergido, sin previo aviso.
-¿Hay alguien más despierto?- fue lo primero que se le vino a la cabeza.
-Aun puedo ser “políticamente correcta” hasta en situaciones así- pensaba que si bromeaba, podría superar mejor el hecho de no haber recibido respuesta a su "estudiada" pregunta. Además cuanto más hablara en voz alta menos sola se sentiría, atrapada entre los cuerpos.
Siguió intentando alcanzar el parabrisas delantero, pero con cada esfuerzo, sus energías se iban agotando, por el discurrir de su sangre. Si seguía perdiéndola a ese ritmo, ella misma empezaría a “dormirse” junto con los demás.
-No es el momento de dormirse- se decía a sí misma, mientras unas lágrimas escapan de sus ojos asustados.
-No quiero llorar, de verdad que no, pero es que las lágrimas caen solas- hablaba consigo misma sin pretenderlo, sin tan siquiera advertirlo.


Tras unos minutos angustiosos, que le parecieron días, llegó a la altura del conductor, tan inerte y sin conversación como todos los demás.

Hubiera querido poner sus dedos en el cuello del conductor y comprobar que estaba vivo, tal como apareciera en las series de televisión, pero una vez más temió confirmar sus sospechas, además ella nunca supo tomar las pulsaciones.


Su ánimo se desvanecía por momentos. ¿Qué haría? ¿Cómo iba a salir de allí? La perdida de sangre ya era realmente preocupante y sus efectos empezaban a pasalre factura, su cabeza se estaba nublando. Dentro de poco se desplomaría sin remedio.
-¿Pero por qué justo hoy? Hoy tenía que llegar temprano a casa era el último capítulo de mi serie favorita, ¿sabes? Y me quedaré sin saber el desenlace. Aaahhhh!!!!!!!!!!!!!! Ja ja ja ja. ¿No te parece gracioso? ¿Eh? ¿No te lo parece?-Bromear siempre había sido su defensa ante aquello que no podía controlar, trivializar lo que era importante, para que nadie supiera lo que realmente pensaba.

-Incluso ahora soy fiel a mi misma ¿no? No hay mejor manera de... y se dejó caer a la espera de lo inevitable.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!

domingo, 8 de febrero de 2009

MIEDO (A UN FUTURO CON ELLOS)



Iba a escribir una nueva historia, de hecho la tenía preparada, pero anoche cuando volvía a casa junto con dos de mis hermanos, pude ser testigo de un hecho, que me dejó conmocionada y quería relatarlo aquí.
Os pongo en situación: Tres y media de la madrugada. Caminamos por la acera del lado derecho de una calle medianamente iluminada de Málaga. Está algo solitaria, pero al final de la misma podemos ver un coche parado, pero con el motor en marcha, dos chicos jóvenes están dentro. Fuera en la misma cera por la que caminamos nosotros, están dos chavales más, otro se encuentra parado frente al coche, dándole la espalda, y hay una chica en la cera de enfrente. Todos hablan bastante alto y parece que se lo pasan bien.
Tal como nos vamos acercando a ellos podemos ver que el coche retrocede y luego cambia de nuevo de sentido, el chico sigue parado en la carretera de espaldas al vehículo, cuando de repente lo atropella!!! Sí, lo atropella, no iba a demasiada velocidad, pero sí la suficiente para que se le saliera incluso uno de sus zapatos. El sonido, al chocar el cuerpo del muchacho contra el capó y el parabrisas del coche, fue espeluznante, más aun cuando nosotros no nos lo esperábamos. Sentimos que el corazón se nos salía por la garganta. Pero lo más aterrador fue lo que pasó después. EL sonido de sus risas en el aire de la noche, nos dejó sin palabras. Mi hermana y yo cruzamos nuestras miradas un segundo, sin que pudiéramos ver en los ojos de la otra una posible explicación a lo que habíamos visto.
El chico estaba bien aunque cojeaba, un poco. Después, como si toda la escena no hubiera sido de por sí tan surrealista como escalofriante, pudimos comprobar que la muchacha que se encontraba en la otra acera esta grabando el incidente. No me lo preguntéis como me sentí porque aun hoy no puedo explicarlo. Lo mejor fue el comentario que “escupió” alguno de los implicados, no sabría cuál.
-¿Lo has puesto en modo noche? No me digas. ¿Lo repetimos?
¡Madre mía! Pero.... No podía salir de mi asombro. Tras esto giramos en la esquina y no pudimos ver si volvía a pasar o no
.

No sé que es peor, si que el conductor no pensara por un momento las consecuencias de que algo saliera mal y matara a uno de sus “amigos”. Si puede estar alguien tan necesitado de atención que se coloca libremente delante de un coche para hacer algo así. O el hecho de que los demás estuvieran disfrutando con ello, mientras lo grababan seguramente para colgarlo en Internet.
¿Se puede ser más inconsciente? Es una sensación de incomprensión e incredulidad que no sé que hacer con ella, nunca había visto algo tan majadero y aberrante en persona.Con perdón, pero ¿no deben recibir como poco el adjetivo de “lerdos”? Están tan vacíos de todo ¿qué les da igual lo que les pase? Todos hemos pasado por la adolescencia y la edad de las locuras, pero ese menosprecio hacia la integridad física..., nunca podré entenderlo. Me da miedo y me frustra que esos niños mañana serán el futuro y si sienten ese desprecio por si mismos, ¿qué podrán sentir por los demás? ¿Qué podemos esperar de ellos?


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

martes, 3 de febrero de 2009

EN POCAS PALABRAS




En su cuaderno de tapas marrones guardaba lo que él llamaba sus pequeñas sentencias. La manera de vivir la vida, según las grandes verdades.

Para cada ocasión tenía una norma, para cada momento una reflexión.

La primera vez que me adentré en su cuaderno, leí algunas de las frases que marcaron mi vida desde aquel preciso instante. Algunas como:


" Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito."
"Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa."
"Cuando el dinero habla, la verdad calla."
"Cuando se apunta la Luna, el tonto se queda mirando el dedo."
"El corazón jamás habla, pero hay que escucharlo para entender."
"El árbol más fuerte y frondoso vive de lo que tiene debajo."
"El que ha desplazado la montaña es el que comenzó por quitar las pequeñas piedras."
"El sabio no dice lo que sabe y el necio no sabe lo que dice."
"El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, más luego se clarifica."
"Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos."
"Hay que subir la montaña como viejo para llegar como joven."
"Jamás busques la respuesta en los lugares que no existen."
"La inocencia de un ratón puede mover un elefante."
"La lengua resiste porque es blanda; los dientes se quiebran porque son duros."
"La medicina sólo puede curar las enfermedades curables."
"La primera vez es una gracia, la segunda vez es una regla."
"La tontería se sitúa siempre en primera fila para ser vista. La inteligencia, por el contrario, se sitúa detrás para observar."
"Las buenas fuentes se conocen en las grandes sequías; los buenos amigos, en las épocas desgraciadas."
"Los bellos caminos no llevan lejos."
"Más vale una cucharada de suerte que un barril de sabiduría."
"Me lo contaron y lo olvidé. Lo ví y lo entendí. Lo hice y lo aprendí."
"Nada falta en los funerales de los ricos, salvo alguien que sienta su muerte."
"Nada sienta mejor al cuerpo que el crecimiento del espíritu"
"No satisfagáis jamás hasta la saciedad vuestros deseos; así os proporcionaréis placeres nuevos."
"Quien cede el paso se ensancha el camino."
"Quien pisa con suavidad va lejos."
"Si haces planes para un año, siembra arroz. Si los haces para dos lustros, planta árboles. Si los haces para toda la vida, educa a una persona."
"Si un problema tiene solución, no hace falta preocuparse. Si no tiene solución, preocuparse no sirve de nada."
"Un copo de nieve nunca cae en el lugar equivocado."
"Un hombre tiene la edad de la mujer a la que ama."
"Un viaje de diez mil kilómetros empieza por un solo paso."
"No puedes guiar el viento, pero puedes cambiar la dirección de tus velas."
"Nadie se baña dos veces en el mismo río, pues siempre es otro río y otra persona."
"Cuando llegues a la última página, cierra el libro."


Recuerdo que la última frase que me dijo, cuando ya no podía mantener su figura erguida, no estaba escrita: "Morir sin perecer, es presencia eterna."

Aun puedo sentir su presencia junto a mí, cuando abro este cuaderno, de páginas ya amarillas, puedo volver a los tiempos en que me enseñaba el verdadero significado de todo aquello, en lo que basaba sus acciones. Aun puedo verlo sentado frente a mí, como un maestro severo, dándome lecciones de vida.

Su espíritu me guía en el camino a seguir, y cuando dudo y tengo miedo, y no encuentro la reflexión acertada, cierro mis ojos y respiro hondo, calmo mi respiración, como él me enseño, y espero la decisión que me marca el viento. Porque no todo esta escrito, sino que aun está por escribir, y siempre habrá una brisa nueva, que arrastre unas pocas palabras, que lleguén a los corazones sedientos.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!

domingo, 18 de enero de 2009

EL COLOR DE LA MÚSICA




Las notas se filtraban por debajo de la puerta, por las ventanas, por todos los resquicios de aquella sala.
Los pasos que se oían acercarse a la entrada, eran apresurados, exigentes, altaneros y seguros.
El pantalón de su traje negro se ceñía a su escueta cintura, y su camisa blanca dejaba deducir su cuerpo de arpa. Su corbata se bamboleaba de un lado a otro de su pecho, mientras se apremiaba para descubrir qué pianista tocaba tan insolentemente el concierto para piano de J.S Bach.

Abrió la puerta lateral y la descubrió. Concentrada, su espalda recta, su expresión ensimismada, sus manos ágiles, volaban de una tecla a otra dando vida a las notas impresas de la partitura.
Se quedó paralizado, le resultaba imposible desligar sus ojos de ella. Su mente quedó atrapada en los acordes. Sus piernas temblorosas le hicieron caer sobre uno de los asientos del público.

Si cerraba los ojos podía... sentir. Era como si, la pianista hubiese estado en la mente del compositor, cuando compuso la obra, y supiera exactamente lo que había querido reflejar con su música.

Se dibujaban escenas, se llenaba de color su interior, sentimientos floreciendo en su mente. Todo ello salía rebosante directo desde sus manos a su cabeza.
No supo cuanto tiempo estuvo en aquella paz, en aquel sentir, pero de repente el mundo de fantasía terminó.

No podía pensar. Él era director, un consagrado director de orquesta, su prestigio era reconocido en todos los rincones del mundo, había visto y dirigido a los grandes músicos de su generación, pero ella, era... aunque sonara ridículo

-Mágica... (dijo en voz alta, y no parecía su voz)

Volvió a abrir sus ojos, y descubrió que todo el concierto había sido interpretado de memoria, puesto que las partituras estaban

-¡Cerradas! (volvió a escuchar esa voz que salía de su garganta, pero no reconocía como propia)

Fue cuando se percató, que la joven pianista se levantaba de su taburete, tambaleante, en busca de su bastón. Aquella preciosa artista era
-¡Ciega!La vio alejarse en la penumbra, y abandonar la sala, sin darle a conocer su presencia. Tras oír el sonido sordo de la puerta al cerrarse tras ella, fue cuando comenzaron los aplausos...
Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!!!!!

jueves, 8 de enero de 2009

LA LIBERTAD DE LA MARIPOSA






“Se me fue la musa. Se me escapó volando. Intenté aferrarla, obligarla a trabajar para mí. Le coloqué cadenas, y la sostuve con fuerza en mi mano apretada, contra mi pecho. Le grité, la amenacé, la hostigue, hasta que dejó de resistirse, hasta que creí vencer. Aflojé mi mano, donde la secuestraba de la libertad, y no había nada...
No quedaba nada en mi mano derecha, sólo la marca de mi desesperación.
Ahora tengo miedo de abrir mi mano izquierda, y que tampoco quede nada dentro de ella, y que sólo esté repleta de vacío”.

-Tal vez debas abrir tu mano, para que nuevamente pueda entrar algo bueno en ella, y sostenerlo, en lugar de retenerlo, susurrarle en lugar de gritarle, hablarle, explicarle y no amenazarle. Puede que debas aflojar tu mano y concederle la libertad de abandonarte o de quedarse. Nunca se debe apretar con fuerza la mano en que se posa la mariposa.


Hasta la próxima desconexión!!!!!!!!!!!!!